Capítulo 107

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Miré su rostro por algunos segundos, ¿Por qué no pude hacer nada para evitar su dolor? Yo sinceramente hubiera dado mi vida con tal de evitar todo lo que le había pasado.

¿Cómo era posible que el chico qué por un momento había sanado mi corazón tenía el suyo completamente roto?

Lo miré, realmente por un momento pensé que podía salvarlo, pero no pude hacerlo, no hice nada por él, ni siquiera lo intente, era la peor persona que había conocido en su vida.

—No pude salvarte, no pude hacerlo cariño. Lo siento. —Murmuré.

Acaricié sus mejillas de manera lenta y comencé a llorar mientras sentía que todo a mi alrededor se caía en cientos de millones de pedazos.

—Evan, despierta, Evan por favor, no me dejes, no lo hagas cariño aún no hemos terminado de contar las estrellas. Evan despierta, ¡Mierda! Evan. —Supliqué, pero él no me escuchó.

Cerré los ojos por algunos segundos y después...

Cuando desperté, miré a mi alrededor, estaba en la habitación, pero Evan no se encontraba cerca de mí.
Tal vez todo lo que había pasado había sido mi más terrible pesadilla o tal vez una alucinación, pero no verdad, no debía ser algo real, yo no podría soportar el dolor de perder a Evan. Me puse de pie y con pasos lentos, tal vez debido a lo intoxicada que me encontraba, caminé hacia el baño.

Ahí estaba él con una toalla en la cintura y con una mirada igual o más desorientada que la mía.

—Buenos días, cariño. —Sonrió.

Caminé hacia él y comencé a golpear su pecho, no era justo que se drogara de una manera tan violenta que lo hiciera terminar en ese estado y a mí llorando.

— ¿Por qué mierda? ¿Qué mierda te sucede?

—Eres un hijo de puta, creí que habías muerto.

— ¿Y me estás golpeando por qué sigo vivo? Pues perdón, si quieres me muero ahora para que puedas estar contenta, sabés que yo haría cualquier cosa por ti, yo sólo quiero tu felicidad cariño.

— ¿Cómo te atreves?

—Ni qué tú no lo hubieras hecho antes, sólo estaba un poco más drogado de lo normal, pero estaba bien. lo siento.

—Vete a la mierda de aquí.  —Dije.

— ¿Por qué?

—Quiero hacer del baño.

— ¿Y eso qué? —Cuestionó.

—No quiero que me veas.

— ¿Por qué? ¿Acaso ya te cambiaste de sexo?

—Si y está más grande que la tuya, no quiero que la veas y te de envidia.

Se rió.

—Eso sería interesante, déjame verla cariño. Vamos déjame verla. —Dijo.

Se acercó a mí, colocó su mano en mi cuello, intentó besarme, entonces recordé lo que había hecho, recordé que se había atrevido a llevar a una chica a la habitación, recordé que la había tocado y que probablemente le había hablado de manera coqueta para convencerla. Recordé su cuerpo encima de ella. Dí un paso hacia atrás, él levantó la ceja y me miró confundido.

— ¿Qué mierda sucede contigo?

—No quiero que me toques, ¿Tiene eso algo de malo?

—No, pero al menos dime el puto motivo.

—Deja de actuar como un puto idiota, sí tienes ganas de coger ve y busca a la puta que trajiste ayer o la puta que te mando la puta fotografía, ve, buscalas y cogetelas, juntas o separadas o como quieras, pero a mí no me toques.

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