Capítulo 90

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Escuché el móvil sonar, di algunas vueltas en la cama y lo tomé aun teniendo los ojos cerrados, lo bueno de pasar tanto tiempo en el celular era que ya lo conocía perfectamente.

—Hola.

—Hola Lucifer, ¿Cómo amaneciste? Apuesto a que es terriblemente malo amanecer sin mí.

—Te extraño. —Murmuré mientras frotaba mis párpados.

― ¿Cuánto?

—Demasiado, ¿Y tú?

—Desearía que estuvieras aquí, sólo han pasado algunas horas y se siente terriblemente mal. Te extraño nena.

—Creo que no voy a poder sobrevivir sin ti.

—que exagerada eres, claro que podrás sobrevivir sin mí. Estar sin mí no es el fin del mundo, deberías de dar gracias que te he dado tu libertad. Finalmente eres un elfo libre. —Lo escuché reír.

—A mí me gusta más estar contigo.

—A mí me encanta estar contigo. —Dijo. — ¿Quieres que te diga algo?

—Sí, ¿Qué?

—Hay una parte de mi cuerpo que te extraña más que a nada en el mundo.

—Yo también lo extraño, ¿Intentas provocarme Evan Dressler?

― ¿Por qué? Estaba hablando de mí corazón, ¿Tú qué mierda estabas pensando?

―También de tu corazón. —Dije y reí.

—Eres un poco pervertida princesa, pero me encantas. Tú forma de ser me vuelve más loco de lo que ya soy. En cuanto a lo otro, también extraño tu preciosa boca.

—Yo también extraño tus besos. —Murmuré.

― ¿Quién dijo que la extraño por los besos? El extraño por las putas y maravillosas mamadas que me das, es que son otro puto nivel Eileen.

― ¡Mierda! ¿Qué estás intentando?

― Algo simple, quiero que te toques, quiero escuchar tus malditos gemidos, vamos dame ese regalo, cariño.

—No lo lograrás.

― ¿Cuánto quieres apostar? Sólo tengo que decir algunas cuantas palabras más y tú lo harás sin necesidad de que yo te lo pida. Tal vez todavía no estés caliente, pero Eileen se te olvida quien soy y que sé perfectamente lo que tengo que decir para hacerte perder tu puto control.

― ¿Quién eres?

―El dueño de tus putos gemidos y del paraíso que hay entre tus preciosas piernas, ¿Quieres que te diga que más extraño de ti?

― ¿Qué?

―Estar entre tus putas piernas, si estuvieras aquí en estos momentos estuviéramos cogiendo. ¿No extrañas que esté dentro de ti?

Sentía que si lo seguía escuchando Evan iba a terminar ganando, lo que sea que hubiéramos apostado, ¿Cómo era posible que logrará eso? No tenía ni la menor idea, sencillamente no importaba, simplemente me encantaba.

― ¿Lo harás?

—Sí, ¿Tengo otra opción? —Cuestioné

—La tienes, pero no la quieres. La opción que te estoy ofreciendo te va a dar un infinito placer

― ¿No te vas a sentir mal al imaginar que tú preciosa novia se esté tocando como piano embrujado? ¿No te vas a poner pensar que sería mejor si tú lo hicieras con tus preciosas manos?

― ¿Quieres callarte, Eileen? Me desconcentras.

― ¿Qué estás haciendo?

—Pensando, escucha mis putas instrucciones Eileen.

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