Capítulo 89

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Desperté gracias a que sentí algunos besos en mi cuello, sonreí cuando miré a Evan sonreír, tomó mi mano y la llevo a la altura de su boca, dio algunos besos en ellas y las acarició por algunos segundos.

―Buenos días Lucifer. ―Murmuró y sonrió.

Acaricié su cabello que estaba un poco húmedo, sólo él tenía demasiadas energías como para despertarse temprano, sólo para bañarse.

―Buenos días, ¿Por qué amaneciste muy cariñoso?

― ¿necesito tener motivos para amanecer cariñoso con la mujer que es el amor de mi vida y que además será la madre de mis hijos? ―Dijo mientras metía su mano bajo la manta y acariciaba mi vientre por algunos segundos.

― ¿Qué hora es? ―Cuestioné.

―Tengo frio, me congela tu indiferencia.

― ¿Qué te sucede, cariño? ―Cuestioné mientras estrujaba sus mejillas.

― ¡mierda! ¿Por qué te encanta hacer eso?

―No lo sé, me encanta tocarte las mejillas porque son lindas.

―A mí me encanta tocarte las nalgas y no por eso ando a cada momento apretándolas.

―Porque no quieres, sabes que yo no tendría problemas con eso.

― ¡mierda! Eileen, me encantas, no tienes ni la menor puta idea de cuánto me encantas. ― ¿ya no estás enfadada conmigo?

― ¿Por qué?

―Lo siento, sé que actúe de la mierda ayer, y no sólo ayer la mayor parte del tiempo que has estado conmigo, te he tratado mal, lo siento. Sé que no hay justificación para nada de lo que te digo y hago, pero...

― ¿quieres callarte? Ya no importa.

―A mí sí me importa, es que no quiero que dejes de amarme y sé que en este mundo hay millones de personas mejores que yo y tengo miedo que un día te des cuenta que mereces más de la mierda que te doy, perdóname por ser tan puto egoísta contigo, cariño, ¿yo hice, eso? ―Cuestionó mientras tocaba las marcas que había dejado en mi cuello.

― ¿Quién más? ¿Me das un beso? bésame y que el resto importe una mierda.

lo miré enfadada por que en lugar de besarme se puso de pie y salió de la habitación, yo quería olvidar las cosas, yo quería arreglar un poco todo ese desastre y él lo único que hacía era marcharse sin decir nada, me senté con intenciones de levantarme, pero cinco segundos después me deje caer, coloqué mis manos en mi vientre, dibuje algunos corazones con mi dedo, quería saber que iba a ser, si era niña se iba a llamar Rigel y si era niño se iba a llamar Arturo, todo estaba perfectamente planeado, sonreí cuando observe la cuna en una esquina de la habitación. le había prometido cientos de veces que cuando llegara a este mundo iba ser demasiado feliz, le había prometido que le diría muchos te quiero, le había prometido que aunque su madre no sabía mucho del amor, lo amaría con toda su alma, le había prometido muchas cosas y estaba dispuesta a cumplírselas.

Evan entró a la habitación, se recostó a mi lado y comenzó a acariciar mis hombros de manera seductora.

― ¿quieres que te diga porque amanecí demasiado cariñoso? ¿Quieres saber el verdadero motivo?

―Dímelo.

―Quiero cogerte.

― ¿tan temprano?

―No sabía que ya habías puesto horarios, creía que podía cogerte cada que quisiera.

―Evan.

― ¿Qué?

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