Love never dies

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- Papá - llamó Rose la noche antes de partir a Hogwarts.

- ¿Si nena? - Sirius le miró y como era costumbre acomodó todos sus osos a un lado para luego sentarse junto a ella.

- ¿Si quedo en Slytherin crees que a mamá le habría molestado?

Aquella pregunta le dejó pensativo, pero los ojos brillantes de Rose y su rostro lleno de expectativa le hicieron sonreír y llevar un mechón de su cabello despeinado tras su oreja.

- Lo dudo mucho. Tu mamá era un ángel. No le habría importado en que casa quedaras, créeme Rosie.

- ¿A ti te molestaría? - ella arrugó su nariz y suspiró - La abuela Walburga...

- La abuela Walburga tiene su forma de pensar y nosotros la nuestra. Todos ellos eran de Slytherin y no hicieron muchas cosas de las cuales sentirse orgullosos, pero creo y quizás no me equivoco al decir que la casa en la que estemos no define totalmente quienes somos nena - Sirius besó su nariz y ella sonrió con las mejillas sonrojadas - Eres brillante, valiente, amable pero también algo ambiciosa y sonsacadora. Podrías estar en cualquier casa y yo me sentiré igual de orgulloso.

- ¿Seguro?

- Muy, muy seguro Rosie - Sirius le cubrió con la manta y besó su frente - Ahora debes dormir, sino mañana tendré que cargarte como a una bebé hacia el tren y te aseguro que eso no te hará ganar muchos amigos.

- No necesito más amigos, tengo a Harry.

- Lo se, pero, siempre se puede tener más amigos. Como el tío James y yo, tenemos a Remus y a Pete.

- También a la tía Lily y la tía Dorcas, ¿cierto? - ella soltó una risita - ¿Mamá también estudio contigo?

- Ya escuchaste a Lily aquella vez, claro que lo hizo - mintió y Rose pareció feliz - Solo te gusta que te lo diga todo el tiempo. Tu mamá era una hermosa y orgullosa Gryffindor y no existe una persona más valiente que ella y te amaba muchísimo, de eso puedes estar segura.

- Papá - le llamó y Sirius vio su ceño fruncido - ¿no te gustaría tener otra esposa?

- ¿De dónde has sacado eso? - preguntó tratando de cubrir su tono molesto. Seguro habría escuchado a Lily o a James.

- No lo se. Tío James tiene a Lily, el tío Remus a Dorcas. Pero, ¿que hay de ti? ¿No quieres a alguien más? No creo que a mamá le importe, si ella te quiere tanto como yo a ti.

- ¡Tonterías! No necesito a nadie más, te tengo a ti y eres todo lo que me basta - Sirius besó su frente y se levantó - Además, tu mamá es y será la única que siempre amaré - ella le miró y sonrió cuando el con un movimiento de su varita apagó todas las luces y encendió aquel artefacto que Walburga le había regalado en su noveno cumpleaños e iluminaba toda la habitación con constelaciones brillantes - Te amo Rosie, buenas noches.

Sirius se acostó pensando esa noche en el rostro de Hermione, en como le remordía la conciencia mentirle a Rose acerca de todo pero era por su bien. No había una foto de ella en casa, ni una. Las tenía escondidas en un lugar donde Rose jamás se le ocurriría buscar, aunque no es como si ella no lo hubiese intentado. Le rompía el corazón cuando la encontraba sentada en el espejo, viéndose como si de alguna forma intentara encontrar algo de su madre en su propio físico ya que la descripción de su padre no parecía satisfacerle del todo.

La mañana había llegado y mientras despertaba sintió una mano que estaba en su rostro, estaba algo fría pero aquello solo le sacó una sonrisa. Rose se había llevado su manta y a snuffles un perro de peluche que Lily le había regalado cuando era solo una bebé y del cual jamás se despegaba. Estaba pacífica y pensó en lo terrible que iba a ser dejarla ir, sin embargo se levantó no sin antes dejar un beso en su frente.

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora