Dorcas Meadowes se veía a sí misma como una mujer dura, a la que pocos podían acercarse y mucho mas aún, a la que muchos, muchísimos temían. Sin embargo, Remus no hacía caso a ninguna advertencia y de hecho, encontrababa Dorcas una versión femenina de Sirius, una que no era tan fácil y que decidía con quien o no se escabullía entre los jardines o el espeso bosque prohibido, por eso, se habían convertido en amigos cercanos. Se acompañaban en las misiones, compartían silencios y Dorcas adoraba el hecho de que Remus siempre, siempre compartía de sus chocolates ocultos en los numerosos bolsillos de su túnica.
- ¿Que opinas del perro amaestrado en que se ha convertido tu amigo? - le preguntó mientras esta vez, era ella quien partía la mitad de una tableta y se la entregaba a Remus - ¿Crees que dure ese matrimonio o la pobre muchacha salga corriendo?
El ojimiel miró hacia donde se encontraba Sirius tomando de la mano a Hermione con una expresión profundamente madura, seria. Como jamás le había visto.
- Jean sabe muy bien como llevar a Sirius y aunque no lo creas, él está muy enamorado de ella - sonrió hacia Dorcas quien alzó una ceja incrédula.
- Nunca pensé que a Black le importase algo mas que no fuesen ustedes y él mismo, pero supongo que todos podemos cambiar - dio un mordisco pequeño a su pedazo de chocolate y suspiró - ¿Que hay de ti?
- ¿Qué hay conmigo? - se giró Remus con aspecto cansado. Los ojos negros de Dorcas estaban clavados en él, penetrandole, intentando adivinar sus pensamientos.
- ¿Aún sigues siendo el mas gentil caballero de ese grupito de idiotas? - sonrió con arrogancia - Te recuerdo que fui tu primer beso y estuviste un buen rato preguntándome si me había gustado.
- Eso fue hace mucho, Dorcas - exhaló agotado, sin embargo, sintió el recuerdo llegar de improvisto luego de sus palabras.
- Para mi no, de hecho, me habría gustado que fueses tu con quien me liara por primera vez, seguramente no me habrías dejado como una idiota en el armario de escobas - gruñó para darle otro mordisco al chocolate.
Remus esta vez suspiró y guardó el chocolate que le restaba. Dorcas ya no lo veía, sus ojos estaban fijos en Sirius quien aún discutía con Alastor.
- Yo nunca te habría llevado al armario de escobas - le susurró con voz ronca, aunque ella supo que no trataba de seducirla con aquello. Era un hecho. Remus no era ese tipo de chico, nunca sería un hombre de aquellos. Pero escucharlo le había hecho saltar el corazón aunque se compuso demasiado rápido.
- Desearía que me vieras con otros ojos - confesó sin verle, sintiendo como Remus también desviaba su mirada.
- Siempre lo he hecho, solo que...no creo que debas estar con alguien como yo, por mas que desee tu compañía - le dijo con una suavidad propia de él.
- Eres el único que me rechaza - se quejó ella.
- Soy un idiota de primera, supongo que ya lo sabes.
- Eres el único idiota al cual quiero, pero supongo que no valgo lo suficiente la pena como para que me dejes estar contigo y no te culpo - se encogió de hombros - He dormido con quien he querido, alguien como tu seguro desea una mujer pura y casta.
Remus no le miró pero una parte de él sentía el deseo de tomarle de la mano y llevarle hacia el parque cerca de allí, besarle como siempre había deseado y no dejarle ir jamás.
- Siempre esperé que me invitaras a Hogsmeade, o no se, a una salida furtiva a las cocinas - confesó ella mientras recostaba su cabeza en la pared - Te espiaba de vez en cuando en la biblioteca, obviamente era la única razón para pisar ese lugar, por lo menos la que valía la pena - Dorcas sonrió y se mordió el labio inferior - Sería muy feliz contigo.
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Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.