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ALLISON


¿En serio? ¿Dijo que quería hablar conmigo y me hace una pregunta así? Por el amor de Dios.

—Connor, sea lo que sea, suéltalo antes de que te pierdas en tus propios pensamientos —pedí, metiendo el libro de Matemáticas dentro de la taquilla.

—De acuerdo —se veía nervioso. ¿Por qué se veía nervioso?—. Supe que... eh...

—¿Supiste el qué? —elevé una ceja.

—Hoy en la mañana... estabas... Dios —tomé una bocanada de aire—. Supe que te encontrabas en una delicada condición. ¿Puedo saber por qué?

Tragué en seco.

—¿Quieres hablar de mis problemas? Creí que hablaríamos sobre la sesión de hoy en la tarde.

—No, bueno sí, pero eso luego. ¿Puedes responder?

—¿Por qué quieres saberlo?

—Quiero... ayudarte de alguna manera; me importas y mucho. No te lo tomes a mal, por favor. No quiero herirte más de lo que ya estás.

—No estoy herida y no tienes que tratarme de una manera que demuestre específicamente que me tienes lástima —rugí—. Y si no te lo dije, es porque no quise hacerlo. No tienes por qué enterarte de mi vida.

—Y ya estás a la defensiva de nuevo, qué dicha.

—¡No estoy a la defensiva! ¡Simplemente no quiero que te enteres que mi padre se casará con otra mujer!

Automáticamente golpeé mi frente con la mano. Tendría que encontrar algún tutorial por Internet que me explicara cómo cerrar la boca en sus debidos momentos.

—Así que es eso...

—No hablaré del tema —interferí con lo que sea que estuviera pensando en ese instante.

—Quiero intentar ayudar, All.

—No quiero tu ayuda. Tengo suficiente con la de mis hermanos y la de Warren.

—Por favor.

—No.

—Anda.

—Basta.

—Muy bien —murmuró. ¿Se rendía tan fácil? Vaya—. Sobre la tutoría de hoy, se cancela.

—¿Qué? —puse los ojos.

—Sí. Se cancela. En su lugar, haremos otra cosa. Algo más... productivo.

—¿Más productivo que el estudio? —fruncí el ceño, tratando de adivinar en mi mente qué diablos era el concepto de productivo para Connor. Abrí los ojos como platos al entender una teoría.

—No literalmente, All —se rió al ver mi expresión—. No es lo que piensas.

—¿Entonces, qué es?

—Lo averiguarás cuando vengas; a la misma hora que acordamos.

—¡Al menos dame una pista! —sonreí, ansiosa.

Él comenzó a alejarse de mí, de espaldas.

—¡Connor! —protesté.

—¡Sólo diré que será una noche mágica!

Y se fue, dando media vuelta y corriendo a su clase, dejándome con una intriga impresionante. ¿Qué podía ser lo que planeaba? ¿Qué quería decir con será una noche mágica?

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora