Yo no fui

57

ALLISON

Me quedé mirando la puerta que acababa de azotar mi mejor amigo como una boba. ¿Qué le ocurría a este? Bueno, quizá le molestó que haya decidido darle asilo a mi tutor por una maldita noche, pero él no podía juzgarme esta vez. ¿Pretendía que lo dejara fuera? Estaba mal de la cabeza si creía que así sería.

De todas formas, ¿qué fue lo que me había impulsado a hacer eso? ¿Por qué había decidido ayudar al mujeriego más conocido de la escuela, y que además era mi tutor al que en un principio había despreciado? Y sí, en pasado porque la verdad ya no estoy segura de que me desagrade tanto como se suponía.

Encontré a Connor mirando mis piernas antes de que pudiera preguntarle cualquier cosa.

—Vuelve a Tierra —le aplaudí en la cara—. Y deja de mirarme.

Parpadeó y subió su mirada a mis ojos.

—Lo lamento —sonrió—, pero tú, básicamente, eres demasiado digna de admirar.

Entreabrí los labios ante sus palabras. Esperaba algo más sarcástico, algo más... estúpido de su parte, pero nunca pensé que contestaría con algo totalmente diferente. Y sobre todo, afectuoso.

—Cállate y túmbate en el suelo. Quiero irme a dormir.

—Allie —se rio—, recién son las siete de la noche. ¿Ni siquiera cenarás?

Maldición. ¿Siete de la noche? Es demasiado temprano para cualquier ser humano con cordura.

—No. No quiero cenar. Además, ¿dónde has estado en toda la tarde?

—¿Por qué preguntas? ¿Me echabas de menos? —sonrió con picardía. Luego, se tomó un momento para volver a la seriedad—. Tienes que comer, All.

—¿Ahora te crees Christian Grey? —arqueé una ceja, a punto de estallar a risotadas.

—Él y yo nos parecemos bastante. En cualquier sentido —rio también—.Y, para responder a tu pregunta curiosa, anduve por ahí. Necesitaba calmarme luego del espectáculo que brindó mi madre cuando discutí con ella al marcharte.

Hice una mueca. Luego, retomé parte de la conversación:

—No, no en todos: él haría cualquier cosa por Ana.

—¿Crees que no haría cualquier cosa por alguien? Te puedo poner ejemplos de lo que haría por una chica —comentó.

Maldición. Bien, ¿qué podía perder?

—Anda, empieza a enumerar —animé, sentándome en la cama con las piernas cruzadas.

—Veamos —se sentó frente a mí y tomó aire—: la haría reír. Compartiría mis gustos literarios con ella, haríamos bromas sobre eso, la dejaría hablar y escucharía lo que tiene que decirme; incluso si es para insultarme. Le regalaría una noche de maratón de películas que no ha visto todavía, Harry Potter por ejemplo, le ofrecería ir al baile de invierno que es en tres semanas; y la apreciaría mientras duerme tan pacífica y preciosa como suele hacerlo. Dormiría con ella sólo para brindarle mi calor en el invierno, dormiría con ella sólo para sentir cómo nuestros corazones laten en un mismo sitio. Escribiría sobre ella, todo lo que quisiera. Le enseñaría cosas; tanto en el ámbito escolar como fuera de éste. All, haría todo eso por una chica; y no una normal, sino una que ya... Que ya me tiene a sus pies.

Sentía que la sangre se me iba a la cara, y no era para nada por cólera. Era... ¿Qué es lo que era?

Connor dijo todo lo que haría por una mujer, pero la cosa es... Que él ya había hecho todo eso, o la mayoría, conmigo. Excepto lo del baile de invierno, pero...

—Allison —interrumpió—, ¿quieres ir al baile de invierno conmigo?

Mierda.