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CONNOR


Me dio tristeza haberle dicho a Allison semejante spoiler, pero no tenía otra opción. Me había comprometido con el profesor Morris en que la ayudaría a pasar, aun si eso requería herirle sus raros sentimientos de fangirl.

Sin embargo me dio ternura cuando, después de volver del baño, la encontré con la mejilla pegada a la hoja del libro y un hilo de baba cayendo de sus labios entreabiertos.

Sonreír ante la escena me fue involuntario.

Me acerqué con cuidado hasta ella, tratando de hacer la menor cantidad de sonido posible, y no vacilé dos veces para cuando la tomé en mis brazos. En cualquier otra situación habría despertado y reprendido al estudiante, pero... Bueno, era All.

Pasé mi brazo por detrás de sus rodillas y el otro lo dejé en su espalda. ¿Cómo es posible que una chica de su tamaño pudiera volverme tan... loco y estúpido? Porque era verdad, ella sacaba esas emociones en todos los que la rodeaban. En buen o mal sentido, como sea, siempre lo hacía.

Y además estaba buena, no podía evitar ese insignificante detalle.

Con el pie pateé la silla hacia su lugar mientras me dirigía a la habitación de Allison. Con ella en brazos me sentía tan... despreocupado. Hasta incluso se sentía agradable.

Justo cuando iba por la mitad del camino, Allie jadeó. O gimió, o lo que fuese que haya sido ese sonido tan... comprometedor.

Luego de su jadeo-gemido-sonido no identificado, se apretó más contra mi pecho.

Mierda. ¿Qué estaba soñando?

No quería sonar egocéntrico, pero estaba muy seguro de que yo tenía que ver con eso. Así que sonreí por inercia.

Me las apañé para entrar a su dormitorio con las manos que no tenía libres, y luego cerré la puerta detrás de nosotros. La acosté en su cama, tomé la manta de ositos que estaba a los pies de esta y la cubrí con ella. Hasta creo que con cariño.

¿Qué diablos me estaba pasando? ¿Por qué de repente he querido hacer esto por ella, cuando simplemente podía haber sido un alumno más?

No me supe contestar. No sabía qué demonios sentir al respecto, por consecuencia.

Cuando estaba llegando a su cuello con la manta, mi mano rozó su rostro. Me detuve.

Ella respiraba tan profundamente que parecía hermosa. Más que de costumbre, en realidad. Y sabía que no tenía que tener esa clase de pensamientos; pero era demasiado egoísta para hacerlos a un lado. Me gustaba pensar en ella como una mujer preciosa. Eso es todo; y no creo que alguna vez compartiera ese secreto tan abiertamente más que conmigo mismo.

Acaricié su mejilla. Fue un reflejo, o al menos eso quise hacerme creer.

Me incliné hasta su altura. Si la besaba ahora...

No. No podía besarla; no todavía. Quería que si eso llegaba a pasar, por alguna razón futura, ella lo recordara. Y que me correspondiera estando consciente; si es que me correspondía.

Besarla ahora sería una actitud de cobarde. Y yo no era así.

Sin embargo, ¿por qué pensaba en darle un beso? No entiendo cómo es que siempre pierdo mi auto control cuando estoy con ella en una misma habitación.

Allison tiene algo... Algo que atrae a las personas. No sé qué es, y tampoco sé si quiero saberlo. Lo único de lo que tengo conciencia es que a mí ya me atrapó.

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora