A peaceful place

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Sirius se había tomado el tiempo de sostener a Theodora en sus brazos en plena madrugada. Respiró profundo y la acurrucó en su pecho mientras acariciaba su pequeña cabeza con un cuidado extraordinario. Estaba pensando en todo lo sucedido esa noche, en Peter, en su pequeño juicio que tendría lugar en la tarde, en que todo estaba sucediendo muy rápido. Pensó en las palabras de Dumbledore y en su imperativo llamado a entrar a Grimmauld Place y rescatar aquel fulano relicario, aquel por el cual Regulus había dado su vida.

Theodora soltó un pequeño bostezo y Sirius sonrió enternecido colocandole en uno de los cojines en sus piernas.

- Eres un bodoque muy flojo - dijo con suavidad y ella le miró para luego soltar una risita - Podría quedarme contigo pero, Hermione dice que no eres una mascota. Pero, si me lo preguntas, yo se que eres una pequeña y apestosa ser humano.

El pelinegro suspiró y acarició la pequeña nariz de la bebe quien cerró sus ojos y pareció comenzar a quedarse dormida.

- Tener hijos no es que sea mi meta en la vida Theo, no se nada acerca de críos. No tuve el mejor ejemplo - dijo con un tono mas bajo y que pareció triste - Creo que estaría encantado de cambiar de lugar contigo y que Emmeline estuviese viva, mis padres no valen el aire que respiran. Pero gracias a Merlín no entiendes nada de esto.

Hermione que había escuchado la voz de Sirius se levantó de la cama y caminó hasta la sala, sentándose a su lado adormilada y recostándose en su hombro.

- Mione, estas muy cansada. Deberías ir a la cama - dijo con suavidad pero ella soltó un largo suspiro y se acurrucó junto a él.

- No estas en la cama tampoco. Peco en elevar tu ego pero, no puedo dormir sabiendo que estás aqui.

La sonrisa del pelinegro no fue para nada arrogante y se dio el lujo de besar su frente mientras ella suspiraba nuevamente.

- Odio tener que entregar a Theo. ¿Que pasará si sus abuelos no la quieren?

- Pues, le pediremos a Dumbledore que se quedará con nosotros, Sirius - Hermione abrió sus ojos y se acomodó para verle - ya veremos como solucionar todo.

- ¿Estas segura? Quiero decir, tu dijiste...

- ¿A quien mas tendría? Además, se ve que te has encariñado con ella. Quizás no seamos buenos padres pero estoy segura que no faltarán mimos en esta casa - sonrió cansada - Pero, debes prometerme que si sus abuelos son buenas personas, deberás dejarla ir.

- Dejarla ir - repitió él soltando un suspiro - Suena como si fuese una decisión tan sencilla.

- No lo es, pero, creo que aferrarnos a las cosas solo lo hace mas difícil de lo que parece.

Sirius se giró hacia ella y suspiró con el ceño fruncido.

- Nadie te pide que dejes ir a las personas, Mione. Yo nunca te dejaría ir - el pelinegro vio la expresión sorprendida de Hermione y un brillo en sus ojos que le hizo soltar un suspiro - A veces me pregunto, ¿que tan diferente pudo ser mi vida si no hubieses aparecido?

- No debes pensar en eso ya - pidió ella y Sirius frunció el ceño.

- Nunca te he contado acerca del día que dejé Grimmauld Place - dijo mientras acomodaba a Theodora a un lado sobre los cojines.

- No necesitas hacerlo, Sirius.

- Debo hacerlo - insistió - Siempre preguntas cosas, tratas de sacarme información y yo, te la niego a propósito. Detesto la mirada que tienen algunas personas para mi. Como si haber dejado Grimmauld Place fuese lo peor que pudiera haber hecho, o como si esperasen que en cualquier momento los traicione.

- Pero James y Remus...

- Ellos son muy buenos, Mione. Igual que Lily, incluso el tonto de Peter. Pero...nadie sabe lo terrible que era estar en esa maldita casa - suspiró y le tomó la mano - Nunca me faltaron lujos y mi madre, Walburga ella no siempre fue tan detestable, de hecho, si hago algo de memoria, podría haber sido una madre ejemplar quitando el hecho de que solo podía sentirse orgullosa de mi siendo lo que esperaba que fuera - Sirius le miraba y la castaña noto que sus ojos parecían mas oscuros, como si el recuerdo de aquellos días le corrompiera el alma - Orion por otro lado, casi nunca estaba en casa y cuando eso sucedía, quería enseñarme como le habían educado a él. Creo, que mientras era solo un crío, no entendía del todo, pero mi tío Alphard siempre pareció diferente, menos frío y mas amable. Comprendí que lo que le hacían a los elfos era cruel y despiadado, luego comenzaron a castigarme por desobedecer y sobretodo por no ser como ellos deseaban. Andrómeda me llevó con ella a su habitación una noche luego de que me castigasen sin cenar, tenía unos siete años, había guardado galletas y leche para mi debajo de su cama. Me pidió que fingiese ser parte de la familia, solo hasta que lograra ser lo suficientemente mayor para dejarlos - Hermione le miró sorprendida y soltó un suspiro preocupado - No lo entendí hasta que entré a Hogwarts, hasta que vi que de cualquier forma no era parte de ellos y nunca lo sería. Así que luego de mi primer año en el colegio, me dediqué a llevarles la contraria, no por capricho sino por obligación Mione. Intentaron castigarme e incluso torturarme, así que usé lo que me enseñaron contra ellos, es por eso que se usar magia sin varita y que solo tengo esa pequeña cicatriz hecha por Walburga y no algo peor. Se lo que es soportar un Cruciatus gracias a Orion y Abraxas, incluso se mucha magia mas oscura de la que tu podrías imaginar, es por eso que mientras mas me alejo de ellos, mas libre me siento.

Esta vez, Hermione se abalanzó sobre él y le abrazó con fuerza. Sirius se quedó estático, sorprendido de aquel gesto, sin embargo supo que no era lástima, ni mucho menos quería componer aquello que todos parecían ver roto en él. La castaña se aferraba a él, así que Sirius decidió corresponderle. Cada uno había tomado decisiones complejas, difíciles. Unas que me habían alejado de sus propias familias pero que al final, les habían otorgado un sin fín de posibilidades.

Sirius había encontrado un lugar pacífico para estar. Un lugar donde podía quedarse toda la vida si lo deseaba. Uno lugar de ojos castaños y piel suave, de corazón amable y orgulloso, sobretodo un lugar en cual era bien recibido.

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora