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Hermione no había dormido en mucho y esta vez, aunque pensó que soñaría, no lo hizo. Sintió un toque en su brazo, algo suave y comenzó a abrir sus ojos. El aroma de un perfume varonil le inundó las fosas nasales y se encontró con unos ojos grises mirandole fijamente, como si quisiera leer su mente.

- Lo siento, no quería despertarte, pero...creo que deberías desayunar un poco - le dijo en una voz suave y baja, muy diferente del Sirius que conoció una vez. Incluso este llevaba la barba rebajada y el cabello en una coleta que dejaba algunos mechones sueltos - Ven, antes que James baje y se coma todo, no acepto una negativa de tu parte.

Ella se levantó debilmente y Sirius se mantuvo junto a ella, esperando no se fuese a desmayar. Aquella cocina y la luz que entraba desde las ventanas le recordaron a la Madriguera, aunque aquel lugar era mucho mas elegante y organizado.

- Cumplí mi promesa y no desapareciste. Come un poco, te aseguro que nadie se queja de mis desayunos. La madre de James me enseñó a prepararlos - sonrió complacido consigo mismo.

Solo recordó una vez en la que Sirius había hecho el desayuno y era mientras la señora Weasley había estado cuidando de su esposo luego que la serpiente lo mordiera. Aquella ocasión, habia pensado que Sirius había llamado secretamente a Kreacher pero ahora sabía que no. El desayuno frente a ella se veía delicioso y su estómago la delató, ¿hacía cuanto no tenía una comida decente? Mientras se sentaba frente a Sirius, James bajó junto con Lily y sonrió ampliamente al ver el panorama.

- ¡Eh! Te has superado Canutin, ¿como te sientes hoy Hermione? ¿Lograste dormir un poco? - le preguntó James y ella asintió - Bien, bien. Come un poco, Sirius además de ser bueno con las mujeres, también es bueno cocinando, aunque lo hace muy poco y solo si lo pinchamos demasiado. ¡Por cierto! Podríamos decir que es la primera vez que le preparas el desayuno a una chica, ¿no es así? Todas las demás se van antes.

- Oh, pensé que tu habías sido la primera chica, Cornamenta - le devolvió el golpe y James fingió dolor - No le prestes atención, Granger. Solo está celoso. Cosa que no entiendo, perdiste tu oportunidad conmigo al casarte con tu prefecta perfecta.

- ¡Sirius! - Lily le apuntó con el tenedor - Superalo - la pelirroja miró a Hermione y le sirvió jugo - Tienes mejor color, me alegro que hayas logrado dormir un poco.

- Si, creo que logré hacerlo - Hermione masticó su tostada y sintió como el apetito parecía volver, así que comenzó a comer un poco mas mientras Sirius le servía mas en su plato - ¿Eras prefecta?

- ¡Si! Bueno, Remus también. ¿Nunca te lo dijo?

- Si, lo hizo. Cuando también recibí la insigna comentó algo como que...Dumbledore lo había escogido como prefecto con la esperanza de mantener a sus amigos bajo control - recitó perfectamente - pero nunca mencionó que también fueses prefecta, no se si Harry lo sabe. Siempre le causa un poco de dolor a Remus hablar de ustedes.

- Supongo que Dumbledore intentó, pero falló - soltó James - Lily era quien nos mantenía a raya a veces. Pero Remus era en muchos casos el artífice de las mejores bromas que puedas imaginar - le sonrió orgulloso - Pobre Sirius, su mayor pesadilla es estar rodeado de prefectos.

El ojigris rodó sus ojos y cabeceó, dándole un codazo leve a la castaña.

- ¿Tu Harry es igual de insoportable que ese cabeza de chorlito que está ahí? - preguntó mientras daba un sorbo a su jugo de naranja.

- No, Harry es...menos parlanchín pero cuando quiere es sumamente arrogante. Aunque sucede muy poco - contó con nostalgia.

- ¡Ah! Entonces es como Lily - sentenció Sirius con seguridad - ¿También es un empollón?

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora