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CONNOR


—¡¿QUÉ DIABLOS?! —masculló la voz de uno de los hermanos de All.

Automáticamente me puse de pie de mi lugar.

Lo reconozco, estuve escuchando la conversación-discusión-debate sobre mí que mantenían Wade y All en la sala de abajo.

Y por eso fue que su hermano me encontró agachado como un entrometido fisgón en las escaleras.

—¡¿Qué carajos haces tú aquí?! —me gritó de nuevo.

—Nada —mentí.

—¡¿Cómo que nada?! ¡Tú no deberías...!

—¡Cooper! —Llamó la voz de Allison, subiendo los escalones con demasiada rapidez— ¡Cállate, por el amor de todo lo bueno!

Maldición, estaba desesperada. Desesperada por cubrir mi estadía en su casa esta noche.

Y joder, podía ser tremendo egoísta y no considerar las emociones que estaba sintiendo ella ahora mismo, pero se veía demasiado bien vistiendo esa camiseta enorme y esos pequeños shorts debajo de ella de tal modo que quedaran escondidos.

Esas piernas eran un infierno.

En cualquier momento se me pararía, sí.

—Allison Marguerite Donnovan, explícame ahora mismo qué re carajos está haciendo este imbécil aquí —sentenció su hermano.

¿Marguerite? ¿En serio?

Me obligué a reprimir la risa.

—Esto... Agh —cerró los ojos con fuerza, supongo que para concentrarse—. Warren, Connor, vuelvan a la habitación —entonces notó cómo Wes y yo comenzábamos a protestar, por lo cual se apresuró a añadir—; serán pocos minutos. Lo prometo. Cooper, vamos a hablar. 

Yo no fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora