Those mortal eyes

700 92 35
                                    

Hermione debía admitir una cosa. Sirius emanaba una seguridad que le dejaba boquiabierta. Quizás no lo había notado en el Sirius que conocía, aquel hombre ex convicto, porque estaba mas concentrada en ver que era arriesgadamente peligroso. Pero este Sirius, definitivamente era decidido, arriesgado y tan seguro de sí mismo que podía caer en la arrogancia.

No podía compararlo con nadie, era singularmente único y sobretodo, le hacía sentir segura en muchas formas. Como la forma en la que le miraba, llena de orgullo, como si cualquier palabra de su boca fuese una asombrosa novedad. También cuando estaban solos, aquellos pequeños momentos donde él le servía un poco de te con leche y se  recostaba sobre sus piernas, cerrando sus ojos hasta que ella terminaba su bebida, luego le observaba durante unos segundos, sonreía y le tomaba de la mano para quedarse dormido mientras la castaña leía. Entonces, en ese instante, allí frente a la puerta de Grimmauld Place, él también tomó su mano respirando profundo y dándole un guiño seguido de una media sonrisa. Hermione tenía su varita lista cuando Sirius tocó la puerta.

Un elfo que Hermione conocía bien, les miró escandalizado al abrir la puerta. Aunque no llevaba aquellos andrajosos harapos con lo que le recordaba, su aspecto era el mismo.

- ¡El traidor! ¡Mi ama no lo recibirá! - gritó el elfo pero ya Sirius se había hecho paso arrastrando a Hermione y cerrando la puerta.

- Si, si como si eso me importara - bramó él mientras lanzaba una mirada de odio hacia el elfo.

- ¡¡¡TU!! - una ráfaga de pronto paso cerca de Hermione, pero Sirius le había tomado del brazo para alejarla y había bloqueado el hechizo con rápidez. La castaña se giró y apuntó con su varita hacia donde habia provenido la voz. Una mujer alta y de cabello recogido le miró con un odio infinito, uno que jamás había visto en los ojos de alguien. Se sorprendió de encontrarla hermosa, maravillosa incluso con aquel aspecto tenebroso y oscuro, lo que le hizo recordar a alguien inmediatamente.

Walburga Black y Sirius, eran tan parecidos que ninguno podría haber negado su parentesco. Ambos con aquellos hermosos ojos grises que parecían haberse oscurecido repentinamente frente a la presencia del otro.

- Madre, supongo que te alegra verme - soltó con arrogancia y ella solo gruñó de forma audible - Veo que no tienes a tus amigos aquí.

- Es obvio, tu, estúpido niño - le riñó como si fuese solo un crío - ya estarías muerto.

- Ah, que decepción para ti entonces - replicó con sarcasmo.

- Siempre has sido una decepción para mi.

Hermione había aprendido a conocer a Sirius y notó aquella expresión de vulnerabilidad en su rostro, una que supo ocultar rapidamente bajo una sonrisa sarcastica.

- ¿Que quieres que te diga? De tal madera, tal vara, ¿que el abuelo no decía lo mismo de ti?

Antes que Walburga pudiera atacarle nuevamente, un hombre tomó su brazo y se lo impidió. Hermione pensó que Sirius no podía haber sido nada feo, en lo absoluto, con aquellos padres que tenía. Orion Black era alto y aunque ya tenía el cabello canoso, se notaba que en su juventud había sido atractivo. Sus ojos negros se posaron en los de su hijo y luego en la castaña quien tragó grueso.

- ¿Que haces aquí? Pensé que querías alejarte.

La voz de Orion sonó calmada y pausada, mucho mas tenebrosa que los gritos de su esposa y Hermione habría preferido aquello.

- Sigo llevando el apellido Black - sentenció aunque Hermione supo que era todo parte de su plan para distraerlos, aunque no sabía como seguiría - ¿Que hay de Regulus? ¿Ya se olvidaron de él?

- ¡No puedes mencionar su nombre! - gritó Walburga - Los de tu maldita Orden lo han asesinado.

- ¡Espera! ¡Espera! ¡¿Te has casado?! - preguntó Orion con ojos abiertos, enteramente sorprendido.

Sirius se maldijo a sí mismo no haberse quitado el anillo antes de entrar pero esta vez, Hermione fue quien se adelantó y se irguió para contestarle.

- Si, se ha casado conmigo y no permitiré que le hable así a mi esposo. De cualquier forma lo mejor que pudo hacer es largarse de esta casa - sentenció con tal firmeza que Sirius sintió la necesidad de besarla allí mismo.

- ¡¿Es eso no?! Vienes a decirnos que tendrás un hijo, pero créeme que no nos interesa en lo absoluto. Fuiste desheredado de esta casa - bramó Orion.

Sirius frunció el ceño y negó. Hermione se sorprendió de que Orión dijera aquello con tal seguridad.

- No me lo niegues, Sirius. He hecho un hechizo de detección antes de pararme frente a ti. Somos cinco personas en este preciso momento y una está en el vientre de esa mujer - sentenció el hombre.

Quizás la sorpresa en los ojos de Sirius y el hecho de que Hermione se tapara la boca algo aturdida hizo que Walburga bajara su varita con una media sonrisa casi tan arrogante como la que siempre llevaba su hijo.

- No lo sabían - saltó ella en un siseo - Quizás ese hijo es un bastardo de otro, seguramente.  Desde aquí puedo oler que eres una sangre sucia. Pero me intriga que el traidor de Sirius se haya casado, aunque no quiero escuchar nada que tenga que ver con eso. Por tu culpa mi hijo está muerto.

El ojigris salió de su aturdimiento y se paró frente a Hermione quien aún seguía pálida.

- No permitiré que le digas ni una palabra a mi esposa, no tienes el derecho de dirigirte a ella - escupió lleno de veneno - Nos iremos, ahora.

Sirius tomó a Hermione del brazo y le hizo girarse para salir pero un hechizo selló la puerta. El ojigris se volteó hacia atrás y vio a Orion con la varita alzada y una mirada decidida en su rostro.

- Ninguno saldrá de aquí, es momento de que enfrentemos tu traición de una vez por todas.

🌑

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora