CONNOR
—No me jodas —Jake farfulló por el teléfono, ubicado en el asiento del copiloto en altavoz.
—No te jodo.
—¿Te has vuelto loco? ¿Ir al baile?
—No. Sólo tomé la decisión de hacerlo.
—¿Con quién?
No contesté.
Esa fue suficiente respuesta para él.
—Oh. La desgraciada.
—No la llames así, joder, tiene un nombre.
—Hermano, esa chica te tiene en la palma de su mano. Ella te lo pidió, ¿verdad? Y sabiendo que era sábado de cervezas y putas en lo de Peter, tú te vas.
—No me lo pidió ella. Yo quise ir.
—Mira, Connor, no quedas mejor admitiendo que fuiste tú. Por favor hombre, considéralo. ¡Cervezas y putas! ¿Quién se lo perdería? Además, Peter anduvo presumiendo que tiene un juego nuevo.
—En este momento, Jake, estoy conduciendo hasta la casa de All. Un poco tarde, ¿no crees?
—Pega la vuelta.
—Ya estacioné.
—Arranca de nuevo.
—Estoy por tocar el timbre —mentí.
—Sal corriendo.
—Su madre me acaba de abrir.
—Dile que te dio diarrea.
Me reí.
—Jake, ya no puedes detenerme. Pasa la noche de cervezas y putas con alguien más. Roxie, Trixie y Lexie irán, ¿no?
—Sólo Rox y Trix. Lex dijo que ya tenía planes.
No quise preguntar.
—Pásala bien —sugerí.
—No es lo mismo sin ti, hombre. Anda, ¿al menos puedes...?
—No.
—Bien. Lo intenté. Además, no me agradas cuando ya vas en serio con tus decisiones. Te pones todo mandón, inflexible y fastidioso. Prefiero al Connor divertido.
—Todo el mundo prefiere al Connor divertido —Y por ende, el Connor irresponsable e inmaduro. Rodé los ojos—. Nos vemos otro día.
—Seguro. Adiós.
Finalicé la llamada antes de que él pudiera hacerlo. Suspiré, relajé los músculos y bajé del coche de Jayden. A paso decidido me acerqué hasta la casa de Trisha, donde Allison comenzaba a pasar su fin de semana.
Toqué timbre y sólo pude limitarme a esperar.
Y entonces dentro se oyó cómo algo de cristal se rompía en pedazos. Y seguido a eso, obviamente, la maldición tan familiar de mi chica.
Entonces Trisha abrió la puerta de un tirón.
—Hola, Connor —sonrió.
—¿Cómo estás, Trisha?
—Yo bien; pero no diría lo mismo de Allie. Pasa, pasa.
Se hizo a un lado para cederme el paso. No vacilé antes de dirigirme a la cocina.
Y entonces la encontré. La encontré contra el mostrador, de espaldas a mí, tomándose el rostro entre las manos. A su lado, en el suelo, se exhibía la colección de cristales del vaso que había roto.
—¿All?
Noté cómo se tensaba. Sólo yo pude hacerlo, conocía ése músculo en la espalda que hacía un movimiento muy leve cuando estaba nerviosa y se endurecía como piedra.
—¿Estás... bien?
—Sí —su voz salió en un hilo, por lo que se aclaró la garganta y volvió a contestar—. Sí.
—Yo los dejaré solos. Cuando quieran irse... Me avisan —comentó su madre. Luego, se marchó.
Aproveché el momento para acercarme más a ella, evitando el cristal partido, y la tomé de la mano. Traté de girarla, pero parecía plantada en su lugar de tal modo que no cooperaba.
—Va en serio —susurré—: ¿ocurre algo?
—No creo que pueda hacer esto.
—¿Por qué no?
—Es un presentimiento.
—Dime qué sientes.
—Que no funcionará. Habrá algo... algo que cagará la noche, perdóname.
—¿Ahora eres vidente? —Arqueé una ceja— No sabes qué pasará. Sólo seremos nosotros dos, divirtiéndonos en un baile escolar. ¿Qué hay de malo en eso?
—Yo no...
—Escucha —entonces la obligué a que se enfrentara a mí. La tomé de las mejillas, acunándolas, y me acerqué lo suficiente a su rostro como besarla de una simple inclinación—: esperé este momento por mucho tiempo. Te lo pedí hace semanas, y te tardaste el mismo tiempo en contestarme. ¿Me dejarás plantado? No sería algo lindo, en mi opinión. All, vamos a ese baile. Será una noche bonita, bromearemos y nos reiremos de las malas canciones que el DJ pase.
Ella comenzó a negar con la cabeza mientras mantenía sus párpados sellados.
Entonces, para fortalecer mi argumento, agregué:
—Además, no habrá Barbies rondando a nuestro alrededor. Las Dowell se quedarán en casa de Peter. Me han invitado también, pero rechacé la oferta por ir contigo al baile.
Abrió los ojos y me miró.
Guau. Qué ojos, de verdad. Ese maquillaje la favorecía muchísimo.
—¿De verdad? ¿Tú has... has hecho eso por mí?
—Haría muchas cosas por ti que no te imaginas.
Eso pareció ser el cierre de la discusión, porque en el momento posterior yo ya me encontraba besándola como si me perteneciera.
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Yo no fui
Teen FictionAllison Donnovan es conocida por causar problemas desde que es pequeña. Teniendo cinco años hizo explotar el microondas de su cocina. A los ocho años, incendió el baño de su casa. A la edad de diez, hizo que toda su ropa cayera por el desagüe de su...