Lo primero que hizo Evan al abrir los ojos fue esbozar una linda sonrisa en su rostro, acaricié por un par de veces sus mejillas, era demasiada mi felicidad que por momentos dudaba de que todo fuera real.
― ¿Qué me ves? ―Dijo segundos después.
―Nada. ―Respondí mientras apartaba las sabanas.
― ¿A dónde demonios vas? —Murmuró.
―A preparar tu desayuno. ―Comenté.
―que la línea quede bien derecha. ―Dijo y sonrió.
Moví la cabeza negando mientras lo miraba, me tomó de la mano y volví a caer a la cama, me recargué en su pecho y cerré los ojos por un momento, pero los abrí de inmediato no quería quedarme dormida otra vez y después andar haciendo todo con prisa.
―Ya ponte de pie. ―Dije.
Se cubrió la cabeza y se acostó boca abajo ignorándome, decidí dejarlo dormir y no seguir molestándolo, use un par de sandalias que había dejado en una ocasión ahí, salí con rumbo al baño, me quité la ropa y entre a bañarme, al terminar estuve por un momento observando los frascos de perfume que había ahí, destapé uno y presioné el atomizador.
―Abre la puerta. ―Escuché a Evan.
Obedecí de inmediato, se quedó parado por unos segundos mientras me observaba.—Este perfume huele rico. ―Comenté.
Hizo un gesto de desagrado y me quitó el frasco de mala gana.
―Este es el de Randy y huele asqueroso.
― ¿y cuál es el tuyo?
―El que se llama Sweet weed. ―Lo escuché decir.
No pude evitar sonreír por eso, ese nombre nunca lo había oído mencionar, pero realmente el olor a la marihuana que consumía y el olor de su perfume, era una mezcla fascinante.
―Mentiroso.
―Este. ―Dijo mientras me aplicaba un poco en el cuello.
Cuando lo volvió a dejar, observé el nombre y lo memoricé un poco para después regalarle uno, tomé mi ropa y salí atrás de él.
― ¿Estás enojado? ―Pregunté al mirar su expresión.
―No.
―Tu cara dice otra cosa. ―Comenté.
―Dijiste que el perfume de Randy olía rico. A ti sólo te tiene que gustar mi perfume.
No podía creer que estuviera enfadado por eso, pero así era.
En cuanto entramos a la habitación, se sentó en la orilla de la cama, tomó su celular y movió la cabeza negando, hizo un gesto de desagrado.―Evancito.
― ¿Qué? ―Preguntó y dejó de mirar el celular.
― ¿Todavía estás enojado?
―Cuestioné mientras dejaba caer la toalla.El brillo en sus ojos me encantó, me acerqué a él, se dejó caer en la cama halándome con él. Evan conocía perfectamente mi cuerpo y yo el de él, éramos el complemento perfecto, éramos uno y todo.
―Soy adicto a cada centímetro de ti. ―Comentó después de morder mi vientre.
De mi boca, no pudo salir ninguna palabra, mi mente en esos momentos no pensaba en nada, me olvidaba de todo.
Estaba recargada en su pecho, su corazón latía un poco más rápido y de su boca salía el humo de un cigarrillo.
― ¿eres adicto a mí? ―Cuestioné.
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ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020