Enemies

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- ¿Que le colocas a las tostadas?

Sirius que leía el diario levantó su mirada y sonrió sin decir nada.

- Sirius, no seas idiota - pidió ella y tomó otra tostada.

- Es un secreto, Granger. Si te lo digo tendría que matarte luego - le guiñó y ella bufó - Si sigues así mañana saldrás rodando por la puerta.

- James tiene razón, son adictivas. No son como las tostadas francesas - analizó mientras que Sirius dejaba a un lado El Profeta y prestaba completa atención - y no es canela, lo sabría.

- Si logras adivinar, haré algo que quieras. Cualquier cosa - tentó y aunque Sirius tenía otra idea en su cabeza Hermione pareció animada.

- ¿Cualquier cosa?

- Lo que sea, giratiempos. Lo que sea.

- ¿Lo que sea? - Hermione alzó una ceja y Sirius pareció mas emocionado.

- No me desnudo en la calle y tampoco beso chicos. Lo hice una vez y fue algo incómodo que se empalmara - contó y Hermione soltó a reír - ¡Eso! Ríete, pero no es gracioso Mione.

- Pues realmente lo es - afirmó - Desearía que Harry escuchara todas tus historias, que conociera a este Sirius.

- Lo conocerá - suspiró - Entonces, ¿estás dentro? Será divertido.

- Muy divertido.

Sirius se inclinó y le miró con una sonrisa calculadora, Hermione tomó otra tostada y pareció pensativa.

- Puede ser...no lo se, ¿jengibre y cardamomo?

La sonrisa de Sirius pasó a ser una mueca algo torcida y luego se cruzó de brazos.

- ¿Algo que deba saber? - preguntó ofendido y ella se encogió de hombros.

- Eres un poco arrogante, sabía que me retarías y bueno, no por nada soy buena en clases. Se prestar atención. Te he visto cuando las preparas pero tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo.

Si alguien le hubiese dicho a Sirius que Hermione iría un paso adelante de él, se habría reído pero ahora le miraba orgulloso mientras ella comía otra tostada.

- A ver Mione, ¿que deseas? Soy todo oídos.

- Quiero que me dejes ayudar en la Orden - pidió y Sirius exhaló - No quiero que digas que no se puede, Black. Eres quien dice que no hay imposibles.

- Pero debes entender que si un Mortífago te atrapa corres peligro, sin contar que Lily y James me matarían, ¿nunca has visto a Lily cabreada? Pues yo si y no quiero verla de nuevo.

- Te lo pido, si sigo aquí mientras todos hacen algo seguiré sintiendome inútil - dijo ya con tono cansado - Se defenderme, lo viste.

- Merlín, se que eres buena. Pero no puedo arriesgarme a...bueno, debo negarme. Lo siento Hermione.

- Sirius - ella le miraba suplicante y Sirius comenzaba a descubrir que observarle muy seguido, le hacía muy mal. Difícil que pudiera negarle algo.

- No, Granger. Dije que no - Sirius recogió los platos y se levantó sin decir mas.

- Sirius, se defenferme y puedo ayudarlos. Mucho mas que estando aquí. Puedo seguir a Peter, no me reconocería y sería mas sencillo - propuso pero Sirius solo intentaba ignorarla.

- No, ya he hablado Hermione Granger. La respuesta sigue siendo no - el ojigris le miró. Con el uniforme puesto la castaña admitía que se veía maduro, imponente y sobretodo hacía resaltar sus ojos grises que en ese instante le gritaban una rotunda negativa.

- Sirius, consideralo. Te lo pido. No es justo que mientras arriesgas tu cuello yo esté aquí.

- Lo que no es justo es que lleves desde los once años enfrentando cosas a las que no deberías haberte enfrentado con mi futuro ahijado - espetó con una madurez que Hermione no esperaba - por mas divertido que parezca enfrentarse a un Troll o rescatar una piedra, siguen siendo cosas que nadie a su edad debería pasar. Ni quedar petrificado, mucho menos arriesgar el cuello por salvar a un convicto, ni enfrentar Mortífagos con solo quince años en el departamento de misterios. Debo agregar que ya tuviste tu cuota de dementes para una vida y no me complace la idea de que te topes con mi prima de nuevo. Así que si debo amarrarte, lo haré Hermione no me tientes.

- Black - gruñó Hermione y Sirius alzó una ceja.

- Que miedo Granger, de espanto. Luego de vivir en la casita del horror con Walburga ya nada me asusta. Ni siquiera esa mirada - le guiñó - No quiero ponerte en peligro, es mi deber.

- No soy tu hija - reclamó y Sirius negó.

- ¡Gracias a Merlín! Te habría desheredado de inmediato - le pinchó - Pero, si eres mi esposa y es mi deber como tu esposo cuidar de ti y velar por tu bienestar.

- Pero...pero...¡fue una boda falsa! - reclamó mientras Sirius caminaba hacia el sofá y tomaba su bolso.

- Rompes mi corazón, Mione. Pensé que me amabas. Iré a matar mi pena con una clase de  desaparición estratégica, ¡divino! - se burló y ella resopló.

Ella le siguió hasta la puerta y Sirius antes de salir hizo un hechizo de despistaje a su ropa para luego mirarle con detenimiento.

- Conociéndote harás lo que te venga en gana, así que te propongo algo. Cuando me asignen misiones solo, puedes venir conmigo.

- ¡¿En serio?! - pareció animada y él sonrió.

- En serio. Solo...que se quede como un secreto. Así te mantendré vigilada. A veces hay misiones sumamente aburridas y se que te defiendes bien. Prefiero ponerte el ojo a saber que harás quiensabequé por ahí - Hermione le abrazó y Sirius pareció aturdido durante unos segundos - Ya, ya. Me desgastas, giratiempos. Toma tu bolsa y vamos, no quiero que llegues tarde.

- ¿Desde cuando tan responsable? 

- No lo se, me lo has contagiado - le guiñó.













Había algo raro esa mañana y es que Peter había llegado al atrio de la academia de aurores y James hablaba con él. Lily por su parte parecía callada así que Sirius decidió apresurar su paso.

- Mira quien está aquí, ¿a que debemos tu visita Petey? - le revolvió el cabello y este sonrió nervioso.

- Es que...hace semanas que...no me asignan...ya saben...misiones - dijo hacia Sirius algo nervioso. James le dio una de esas miradas que entendía perfectamente.

- Bueno Pete, debes entender que a veces a nuestro jefe le gusta mandarnos de vacaciones, aunque no te pierdes de mucho. El día no ha estado para nada soleado últimamente - le tranquilizó el pelinegro.

- También siento...como si me siguieran - susurró.

- Bueno, ¿quieres que me quede contigo esta semana? - preguntó Sirius y James se sorprendió que Peter negara de inmediato, sin pensarlo.

- No...no hace falta. De cualquier forma pueden ser solo cosas mías.

El sonido de una campana los llamaba a ingresar. Lily besó su mejilla para despedirse, James le dio una palmada en la espalda y Sirius le tomó de los hombros mirándole.

- Somos amigos Pete, si sientes que estás en problemas haznoslo saber, ¿bien Colagusano?

Pero Peter no le miró, solo asintió y sonrió débilmente para luego irse a paso apresurado.

- Me parece que tenemos al enemigo en casa, solo que aún parece que no está del todo perdido.

Lily sintió que las palabras de Sirius eran duras, pero James las tomó como una declaración de guerra, una que nadie sabía quien ganaría al final.


Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora