Tenía una tristeza inmensa mientras me obligaba a simular escuchar lo que decía el profesor Morris. Mi móvil tendría que tener un funeral respetable y ya me hacía mal pensar en ello. Cuando el timbre sonó, me apresuré a recoger mis cosas para encontrar a Warren y decirle de la muerte de Peeta. Sí, nombré a mi teléfono como el personaje de Los Juegos del Hambre, ¿y qué?
—Señorita Donnovan, no se vaya aún —pidió el profesor—. Tenemos que hablar sobre su falta de aporte en clase, sus calificaciones... entre muchas otras cosas más si desea pasar de año.
Bufé en silencio. No voy a negarlo, era un asco en el colegio. Y lo peor de todo es que no hacía nada para remediar esa situación, tenía cosas más importantes que hacer; como llevar la mala suerte encima a cada sitio que fuera.
—¿Qué sucede con mis calificaciones, profesor?
Okey, estaba siendo estúpida. Yo sabía que iba de mal en peor en todas las clases.
—Me temo que tendrá que hacer tareas extras si no tiene intenciones de recursar el año.
—¿Cómo? ¿Pintar aulas que no se usan, por ejemplo?
—No, señorita Donnovan —oía la impaciencia en su voz y eso me hizo reír interiormente—. Sabe a lo que me refiero. Me tomé el tiempo de organizar una ficha con las investigaciones que debe realizar para mi asignatura, para dentro de un mes.
Mi boca se abrió en forma de O. ¿Un mes? Y por lo que veía, la ficha era bastante extensa. ¿Cuántas investigaciones quería que hiciera este tipo? ¿Cincuenta? ¿Para dentro de treinta días?
—No se preocupe —añadió el hombre, mirándome por sobre sus gafas—, tendrá ayuda.
—¿Qué tipo de ayuda?
—Un tutor, dado que sabiendo cómo es usted en clase de seguro no podrá completarlo a tiempo.
No dejé que su comentario me afectara. Yo era capaz de hacer muchas cosas, pero éste viejo no sabía cuáles porque no entraba en lo escolar.
—¿Quién?
—El señor Connor Adams.
No evité soltar una gran carcajada de foca con retraso mental.
—¿Connor? ¿Mi tutor?
—Sí, señorita Donnovan. Yo nunca bromeo, menos con los tutores.
—¿Y qué pasa si no quiero la tutela?
Definitivamente no quería a Connor rondando a mi alrededor con el título de mi propio tutor, muy a pesar de que me costara hacerme una imagen de él haciendo eso. Siempre pensé que en su cabeza había sólo algodón, chicas y sexo, pero al parecer estaba equivocada. Si Morris decía que Connor era un candidato para la tutela, entonces tendría que creerme el cuento.
Nunca pensé que Connor supiera algo de Biología. De hecho, nunca pensé que supiera nada en realidad.
—Pues entonces —respondió Morris—, será un placer volverla a tener el año próximo.
No tenía escapatoria. Tendría que aceptar, no quería retrasar mi graduación más de lo que esperaba. Connor tendría que ser mi tutor, lo quiera o no.
—Bien —afirmé, de mala gana—, lo haré.
Morris, complacido de mi respuesta, me tendió la ficha y rápidamente salí del aula. Comencé a examinarla de reojo, pero la verdad es que no le prestaba ni la más mínima atención.
Al llegar a mi casillero, lo abrí y la dejé dentro.
—Hey —dijo la voz de Warren a mi lado.
ESTÁS LEYENDO
Yo no fui
Teen FictionAllison Donnovan es conocida por causar problemas desde que es pequeña. Teniendo cinco años hizo explotar el microondas de su cocina. A los ocho años, incendió el baño de su casa. A la edad de diez, hizo que toda su ropa cayera por el desagüe de su...