Capitulo 39

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Cuando decidí salir de la habitación, encontré a Evan y a su abuela conversando, en cuanto se dieron cuenta de mi presencia sonrieron y aunque no me lo dijeron cambiaron de tema. Saludé a la señora Regina y salí de la casa, necesitaba aire fresco, me senté y estuve acariciando a Bob por un tiempo cuando él se me acercó.

Quería dejar de pensar en cosas, quería estar durmiendo más tiempo que la bella durmiente y nunca ser despertada, realmente no entendía nada, tal vez estaba exagerando demasiado las cosas, pero de verdad me preocupaba el hecho de no tener a donde llegar, que la mujer que en un momento había elegido a Sebastián primero y ante la negativa de él de no querer separarse de mí, terminó por llevarme con él y darme su cariño en ese momento ya se había cansado de mi comportamiento, lo más grave era que yo también estaba cansada y lo peor era que eso, no era la primera vez que sucedía.

— ¿De verdad niña, estás necesitada de cariño como para quedarte con Evan?

Volteé y miré a Zeus molesta, eso a él no le importaba.

—Estoy segura que me quieren más que a ti.

—Pero de nada importa que te quieran cuando tú no te quieres ni en lo más mínimo.

Respondió enseguida y yo creí que lo iba a dejar sin respuesta.

—Esto no es asunto tuyo.

—Eso ya lo sé, pero no deberías de seguir con Evan, se comporta contigo peor que con todas las putas con las que ha andado.

— ¿Y eso a ti que te importa?

Estaba loco, necesitaba que lo encerrarán de por vida

—Sólo fue un comentario. —Dijo y puso los ojos en blanco. —No le regales todo tu amor un día te va a mandar a la mierda. Lo conozco más que tú.

Decidí ignorar todos sus comentarios, si hubiera sido otra persona tal vez no lo hubiera hecho. Pero era Zeus, el hermano que al mismo tiempo era su enemigo. Lo miré sonreír y yo sólo quería golpearlo.

— ¿Por qué te metes en lo que no te importa? —Dije.

— ¿Quién dijo que no me importaba?
—Dijo y caminó hacía adentro. —Todo lo que tenga que ver contigo me importa.

Puse los ojos en blanco y comencé a olvidar sus comentarios sin sentído, eso era lo mejor.

Me di un abrazo y cuando comencé a sentir más frio debido a mi edad que estaba aumentando día tras día de una manera rápida, decidí regresar, le sonreí un poco a Evan en cuento lo miré.

―Voy a ayudar a preparar el desayuno. ―Avisó mientras me mandaba un beso.

Cuando me ofrecí para ayudarle, no me permitió que lo hiciera y decidí subir a la habitación, lo primero que hice al cerrar la puerta fue abrir uno a uno los cajones del tocador, di un suspiro aliviada cuando por fin encontré lo que buscaba, dudé un poco mientras miraba el polvo, no quería hacerlo, pero sentía que lo necesitaba, finalmente guardé el polvo y decidí salir de la habitación, yo podía luchar contra mí misma aunque fuera un poco difícil, sabía que podía aguantarme las ganas por un tiempo, tal vez para siempre. Me quedé parada mientras miraba a Evan aparecer por la escalera. Me tomó de la mano y entramos a la habitación rápidamente. Cuando cerró la puerta, me recargué en ella mientras lo miraba buscar en el mismo sitio donde yo lo había estado haciendo minutos atrás.

― ¿Por qué lo vas hacer? ―Pregunté.

―Por nada y no me molestes con eso.

Me senté mientras pensaba que hacer, por un momento, pensé que si la madre de Evan estaba viva podía buscarla y tal vez, el cariño de ella si lo iba hacer cambiar, porque yo ya no tenía ninguna idea, me dolió mirarlo así y para que el dolor disminuyera, lo único que podía hacer era lo mismo con él, deseé tener el poder de cambiar las cosas, de regresar al pasado y evitar todo su sufrimiento, deseé poder salvarlo antes de que cayera otra vez.

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