Capítulo 2

7.5K 608 63
                                    

Nadia y yo estuvimos en la casa de la abuela por más de tres horas, comimos y mi abuela se disculpó por la decisión de su hijo más de una vez.
No entendí por qué lo hacía, los padres no tenían por qué sentir culpa por las malas decisiones de sus hijos eso era lo que yo pensaba.
Cuando nos despedimos de ahí, tomamos un taxi, estábamos por llegar a la casa cuando recibí una llamada de Tadeo.

La respondí, pensé en no hacerlo, pero... 

— Cambio de planes.

— ¿Qué dices?

No le respondí a Nadia y le dije la dirección al taxista.

—Mi madre nos matará.

—No, claro que no.

Al llegar a la casa de Tadeo, caminamos entre la gente, como cada viernes los padres de Tadeo salían a visitar a sus padres, Tadeo usaba la casa cómo centro de diversión, no entendía como era que aún no lo habían descubierto

Lo miré a lo lejos junto con Julissa.

—Hola —Dije cuando estaba frente de él.

Ambos respondieron.

— ¿y Jeiron? —cuestionó July.

—No sé nada de él— Respondí. —Estamos enojados,

Aunque realmente si sabía, me había hecho demasiadas llamadas las cuáles no había respondido y enviado mensajes los cuales solo había leído.

—Toma —Dijo Julissa mientras estiraba la mano con un vaso.

Lo tomé y di un trago, creyendo que era refresco.

Escuché como ambos se rieron y miré a mi hermana negando con la cabeza.

— Eileen, no lo hagas.

Escuché eso demasiado tarde, porqué ya traía en mi mano una botella.
Necesitaba olvidar por un momento todos mis recuerdos.
Cuándo había tomado demasiado, miraba todo borroso y no sabía absolutamente nada de lo que pasaba a mí alrededor y eso me gustaba.

— ¿de qué te ríes?

— De un mono que estoy mirando —Respondí.

— ¿Parezco un mono?

— Y el mas feo.

— Deja de decir estupideces — Dijo Nadia.

Se miraba demasiado molesta.

—Tú siempre te metes y me metes en problemas.

—Vámonos a casa.

Nadia salió y minutos después regreso y junto con Tadeo me sacó de la casa.
Cuando miré a Sebastian junto con Jeiron quise dar la vuelta y le di un beso romántico al suelo.
Tadeo me ayudó a levantar.

—Te amo. —Dije.

Tadeo solo sonrió.

— ¿Tú qué haces aquí? —Cuestioné mientras miraba a Jeiron.

— Eileen escúchame. —Dijo él.

— No quiero.

—Oye no tienes derecho a destruir lo que con mucho esfuerzo hemos construido.

— ¿y tú sí?

—No per...

—pero nada, ya vámonos.

Sabía perfectamente que merecía una oportunidad para que me explicará algo, pero como la verdadera terca que era no quería dársela.

Sebastian me ayudó a subir al auto.

ABISMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora