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Nos dignamos a salir todos del depósito después de quince minutos más de charla y explicaciones que nos merecíamos con mi hermano. Mason y Trisha se veían tan... No mentiré: se veían como antes de divorciarse, quitando de lado los problemas y peleas que mantenían con frecuencia. Ahora se los notaba mejor; muchísimo más radiantes, con ánimos de intentarlo una segunda vez.

Y puede que funcione, o no, quién sabe. La euforia que sentía dentro de mí misma era demasiada como para detenerme a pensar en los "y si...", y en las consecuencias de esto; sean malas o buenas.

Connor se limitó a entrelazar sus dedos con los míos cuando salimos del local; y pude sentir la mirada de Coop en nuestras manos unidas desde atrás.

—¿Me puedes explicar cómo es que se enteraron? —susurré.

Él negó con la cabeza.

—¿Nunca has dicho lo que pensabas sin darte cuenta?

Alcé las cejas, mirándolo incrédula.

—¿Me lo preguntas a mí? —respondí, obvia.

—Exacto, creo que lo comprendes perfectamente —se rio—. Yo sólo... No sé, se me salió supongo. Estaba demasiado centrado en el romance secreto de tus padres que comencé a creer que nos parecíamos un poco; y ahí lo tienes. Todavía recuerdo la expresión de tu hermano.

Me carcajeé, consciente de que él nos seguía desde atrás y podía oírnos.

—Te quiere golpear —musité, totalmente segura.

—Yo no lo dudo.

Volteé mi cabeza sobre el hombro para echarle una mirada. Sí, efectivamente estaba apretando los puños a los lados de su cuerpo, y su rostro se contraía del enfado de vernos tan juntos como nadie hubiese creído con anterioridad.

—Oye —dijo, volviéndome a su rostro—, ¿hablaste con Warren después de lo del baile?

—Uhm —bufé—, no. No tuve la oportunidad, no es lo mismo llamarlo o enviarle un texto. Necesito... —estornudé— necesito que esté frente a mí.

—Si me pides la opinión personal... conociendo tu desprecio hacia Wetherby, nunca pensé que él estaría con ella en el baile como acompañante. ¿Siquiera te lo comentó?

—Nop —negué con la cabeza, llegando hasta el coche de mi hermano. Me enfrenté a él—. Y me extraña, se supone que es mi hermano hijo de otra madre desde que tengo memoria.

—Tienes todo el derecho de estar enojada con él.

—Lo sé. La ira llegará cuando lo amenace con castrarlo si no me explica qué demonios pasó.

Sonrió.

Y sé que, por su postura erguida y confiada, estaba a punto de besarme. Iba a dejar que lo hiciera, porque también quería besarlo, pero mis padres nuevamente comprometidos y mi hermano mayor celoso y completamente sacado de sí —aunque no lo demostrara— llegaron hasta nuestro encuentro.

—Llevaré a Trish a casa —dijo mi papá—. ¿Vienes con nosotros, Allie?

Por todo lo que quisiera ir con mis dos padres y poder ver cómo se amaban entre sí en un corto trayecto hacia la casa de mi madre, no podía simplemente dejar a Connor y a Cooper en un coche, solos. Simplemente sabía lo que sucedería si lo hacía, y prefería ahorrarme las molestias de curarle las heridas futuras a alguno de ambos... O a ambos, básicamente.

—Cooper me llevará a la casa de Warren —dije, de improvisto—. Y Connor me acompañará.

La cara de los dos chicos era un poema. Ninguno había previsto que dijera eso, pero ya qué. Tenía que acabar con esto de una vez.

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora