Capítulo 30

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Después del aterrizaje, salimos del aeropuerto, Sebastián paró un taxi y nos dirigimos con rumbo al hotel. En todo el trayecto no habló ya que estaba un poco molesto, porque había llegado tarde y tuvimos que salir de prisa a tomar el vuelo. Al entrar abrí la boca debido a lo elegante que parecía, nos guiaron a nuestras habitaciones y en cuanto entré y miré la enorme cama, me dejé caer en ella, después de un tiempo de estar acostada, me dirigí hacia la ventana y estuve mirando la bella ciudad desde ahí.

Aún no sabía el motivo por el cual estábamos ahí, pero estaba demasiado feliz. Dejé de mirar, cuando escuché que golpearon la puerta.

―Que no se te olvide que mañana tienes que estar lista, antes de las diez. ―Dijo Sebastián en cuanto abrí.

Acepté y él se marchó.

Pensé en bajar a comer, pero no tenía hambre ya que estaba demasiado emocionada, me metí a bañar y cuando miré el tatuaje di un suspiro.

Después me quedé dormida.

Al despertar me senté en la cama y encendí el televisor mientras me vestía, tomé mi celular y le escribí un mensaje a Evan, pensé que no lo iba a responder, pero casi cinco minutos más tarde recibí una respuesta.

¿Cómo estás, princesa?

Sebastián regresó a la habitación tiempo después.

― ¿Te acuerdas de William? ―Dijo cuando estaba sentado a la orilla de la cama.

―Si. ―Dije mientras por mi mente pasaban los recuerdos del chico.

―Vive aquí y quiere conocerte.

―Pero yo no quiero.

Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

―Will que no quiere conocerte.
―Gritó Sebastián.

―Creo que me voy a deprimir.
―Escuche un grito.

Intenté mirar por encima del hombro de Sebastián, pero él no me lo permitió.

― ¿Esta aquí? ¿Esa es mi sorpresa?

―Will no sorprende a nadie. ―Respondió y se rió.

―Sólo cinco minutos. -Dije.

―En esos cinco minutos haré que se enamoré de mí. ―Lo escuche decir y Sebastian salió.

Cerré la puerta, para cambiarme de ropa y cuando estaba por salir escuché mi celular sonar lo tomé y respondí la llamada con mucha rapidez al mirar el número de Evan.

― ¿Cómo estás?

―Bien.

― ¿A cuántos ingleses les has robado el corazón?

Sentía que me estaba vigilando, me dio un poco de miedo.

―A ninguno.

― ¿Qué estás haciendo?

―Voy a salir con Sebastián y un amigo suyo.

Segundos después me arrepentí de haber sido sincera.

―Tú que sales con ese puto inglés y yo que me cojo a la primera que me encuentre.

― ¿No confías mí?

―Claro que sí, pero en él no. ―Después de eso colgó y salí de la habitación

Estuvo marcando más veces, pero no quería escucharlo gritar debido a sus celos sin sentido, tomé el elevador y bajé. Sebastián estaba parado aun lado de un chico de ojos verdes, que se miraba más atractivo que en la pantalla.

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