Sirius se sentía aturdido, perdido, débil. Era una sensación que casi nunca tenía y lo abrumaba de una forma que comenzaba a sentirse ansioso, aunque estaba demasiado cansado para luchar consigo mismo. Se preguntaba dónde estaba, dónde estaban los demás. Abrió sus ojos y escuchó unas voces que no entendía, aquel olor a pulcritud le inundó la nariz además de otro olor que era nuevo, suave, delicado.
- Eh, ¡mira quién ha despertado! Por Merlín, me tenías el alma en un hilo - soltó la voz que reconoció como la de James. No lo veía bien, estaba poco nítido y aunque intentó incorporarse no lo logró. Unas manos fuertes le ayudaron a sentarse un poco aunque su cabeza parecía girar por todo el lugar.
- Vaya que te has hecho de rogar. Sabía que te pondrías bien en un santiamén - Sirius intentó sonreír, era la voz de Remus a su lado - ¿Cómo te sientes? ¿Puedes hablar?
- ¿Cuánto...cuánto tiempo? - preguntó Sirius casi en un susurró que le había costado un quejido de dolor.
- Una semana amigo, realmente casi me matas de un susto. Peter se va a alegrar de verte. Se la ha pasado tomando tu mano como una esposa fiel - se burló James. Sirius comenzaba a enfocarlo un poco mejor y notó que llevaba algo sosteniendolo, pero no lograba atinar que era.
- ¿Dónde está Hermione? ¿No la habrán preocupado con esto? - Sirius se acomodó mientras gruñía por el ardor de sus heridas - ¡Maldita sea como duele, joder!
- ¡EH! No maldigas - instó James - Luego podrás hacerlo.
- Me siento de la mierda y haré lo que me venga en gana, Cornamenta - se quejó pero luego se arrepintió de haber gritado, pues se sentía sin aire. Antes de poder decir algo más, un pequeño quejido se escuchó en la habitación y como instinto, Sirius se detuvo a escuchar. Su vista parecía volver poco a poco, así que se dedicó a tratar de enfocar a James mucho mejor, el sonido venía de su lado - ¿Que es eso? ¿Que llevas ahí? Es...¿Es Harry? Pero...- el ojigris notó que la manta en la que estaba envuelto aquel bebé, era de un color claro, rosa - No me digas que ha sido Harriet.
- En realidad...- James se acercó a él con una enorme sonrisa y dejó el bulto en sus manos, con cuidado. Sirius bajó su mirada y se percató del delicado rostro de aquel bebé, que se removía delicadamente con sus pequeñas manos como si tratara de alcanzarlo. Su cabello era oscuro como la noche y había algo en él, un instinto que le hacía latir su corazón con fuerza.
- No puede ser - susurró mientras pasaba su vista del bebé hacia James y luego a Remus - No puede ser. Es...no puede ser.
- Paga tus galeones James - se burló Remus mientras James cabeceaba - Supongo que ya sabes quién es, ¿no Sirius?
El pelinegro había quedado sin habla mientras intentaba tocar el rostro de aquella pequeña criatura con tal delicadeza que parecía que no le alcanzaba. Sus ojos permanecían cerrados pero aún así sus pequeños labios se curvaron en una sonrisa que le hizo estremecer el corazón.
- Te presento a mi ahijada, la criatura más impaciente y revoltosa desde su nacimiento. Rose Lyra Black - habló James con un tono de orgullosa solemnidad - La primera merodeadora heredera en nacer.
- Pero...- Sirius parecía aturdido y unas lágrimas rodaron solas mientras trataba de hacerse a la idea - Se suponía que...
- Ha nacido antes, por eso aún está aquí en San Mungo - aclaró Remus - le tienen observandole, pero te sentirás muy orgulloso al saber que ha estado haciendo magia desde que nació. Se la llevan al área de cuidado de niños y ella aparece de nuevo al lado de Hermione. ¡Brillante! ¿No te parece?
- ¡Vuelve locas a todas las enfermeras! Se la pasan buscándole como locas - rió James mientras miraba a Sirius como si aquello fuese navidad - Le traemos aquí casi todos los días, queríamos que le vieras al despertar, ¿no es una monada tu hija? ¡Felicidades Canuto! ¡Ya eres padre! ¡Yo soy un orgulloso padrino! Es una lindura.
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Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.