Capítulo 36

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Por la madrugada cuando Evan parecía que estaba en un sueño profundo, me levanté e intenté abrir los cajones para ver si encontraba otro diario, pero en ninguno estaba, sonreí al mirar una fotografía mía.
Pensé en volver a quedarme dormida, pero en lugar de eso levanté mi ropa y después de vestirme, salí de su habitación, no quería quedarme y por la mañana escuchar a Evan y a su padre discutir. No me gustaba mirarlo enfadado.

Cuando iba caminando por el césped casi doy un grito, cuando miré al Griego acostado, estuve a punto de tropezar y caer. Mi vista bajó a la gran cantidad de tatuajes que tenía en su pecho y piernas.

― ¿Vas a estar observándome todo el tiempo? ―Dijo cuando abrió los ojos.

―No.

―Qué bueno porque es incómodo.

― ¿Por qué quieres destruir a Evan?

Me arrepentí de haber preguntado eso, Evan se quería destruir, él no tenía mucho que ver con eso.

―Él se quiere destruir y yo como buen hermano que soy sólo lo estoy ayudando. -Hizo una pausa. -Gracias a él no tuve nada y no quiero seguir hablando contigo, niña.

Me di cuenta que el Griego era más cruel de lo que parecía y que tal vez sus motivos eran otros. Tenía una enorme curiosidad por saberlos y también sentía que Evan no era responsable de lo que sea que le hubiera pasado.

―Pero es tu hermano.

―Ese hijo de puta no es nada de mí, y no sé porque lo defiendes si él está haciendo lo mismo contigo.

Me sorprendió demasiado su comentario y como no tenía ganas de discutir por un asunto que obviamente a él no le importaba, caminé hacia la salida.

―Eileen.

Me detuve y volteé.

― ¿Qué quieres? ―Respondí molesta.

―Recordarte algo.

Intente recordar si de las conversaciones que habíamos tenido, había algo que no tuviera que olvidar y me di cuenta que no había nada bueno.

― ¿Qué? ―Me animé a preguntar, pensé que tal vez iba a decir algo interesante.

―Me debes un beso.

―No te lo pienso pagar.

Era obvio que Randy tenía razón y el Griego estaba más loco de lo que parecía.

―Un día lo cobraré y con intereses, ya es muy tarde ¿Quieres que te lleve a tu casa? _Dijo cuando se puso de pie.

Me sorprendió demasiado su
amabilidad pero yo no iba a aceptar eso, así que moví la cabeza negando, me di la media vuelta y continué mi camino.

—Cuidate, ¿O quieres que yo lo haga?

Lo Escuché decir, fingí ignorarlo y salí de ahí.
Era obvio que las drogas también lo habían dañado, yo no necesitaba ser cuidada por nadie y menos por él.

Cuando iba a hablarle a Sebastián un auto se detuvo enfrente de mí. Me sorprendí demasiado al mirar a Tadeo. Abrió la ventana y me acerqué.

― ¿Qué haces aquí? ―Preguntó.

―Lo mismo pregunto.

Él sonrió.

―Son más de las dos de la mañana, no deberías andar afuera de tu casa.

―Tu tampoco. ―Dije.

―Entra.

Me subí de inmediato y fuimos hasta mi casa, estuve por unos minutos con él adentro mientras me contaba sobre su nueva novia. Encendió un cigarro y me ofreció uno, cuando lo terminé me despedí de él.

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