My favorite song

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Era solo eso.

Entrar y salir. Entrar y salir. Le gustaba de vez en cuando que le mordiera un poco el cuello, no tan fuerte como para dejarle una marca, sino lo suficiente como para sentir sus incisivos raspando su piel y dejando un ardor soportable.

No había conversación previa, no había nada de parloteo luego, solo sexo y ya. Entrar en el apartamento de la chica rubia y hermosa del bar y salir luego de cumplir el cometido. Aún no sabía su nombre y a esas alturas ya le daba algo de pena preguntarle, en realidad no era eso del todo, pero no quería parecer un estúpido.

La segunda tanda había sido con Hestia. Minerva tenía un buen tino en asignarle con ella las misiones y esta era una fácil por el momento. No como la noche en la que encontraron a aquella pareja muggle asesinada en la calle, con la marca tenebrosa sobre el cielo.

Jones era callada, risueña pero si algo admiraba Sirius en aquella chica era su capacidad de cambiar de faceta rápidamente. Al verse en un inicio, era la amable Hestia, preocupada por si había comido, si su respuesta era negativa ella siempre llevaba galletas saladas en los bolsillos de su túnica, también le trataba de peinar el cabello y preguntaba por James y Lily. Luego, cuando la vigilia se tornaba aburrida, decía las palabras muero por una diversión rápida y Sirius no esperaba que lo repitiera cuando ya ella estaba subiendo su falda un poco y desabrochando su camisa. En ese instante era otra y definitivamente Sirius pasaba un gran rato con ella, Hestia era de su misma estatura y con mejillas por siempre sonrojadas por el calor o por el frío, tenía un enorme busto y ningún filtro al momento de decirle obscenidades a su oído. Las favoritas de Sirius estaban enlistadas.

Joder Black, cógeme como si tienes mas ganas.

Maldita sea, la tienes tan jodidamente grande que me revientas.

Métemela hasta el fondo Black, no te cohibas.

Seguramente había otras, pero esas tenían su lugar especial en los pequeños instantes con Hestia Jones. De ella si sabía demasiadas cosas. Recién había salido de Hogwarts, pero sus padres habían muerto y ella había quedado a cargo de su hermano mayor, Samuel Jones quien era un hombre dedicado a las criaturas mágicas y que pasaba mas tiempo fuera de casa que en la misma. Ambos tenían algo en común, habían aprendido a cuidar de sí mismos por cuenta propia. El ojigris le dio su primer cigarrillo pero ella negó entre la tos querer saber algo mas de eso y lo lanzó fuera de su vista. A diferencia de él, Hestia era mucho mas romántica aunque declaró firmemente que quería probar otras cosas antes de que llegara el hombre indicado y tuviese que dedicarse a amarlo y serle fiel toda una vida, tal cual sus padres habían hecho.

Esa noche de guardia, no habia sido la excepción y de hecho si se lo preguntaran, no tendría una favorita entre las dos, solo que quizás con la rubia del bar sería mas entretenido sin usar esos molestos protectores plásticos en su compañero de guerra pero a ella no le podía hacer ningún hechizo previo ni pedirle que tomara una poción de limpieza corporal.

Había guardado el anillo muy bien, porque si algo tenía Hestia es que por ser una Ravenclaw era muy lista e indagaría hasta obtener una respuesta.

El reloj de la pared marcaba las 3 de la mañana cuando Sirius llegó al aparamento y selló la puerta con magia, se quitó las botas, la capa, luego la chaqueta y encendió todas las luces. Agradecía que su tío le hubiese dejado aquel espacio y sobretodo que fuese lo suficientemente interesado en artefactos muggle para dejarle una nevera y un tocadiscos.

Hizo su ritual luego de una noche de agitado sexo. Se quitó los pantalones, la camisa, las medias y la ropa interior. Con un movimiento de su varita dejó todo en la cesta de la ropa sucia y con otro mas encendio el tocadiscos con su canción recientementr favorita.

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora