Estaba esperando a Evan en un pasillo de la universidad para irnos juntos al apartamento, Frank apareció y se detuvo para saludarme.
―Hola señora Dressler. ―Dijo y sonrió amablemente.
―Hola. ―Respondí y sonreí por la manera en la que me había llamado.
― ¿te gustan los Doritos? ―Dijo mientras me ofrecía la bolsa que llevaba.
Tomé uno y lo comí, él se retiró, me recargué en la pared y observe a mí alrededor por algunos segundos, tomé el móvil y le mande un par de mensajes a Evan.
me dirigí con rumbo al edificio, di algunos pasos y luego me arrepentí de hacerlo, Eris me miró por algunos segundos, se acercó a mí y susurró algo en mi oído, moví la cabeza negando, no quería creerlo, pero aun así, caminé con rumbo hacia los dormitorios, me quedé parada por algunos segundos mientras decidía si abrir la puerta o darme la vuelta, hice lo que considere que era lo mejor para mí, abrí la puerta y ahí estaba Evan acostado en la cama mientras la chica se encontraba sentada a un lado de él.
― ¿Qué mierda haces aquí? ―Dijo cuándo se puso de pie.
― Eso tendría que preguntarlo yo, ¿no crees? ¿Qué estás haciendo?
―Nada.
― ¿nada? ¡Mierda! Evan, ¿Qué mierda es esto? Estoy como una idiota esperándote y tú aquí acostado con esta perra.
―Evan, llévate a tu mujer que me duele la puta cabeza y no estoy de humor para escuchar sus putos gritos. ―Dijo la chica.
―Vámonos. ―Dijo y tomó mi mano.
―Suéltame.
Caminé con prisa para alejarme de él.
― ¡Mierda! Eileen, detente. ―Gritó.
Lo escuche, pero fingí que no lo hice, me detuve cuando miré hacia atrás y me di cuenta que ya no me iba siguiendo, odiaba comportarme de esa manera, odiaba estarlo siguiendo, pero ya no sabía qué hacer, había escuchado historias, que se había acostado con una, y con otra y con casi todas, no sabía si esos rumores eran exagerados o reales, lo que si sabía es que tenía miedo de que mirara a todas esas chicas más bonitas, con cuerpos más lindos y que se olvidara del supuesto amor que decía tenerme, sabía que el problema no era él, era yo, pero no sabía cómo hacerle para que todas ideas desaparecieran, mordí mi labio y di un trago a la botella de agua que llevaba, la guarde y caminé hacia el apartamento, había avanzado algunos metros cuando él detuvo el auto por el lado de la calle en el cual iba caminando, se acercó demasiado a la acera y silbo un par de veces.
―Lucifer, bonita, preciosa, hermosa, linda, cielo, alma, Eily, amor mío, ¿estás enfadada conmigo?
―Déjame en paz.
― ¿sucede algo? ―Cuestionó una señora que iba caminando por ahí. ― ¿te está acosando?
―No. ―Respondí.
― ¡mierda! Eileen ya sube. ―Dijo. ―Te van a doler los pies en la noche, además eres demasiado lenta, si sigues con esto, llegaras hasta mañana a la casa. Tortuga, vamos Lucifer, acompáñame, no me dejes solo.
Puse los ojos en blanco y entre antes de que alguien más se detuviera a preguntar si estaba siendo acosada.
―Me habían confundido con un vagabundo, un ladrón, pero nunca con un acosador, ¿Por qué estás molesta?
Puse los ojos en blanco, mientras abrochaba el cinturón.
― ¿ahora por qué mierda estás enfadada?
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ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020