Mientras Hermione dormía tranquilamente en la cama, Sirius aún permanecía despierto observando de lejos aquel relicario con el símbolo de Slytherin por el cual Regulus se había sacrificado. ¿Walburga u Orion irían a delatarlo con los Mortífagos? Un miedo latente le recorría el cuerpo y por primera vez en su vida, tenía mucho que perder.
Se sentó en el sofá y hundió su rostro entre sus manos, ¿acaso eso era lo que se sentía madurar? Parecía que una persona diferente se había apoderado de él, una que deseaba destruir a todos los miembros restantes de su familia y no solo eso, esconder a Hermione y a su bebé para siempre del alcance de Walburga y Orion.
Mi bebé pensó y soltó un suspiro preocupado. Jamás se había planteado el ser padre, o tener una familia en lo absoluto. Tampoco es que pensara que solo esa vez de descuido realmente le haría ser padre, aunque tenía el ejemplo de James y Lily, así que realmente había sido un completo irresponsable. Sin embargo, Hermione no parecía molesta, quizás asustada y preocupada pero se encontró con el feliz pensamiento de que ella realmente le agradaba la idea de tener una familia con él incluso habiendo conocido a sus padres y la demente sangre de la que provenía.
Las dudas comenzaron a resonar en su cabeza. ¿Sería un buen padre? ¿Cometería los mismos errores que Orion? La sola idea de aquello le hacía sentir ansioso, asqueado a la vez. Jamás sería como Orion. Jamás. Se encargaría de ser el padre que siempre deseó, se encargaría de amar a esa criatura y protegerla, así sería. Pensó en Alphard, quizás no era el mejor ejemplo pero era el padre que siempre deseó, le comprendía, le alentaba a ser mejor y sobretodo nunca le juzgaba. ¿Se habría sentido orgulloso de él en ese instante?
El recuerdo de una noche luego que James y Fleamont le rescataran de Grimmauld Place, le atacó de improvisto. Aún podía recordar el dolor de los imperdonables en sus huesos, n su carne. Ardiendole terriblemente como si fuese una herida abierta, aunque nada se veía.
Se juró no llorar, llevaba los puños apretados y el ceño fruncido. Con catorce años Sirius Orion Black podía dar un aspecto tan aterrador que hasta el mismísimo James temía por él. Al llegar al valle de Godric, Euphemia le abrazó con fuerza y aunque aún todo su cuerpo escocía en ardor, se dejó estar. Mia Potter era la mas adorable mujer que hubiese conocido, la madre que quizás habría soñado una vez y no podía hacerle algún desplante, en lo absoluto. Esa noche, cenó en un completo silencio y se quedó en la sala luego que James decidiera que lo mejor era esperar que se calmara. Sintió otra presencia a su lado y le miró de reojo mientras volvía sus ojos grises a las llamas de la chimenea.
- Euphemia cocina como los mismos ángeles. Una lástima que parece que ese don se perderá, James no sabe ni hervir un huevo - le habló Fleamont mientras se acomodaba los lentes.
Fleamont Potter, era la viva imagen de James. Sirius le recordaba como un señor mucho mayor pero con una energía tan vibrante que bien aparentaba menos. Tenía aquellos ojos azul vibrante y la misma sonrisa de su hijo, también el mismo sentido del humor. Siempre tenía olor a menta y regaliz, seguramente de los dulces que comía a escondidas de su esposa.
- ¿Sabías que James nació en plena hora del almuerzo? Puede que por eso siempre tenga hambre, o quizás por eso nació siendo incapaz de cocinar en lo absoluto - prosiguió Fleamont - Pero ni modo, pedimos un milagro a Merlín y mira con lo que nos ha salido. Un tontuelo de primera, pero ál menos tiene un corazón enorme.
- Supongo que tiene razón, señor Potter - suspiró sin mirarlo.
- Fleamont, llámame Fleamont. James dice que eres como su hermano. Siempre quise mas hijos - le sonrió - puedes llamarme como gustes. Excepto amorcito, así me dice mi esposa.
Esta vez, Sirius soltó a reír un poco menos tenso. Mas relajado.
- Mi padre era un hombre muy, muy serio, ¿sabías? Pero mi madre, ¡ah! Tenía un sentido del humor que te morías de risa, creo que era la única que sacaba una pequeña sonrisa del rostro tan duro de mi padre - le contó mientras se recostaba en el sofá - James ha sacado el caracter explosivo de mi padre, yo en cambio solo me pincho cuando ya mi paciencia está hasta el límite. Supongo que pensarías que me parecería a mi padre pero, ya ves. A veces los hijos toman caminos diferentes.
El ojigris le miró y suspiró mientras Fleamont le daba unas palmadas amistosas en el hombro. Reconfortandole.
- Lamento mucho que tengas que pasar por ese infierno en tu casa, hijo. Pero la casa de los Potter siempre estará abierta para ti - dijo con voz segura.
- ¿Aún siendo un Black? - le preguntó con la voz quebradiza y los ojos cristalinos.
- ¡Ah! Casi ni me fijo. Desde que llegaste me pareces mas un Potter que un Black, fíjate que comienza a despeinarse tu cabello por aquí - apuntó en su cabeza y Sirius soltó una risita contenida - ¿En serio crees que eres tu familia? Eres tu y ya, hijo. Además, siempre me has parecido la oveja blanca de ese rebaño y nunca me he equivocado en nada.
- ¿Nunca se ha equivocado?
La pregunta sonó tan inocente e infantil de sus labios que Fleamont solo vio a un pequeño muchacho a su lado.
- Jamás. Me parece que eres el mejor de esa familia, por algo estás en Gryffindor hijo, la casa de los valientes de corazón.
Sirius recordó que esa noche lloró desconsoladamente por primera vez desde que recordaba. Lloró mientras Fleamont lo abrazaba y le daba palabras de aliento.
- Llora hijo, llora todo lo que debas llorar. No tiene nada de malo. No te hace menos hombre ni menos humano - decía con suavidad - Recuerda que aunque tenemos magia, no somos inmortales y no solo se puede morir de cuerpo sino de alma. Así que no te preocupes por llorar, una vez que termines te sentirás libre.
Envidió a James por tener a Fleamont de padre, lo envidió durante años hasta ese instante. Gracias a James tenía a Fleamont y debía agradecer a Godric por su suerte, por darle la familia que una vez deseó con todo su corazón.
- Fleamont, voy a ser padre - susurró mientras se recostaba en el sofá - Tendré a James para que me ayude con eso, pero, estoy seguro que de alguna forma tu también intercederás en eso, ¿no?
Deseó esa noche poder conversar con Fleamont una vez mas, así que, lloró esa noche sintiendose un poco mas solo, aunque jamás lo estaría realmente.
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Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.