Dumbledore tenía una pequeña sonrisa en sus labios mientras miraba las manos de Hermione y Sirius entrelazadas, sin embargo, Minerva los miraba con un reproche particular en sus ojos, incrédula, atónita.
- ¡¿Un bebé?! - soltó nuevamente la mujer de brillantes ojos azules - ¡Santísimo Merlín! Sirius, estos tiempos...Creo que es suficiente con James y Lily, con todo esto.
- Minerva, el amor siempre encuentra formas de florecer en los momentos mas duros - dijo Albus con voz suave y calmada.
- ¡Pero necesitamos a todos los que podamos en la Orden, Albus!
- Bueno, en el futuro, esa pequeña criatura será miembro de esta Orden, que esperemos, no necesitemos llamar en muchos años - le habló con una expresión divertida mientras ella solo cabeceaba en negación - Un bebé siempre es una buena noticia.
- No digo que no lo sea - esta vez se dirigió hacia Sirius quien tenía el ceño fruncido - Pero Sirius, por Merlín, eres solo un crío, igual que Hermione. ¡Igual que James y Lily!
- ¡¿Qué ofrece que hagamos entonces?! ¿Sacarselo del vientre como si nada sucediese? ¡Es mi hijo y no pretendo esperar que cualquiera incluso tu Minerva, sea quien lo apruebe! - bramó furioso a lo que la mujer de pronto contuvo la respiración - No vengo aquí a pedir la aprobación de nadie, ni siquiera a recibir palmaditas en el hombro de felicitación. Requiero que Hermione sea retirada de las misiones de la Orden.
- Ya te dije lo que pienso de ello - siseó la castaña en desaprobación a aquello - Ni siquiera se nota, además, puedo pelear perfectamente.
- Pero a mi no me interesa que quieras pretender ser indestructible, Hermione - le miró con dureza, una que a la castaña le recordó a la mirada de Orion en Grimmauld Place - Rose y tu tienen que permanecer a salvo y si debo sellar el maldito apartamento para que no salgas, pues lo haré.
- ¡¿Rose?! - preguntaron Albus y Minerva al mismo tiempo. Esta vez, Sirius ablandó su semblante y alzó una ceja con una media sonrisa apareciendo en sus labios.
- Si, Rose. Estoy segurísimo que será una niña y ya tiene nombre - explicó con arrogancia nata - Como decía, Albus, Hermione no seguirá en las misiones.
El anciano profesor pasó su mirada a Hermione quien parecía algo molesta de la actitud sobreprotectora de Sirius.
- Bien, aunque, quizás Hermione pueda participar de una forma mas...activa, creo yo. Estar en el cuartel principal y ayudarnos con pociones y curaciones sería una gran tarea, a veces es complicado llegar a San Mungo. ¿Que dices, Hermione? - preguntó Albus hacia ella.
- ¿Pero y si atacan el cuartel? Correría...
- ¡Sirius por una puñetera vez! ¡Callate! - le gritó Hermione plantándole cara - No puedes prohibirme absolutamente nada y estoy harta que intentes sobreprotegerme. He sobrevivido desde mucho antes de conocerte, bajo mis propios medios. Tener a la bebé no me hace una inválida y mientras mas nadie lo sepa no correré peligro. Aceptaré estar en el cuartel pero si alguien necesita que vaya a una misión, lo haré. Con o sin tu consentimiento.
Sirius le miró boquiabierto y algo sorprendido de aquello. Minerva miraba a la castaña con orgullo y una pequeña sonrisa escondida en la comisura de sus labios.
- Bien, pero cuando se comience a notar te quedas en casa - declaró Sirius - ¿De acuerdo?
- No comencemos de nuevo, Sirius - pidió Hermione ya rodando sus ojos - Me encantaría ver como sería si tu estuvieses embarazado y que yo quisiera encerrarte.
Esta vez Minerva soltó a reír, dejando sorprendidos a todos en aquel despacho. Hermione jamás le había visto tan relajada ni mucho menos carcajeandose delante de nadie, por lo que aquello era todo una novedad.
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Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.