Sirius había tomado una pequeña rutina y esa mañana luego de la noche de navidad, Hermione sonrió cuando comenzaba a ejecutarla paso por paso. Lo primero era despertarse antes que ella y dejar un beso suave en su mejilla y pedirle que siguiera durmiendo, acariciaba delicadamente su abdomen y salía disparado hacia la cocina. Sabía que algunas costumbres no mágicas se le habían quedado arraigadas pero no le molestaba en lo absoluto, una de ellas era hacer el café con una cafetera que había comprado hacia un par de años en un lugar muggle italiano que prometió llevarla cuando todo estuviera más tranquilo. Luego iba rápidamente a cepillar sus dientes tarareando alguna canción de los Beatles, más que todo balbuceando, seguido, volvía a la cocina y preparaba el desayuno pese a las quejas de la castaña de hacerlo ella misma, aunque admitía en silencio que Sirius tenía un don para la cocina que no debía reprimir ni juzgar, sobretodo con su especialidad en tostadas francesas y sus cinco eficientes maneras para que cada una tuviera un sabor más delicioso que el otro.
- No estoy invalida Sirius - dijo cuando el llegó con el desayuno levitando frente a él - ¿Eso que huelo es chocolate caliente?
- Lo mejor para mí hermosa esposa - respondió dejando todo frente a ella - He querido desayunar contigo, en la cama. ¿Que no puedo mimarte solo un poco? Muchas habrían muerto solo por eso.
- Oh, pobre de mí que moriré entonces y feliz que las demás hayan logrado sobrevivir - gruñó ella para gracia de Sirius - Aún no sé tu secreto para las tostadas, solo el de canela, ¿pero y el resto?
- En nuestro próximo aniversario de bodas te revelo el secreto - soltó para luego besar sus labios delicadamente. Ella frunció el ceño y tomó un poco de su chocolate - ¿Sabe mal?
- No, delicioso como siempre. ¿Por qué revelarme tu secreto en nuestro próximo aniversario?
- Así te mantengo conmigo. Eres tan curiosa que no me dejarías hasta que te revele el secreto de mis tostadas y eso al menos es una manera de que seas mi esposa tanto como tus ganas de saber duren - le guiñó haciendo que la castaña rodara sus ojos - Eh, ví algo para Rose y no había querido mostrarte lo pero joder, me muero de las ganas de que lo veas.
- ¿Lo has comprado?
- Ajá. Mira - Sirius sacó un pequeño paquete debajo de la cama y se lo extendió.
Hermione abrió el paquete y dentro se encontraba un espejo. Estaba hermosamente ornamentado en lo que parecían rosas entrelazadas entre ellas, moviéndose mágicamente. Lo colocó frente a ella y sintió como vibró levemente y una voz salió de él.
Hoy estás muy hermosa, ese cabello castaño se ve maravilloso con tu piel blanca.
- El espejo habla. ¿Por qué habla? - preguntó Hermione hacia el.
- Oh, tiene un hechizo simple. Pero me gustó el detalle de las rosas. Es un espejo para chicas y animarles y todo eso - dijo Sirius como si nada - Le dirá a mi Rosie lo hermosa que se verá siempre. No es que no lo vaya a ser toda su vida, pero, ya sabes.
- Es hermoso - dijo ella aún observando su reflejo.
No tan hermoso como tú.
- Espejo adulador - siseó Sirius mientras lo tomaba y lo guardaba - ¿Te ha gustado?
- ¿Por qué estás tan convencido de que será una niña? - preguntó ella con curiosidad.
- No lo se, es solo que...me lo imagino. Hay algo dentro de mi que...no se cómo explicarlo. Se que lo será y se que se parecerá a ti.
- Sinceramente yo espero que tenga tus ojos - le sonrió la castaña - son muy hermosos.
Pronto, Hermione se arrepintió de haberlo dicho en voz alta. Sirius alzó la ceja de forma arrogante y sobretodo compuso aquella sonrisa de dueño del mundo que amaba y odiaba a la vez.
ESTÁS LEYENDO
Marauder's Supremacy
FanfictionLas reglas deben romperse pero para comenzar, una joven deberá dejar todo atrás.