Una semana después como siempre, la celebración de fin de año para recibir el año nuevo, llegó. Esa fecha me hacía sentir más miserable de lo que ya era, celebrar que la tierra termina de girar en su órbita, no me parecía una idea muy inteligente, pero bueno. Nada cambiaba, todo seguía exactamente igual o en ocasiones empeoraba o al menos para mí.
Siempre en esa fecha mi madre también iba a la casa de su familia igual que en Navidad, fingí un dolor de estómago, pero en esa ocasión no tuve éxito, mi madre no me creyó la mentira, y me obligó a ir. Así que cerca de las nueve, comencé a vestirme, como todas las ocasiones importantes, Nadia me insistía, para que usara vestido, no sabía porque lo hacía, ella sabía perfectamente que no me gustaba. Pero en ocasiones lo olvidaba. Ignoré sus palabras animándome.
Después de las diez, ya estaban todos, perfectamente arreglados, estaban porque yo no. Mi concepto de elegancia y andar bien vestida, ese día, consistía en usar un pantalón de color negro y un suéter gris. Mi madre me miró un poco enfadada, pero no hizo ningún comentario.
Cuando llegamos a la casa de los abuelos, caminamos en fila y yo ocupé el último lugar, por si quería salir corriendo. Miré a Sebastián que se esforzaba por ocultar su nerviosismo con una sonrisa.Saludamos a algunos integrantes de la familia, fingí buenos modales, fingir era algo que en ocasiones me salía completamente natural. Cuando mi madre se apartó de nosotros, me paré en un rincón, mientras observaba a todos los invitados, todos vestían ropa elegante, que parecía demasiado costosa. Y yo sólo, miré mis pantalones mientras pensaba que eso era mejor que ir desnuda.
Minutos después Sebastián se acercó a mi lado.─Esto es incómodo. ─Susurró.
─Vámonos.
Si él hubiera aceptado, hubiera salido de ahí en ese instante, pero movió la cabeza ligeramente negando.
Comenzó a morder sus uñas, lo que significaba que, estaba nervioso, más de lo normal.
─Claro que no, si para nosotros es incómodo, para ellos más, que sufran los desgraciados. ─Susurró y sonrió.
Y estuve completamente de acuerdo con él, así que después de hacer una lista mentalmente, comenzamos a ir a saludar a las personas que más mal habían hablado de nosotros.
─Hola tía Griselda. ─Saludó Sebastián.
La vieja tía Griselda, dio un paso hacia atrás y después saludo, al ver la cara que puso, quise golpearla y arrancársela en ese preciso instante, pero lo único que hice fue mirar y sonreírle. Después miré a la dirección donde estaba Vanessa, la chica que años atrás me hacia llorar y se burlaba de mi por ser adoptada. Decidí que ya era tiempo de que comenzara a pagar un poco por sus ofensas.
Miré su lindo vestido de color blanco y luego miré una bella copa de vino en una bandeja que llevaba uno de los meseros.
Por un momento, pensé en la vergüenza que iba a sentir mi madre, si iba y se lo aventaba a propósito. Así que se me ocurrió la idea de que pareciera un pequeño accidente. Tomé la copa y sonreí amablemente al mesero, tomé mi celular y fingí leer algo mientras caminaba a su dirección. Estaba tan feliz por eso, me moría por ver su reacción.Por un momento pensé en detenerme, pero si ella nunca lo había hecho ya tampoco lo iba hacer. Eso era algo inocente en comparación de todo lo que ella me había hecho.
Segundos después sólo escuche su grito, la miré mientras mordía mi labio para no reírme. Vanessa se miraba demasiado molesta mientras intentaba limpiar su vestido. Quería brincar por mi pequeño logro, pero lo único que hice fue disculparme, esforzándome por parecer sincera.
Después de eso, me salí a tomar un poco de aire, estaba riéndome como loca, mientras recordaba la cara Vanessa.
Recibí un mensaje de Evan.
''feliz año nuevo, linda¨
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ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020