Capítulo 23

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Aunque Evan no había confesado su amor por mí, abiertamente, me gustaba pensar que eso a lo que él llamaba amistad, haría un camino a ese destino, me gustaba creer que un día se enamoraría perdidamente de mí, como yo de él, seguía sin entender como había sucedido ese desastre, pero no me importaba.

Cuando iba caminando con rumbo a la librería, me encontré a Brandon, me dio una sonrisa amable cuando me saludó, quería preguntarle por Evan, lo había visto dos días antes y lo extrañaba. Así que no pude soportar las ganas y lo hice.

―Deberías de alejarte de él.

Me detuve para mirarlo, no podía creer que estaba diciéndome eso, Evan era su amigo y debería de agradarle que estuviera con alguien que lo quisiera como yo lo hacía.

― ¿Por qué?

Tenía curiosidad en saber el motivo de su comentario.

―No es una buena influencia.

―Yo no necesito influencias y no deberías de hablar así de él, es tu amigo. ―Respondí un poco molesta.

―Por eso mismo lo digo y por tu bien.

Seguimos hablando de muchas cosas hasta que llegamos a la librería antes de despedirse de mí, me preguntó que si iba a asistir a una fiesta a la cual Evan no me había invitado, sabía que no tenía sentido enfadarme por eso, pero lo hice.

Pase todo el tiempo, completamente distraída, a tal grado que cuando una persona me preguntaba por algo, tenía que pedir disculpas y que me volviera a repetir lo que ya había dicho. Algunas se molestaban y otras sonreían con amabilidad y sin problema lo volvían a repetir.
Cuando llegó la señora Celia, me sentí aliviada ya que iba ir a casa a dormir, tomé un taxi y al llegar me di un baño rápidamente. Estaba completamente sola en la casa después de comer un poco, subí a la habitación y me cubrí con varias cobijas.

Releí la conversación que tenía con Evan, no era la más bonita de las conversaciones, pero comenzaba a gustarme, al menos su ortografía era perfecta y no como su letra.

Cuando entró Nadia, lo primero que hizo fue tomar su libreta y comenzar a escribir, di un suspiro cuando me imaginé que un día sería una escritora famosa.

Faltaban tres semanas para mi cumpleaños y Sebastián, comenzó a hacer una cuenta regresiva por qué me iba a dar una sorpresa, una semana después de mi cumpleaños, pensé que la sorpresa iba a ser una visita de él.

Cada día me enviaba un mensaje por las mañanas con la frase, "faltan (numero) días para tu sorpresa"

Estaba ansiosa por saber que era y comprobar que no me había equivocado.

Evan me mandó un mensaje de "buenas noches" el cual no respondí, no era justo que me mandara a dormir mientras él andaba de fiesta. Al imaginarlo con otra chica me enfade más. Apagué mi celular me cubrí la cabeza para no mirar la luz y tratar de dormir.

Iba caminando hacia el colegio, ese día no estaba de ánimos como para conducir y aunque Nadia renegó, caminó como siempre adelante de mí, en ocasiones se detenía por unos momentos sólo para gritarme que le apurara, me esperaba y minutos después se repetía lo mismo.

Al llegar, mire a Tadeo junto con Uriel afuera del colegio, me hicieron señas para qué me acercara, me despedí de Nadia y caminé de prisa adonde estaban.

―Hola, greñuda. ─Saludó Uriel.

―Hola chinito precioso. ―Respondí.

―No está precioso. ─Protestó Tadeo.

─Claro que sí. ─Afirmé

Tadeo levantó la ceja y encendió un cigarro, el cual estuvieron compartiendo. Me deje convencer por esos demonios, para no entrar a clases.

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