Para Hermione, Sirius era una criatura de hábitos y eso era lo que hacía fácil la convivencia entre ellos. Era organizado, se levantaba a una hora siempre fija y tenía algunas manías que había aprendido a interpretar. En ese instante y con la carta en sus manos vio que la dejó sobre la mesa y comenzó a lavar los trastes en silencio, evitando completamente mirarla.
- Sirius.
- En fin Hermione, navidad, ¿que te gustaría de regalo?
- Sirius faltan cuatro meses para eso - saltó ella - Debes leer la carta de tu tío.
- ¡No!
- ¿No? Sirius...No sabes si es algo importante - insistió.
- Hermione - Sirius le miró con ojos rojos, reprimiendo seguramente un sentimiento, como solía hacer siempre - se lo que dice y no quiero confirmarlo.
- ¿Como puedes saberlo? - preguntó inquieta y él suspiró.
- Es la letra de mi tío, pero esa lechuza, es la que usan los miembros de San Mungo - explicó mientras dejaba su tarea y la miraba fijamente - Se hacer mis cuentas y no quiero leerla. Hazlo tu, si gustas.
- Pero...¿que hay si quiere verte? O...si está necesitando de ti - Hermione se sentía impotente mientras Sirius negaba - ¡Sirius Black, escuchame! - le gritó - Abre esa carta y leela, es tu familia.
- He dicho que no - bramó encarandola y ella le empujó continuamente- No hagas eso, Mione...¡Joder! ¡Que te detengas! - él tomó sus muñecas con firmeza aunque sin hacerle daño y ella gruñó con el rostro lleno de furia - No es tu asunto.
- ¡Lo es! ¡Tu me metiste en esto! ¡Tu...tu le dijiste que yo era tu esposa y me hiciste mentirle! Me hizo sentir como si fuese parte de...de ustedes y...¡¿Ahora me dices que no es mi asunto?! - Sirius vio su molestia y por primers vez le tuvo miedo, como si aquellos ojos castaños pudieran hechizarlo, petrificarlo - Es tu tío, tu familia y tu solo...evitas abrir la carta porque tienes miedo de afrontar lo que sea que debas hacer. Como si yo no supiera lo que es perder a alguien que te importa, al menos tu has tenido oportunidad de despedirte.
Sirius le soltó y pudo sentir como lagrimas pesadas recorrían su rostro, el cual tocó para luego mirar la humedad en sus dedos. La castaña parecía ser su mismo reflejo y lo que había sido una noche perfecta, poco a poco se sentía pesada, difícil.
- ¿Puedes leerla por mi? - preguntó Sirius con una voz tan suave que ella se sorprendió - Por favor.
- Sirius creo que no...
- Nena, por favor. No se si pueda incluso abrir ese sobre - se sinceró y se sentó en una de las sillas del comedor mientras Hermione hacía lo mismo y sacaba la carta.
El ojigris mantenía su rostro entre sus manos, con los codos sobre la mesa y el cabello cubriendole. Hermione respiró profundo y comenzó a leer.
- Querido y estúpido sobrino - la castaña miró a Sirius y escuchó un bufido, casi pudo sentir como tenía una media sonrisa aún sin verle - si esta carta está en tus manos, puedes imaginar que ya no estoy en el mundo de los vivos. No te aflijas ni llores a moco suelto por mi, de hecho deberías considerar festejar mi ausencia, a diferencia de ti, ya no debo lidiar con el hecho de ser un Black ni recordar que mi hermana es Walburga, que seguro beberá una copa de vino para celebrar mi muerte como se debe. Por supuesto, no quería que vieras semejante espectaculo, quiero que me recuerdes en lo que te he enseñado y en cada botella de Whisky de Fuego que abras, aún recuerdo cuando te enseñé a beber, eras un crío y nunca me sentí mas feliz de saber que tendría a quien dejarle mi pequeño legado, con lo que me refiero a la borrachera, los malos vicios y un cúmulo de chistes que espero recuerdes bien, hijo de tu feísima madre - Hermione soltó una risita y Sirius quitó las manos de su rostro para verle, el también sonreía - Desearía poder decirte cuan orgulloso he estado de ti, todo este tiempo pero decírtelo cara a cara habría sonado a una maricada y somos un par de hombres regios, pero sí, me siento orgulloso de ti hijo mío. Muchas veces pensé en secuestrarte de brazos de tus padres, pero preferí quedarme tan cerca de ti como pudiera, rogando en que no fueses como Cygnus o como tu madre, gracias a Merlín te pareces mas a mi que a cualquiera de esos apestosos hermanos que tengo. Te pido una cosa niño estrellado, no vayas a ultrajar a tu pobre esposa dandole un hijo y llamándole en mi honor, te juro que me levantaré de entre los muertos solo a partirte la cara, la verdad, tu hermosa esposa me ha...- ella se detuvo y miró a Sirius quien limpiaba las lagrimas silenciosamente - me ha dejado la impresión de quererte profundamente y de conocerte mejor que nadie - Sirius no dijo nada pero pudo ver el sonrojo en las mejillas de Hermione muy fácilmente - No la hagas cabrear, se ve que te partiría la madre sin dudarlo y te enterraría silenciosamente así que amala, tanto como puedas incluso cuando sientas que ya no puedes mas, se lo merece y tu te la mereces. Desearía haberle dicho todo eso también a ella, pero se que sabe quien eres y lo que estarías dispuesto a dar para que esté bien, feliz. Como bien sabes, ninguno de los dos heredará nada de la viejísima y deshonrable casucha de los Black, pero, nunca gasté mucho siempre tomé dinero a mi propia cuenta y mi trabajo me generó una fortuna. Puede que encuentres mucho mas oro en tu cámara pues he hecho pasar todo lo que había en la mía, así que cero lagrimitas de duendecillo y úsalo sabiamente para embriagarte con tu esposa e invitarle una buena cena, espero que se emborrachen lo suficiente como para sacar un crío - Hermione alzó una ceja y Sirius cabeceó divertido - uno con tus ojitos ridículos idénticos a los mios y que salgan guapos como Jean, al menos mejoraras la sangre con eso amigo mío. La casa del campo es tuya, espero puedas hacer uso de ella y llenarla de una gran y mejorada familia de apellido Black, una que me habría gustado ver. Espero puedas mantenerme en tu memoria, eres al único que mas quise y a quien me enorgulleció llamar hijo, te quiero Sirius, siempre lo hice.
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Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.