ALLISON
A mis oídos llegó el ritmo de una canción. No, no una canción cualquiera: una lenta, romántica.
Me sorprendí mucho cuando mi tutor me extendió la mano para que la cogiera.
—¿Qué? ¿No podemos bailar un lento? —arqueó su ceja.
—Pies izquierdos, ¿recuerdas? —Señalé mis pies— Esto es muy diferente a bailar música típica de discotecas.
—Dije que haríamos juntos el ridículo. Vamos.
Exhalé una larga bocanada de aire y tomé su mano. El roce nuestro ya me parecía familiar, cariñoso y se sentía demasiado bien para poder ser real.
Me guio hasta el centro de la pista de baile y cuando estuvimos allí, simplemente colocó su mano en mi cintura y la otra en mi mano.
Nos movimos al compás, siendo una pieza única de dos personas; con mis manos entrelazadas detrás de su cuello.
Y esto, era lindo. ¿Qué importaba lo que Sienna, o lo que las trillizas equis pensaran de Connor y yo estando juntos? ¿Qué interesaba que creyeran que le pertenecía? Porque, verdaderamente, yo era la única que conocía la verdad: su corazón me pertenecía a mí —o algo así dada nuestra situación—.
Parecía que todo estaba funcionando bien para ser la noche del baile. Y eso era demasiado grave para mí entre cualquier otra persona de la institución o de la ciudad entera.
Nuestras miradas se fusionaron al encontrarse. Por una vez, creí que ya me había perdido totalmente a mí misma y mi juicio.
Connor se inclinó. Yo me acerqué. Y estábamos a punto de besarnos frente a todo el colegio en el bale de invierno, pero para estas alturas nada importaba ya.
A punto de encontrar sus labios, algo pasó: un enorme escalofrío recorrió mi columna vertebral. Tardé medio segundo en darme cuenta que en realidad era líquido helado bajando por mi espalda.
Me volteé de forma fugaz, separándome de Connor casi por instinto, y con la bebida fría persistente en la espalda me encontré con una Roxie sonriente.
—¿Qué parte —se adelantó un paso— de no te acerques a Connor no has captado, cariño?
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Yo no fui
Teen FictionAllison Donnovan es conocida por causar problemas desde que es pequeña. Teniendo cinco años hizo explotar el microondas de su cocina. A los ocho años, incendió el baño de su casa. A la edad de diez, hizo que toda su ropa cayera por el desagüe de su...