Capítulo 16

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Después de que Uriel me mandará la dirección del hospital en la cual estaba Jeiron, encendí la lámpara y me cambie de ropa. Tome mi celular y corrí a la habitación de Sebastián después de estar tocando la puerta con un poco de desesperación por más de tres veces, mire la habitación iluminarse y segundos después Sebastián abrió la puerta.

─Estas no son horas de despertar a gente decente ─dijo mientras movía su mano por encima de sus párpados. ─ ¿Qué te pasa?

Cuando termine de decirle lo único que hizo, fue darme un abrazo intentando tranquilizarme.

Caminé hacia el baño, luego de que me dijera que se iba a vestir. La espera se me hizo demasiado larga mientras estaba afuera del auto.
Abrió rápidamente, entre y abroché mi cinturón, ya que si Sebastián conducía con prisa, cuando no era necesario en ocasiones como esa lo hacía más rápido. Daba miedo.

Al llegar al hospital, entre junto con Sebastián, no quería que me acompañara, pero el insistió y termine aceptando.
Mire a su hermano dando vueltas, cuando su madre se dio cuenta de mi presencia se levantó de donde estaba y se dirigió a donde me encontraba. Por un momento pensé que me iba a decir, como se encontraba Jeiron, pero en lugar de eso sólo sentí el golpe de una mano fuerte estampándose en mi cara. Quise hacerle lo mismo a la señora, pero ese no era el momento ni el lugar adecuado para estar haciendo ese tipo de escándalos. Intenté hacer todo lo posible para controlarme.

─Lárgate de aquí. ─Dijo empujándome.

─No vine a verla a usted.

─Tú eres la última persona a la cual Jeiron quiere volver a ver. Vete.

La mire y después mire a Sebastián parecía molesto, negué con la cabeza y él se acercó a mi tomándome del brazo. No quería salirme de ahí, quería saber primero como se encontraba Jeiron.

─Vámonos.─Ordenó.

─Per...

─Nada, no tienes que estar soportando los golpes de esta señora, vámonos.

Me haló del bazo y salimos. Mire a mi alrededor, estaba demasiado molesta, tenía ganas de entrar y arrancarle el cabello a la madre de Jeiron, mire a Sebastián recargado en la parte delantera del auto se miraba demasiado pensativo y me acerque a su lado.

─Te has puesto a pensar como hubiera sido nuestra vida, si mi padre no se hubiera ido de la casa.

─Si, perfecta.

─En ocasiones sueño con Olivia.
─Confesó mientras suspiraba.

─Ella te quería mucho.

─Lo sé, pero yo no pude evitar todo lo que le paso, ¿Crees que este viva?

No respondí, pero me gustaba pensar que Olivia en alguna parte del mundo estuviera viva y bien.

─No pierdes tiempo, mientras tu pobre exnovio está luchando entre la vida y la muerte. Tú vienes a verlo con otro tipo.

─ ¿Qué? ─Pregunté asombrada y molesta mientras miraba al idiota de Evan que llevaba una botella en su mano.

─ ¿Quién es? ─preguntó Sebastián mientras miraba a Evan con enfado.

─ ¿Se lo dices o se lo digo yo? ─ dijo Evan y después se rió.

Evan andaba demasiado bebido, me sorprendió el hecho de que todavía podía permanecer de pie, miré a Sebastián y pensé que lo mejor era alejar a Evan de ahí y lo halé del brazo. Nos detuvimos un poco lejos.

─ ¿Quién es ese idiota? ─balbuceó.

─ ¿Qué estás haciendo aquí?

─ Yo pregunté primero, por lo tanto me tienes que responder, ¿Quién es ese idiota? Responde.

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