Capítulo 47

762 51 0
                                    

―La sirenita fue muy estúpida. No le importaba absolutamente nada, le advirtieron que en cada paso que diera iba a sufrir y no le importo. -—Hizo una pausa. —Dejo todo por un príncipe idiota, ella lo salvó y él... era tan hijo de puta aún sabíendo que lo amaba más que a nadie en el mundo se casó con otra.―Comentó Evan.

―Claro que no era estúpida estaba enamorada.

―Pero él no la amaba, yo en su lugar hubiera asesinado al puto del príncipe, preferiría ser una asesina que convertirme en espuma. No le sirvieron de nada las piernas, ni siquiera se la cogió.

―Pero ella lo amaba, no puedes matar a quien amas. ―Comenté.

―Pero si lo puedes matar, si sabes que él no te ama y que además es tu única salvación. En conclusión, el amor te vuelve estúpido. ―Dijo Evan.

Después de haber tenido esa discusión, por un cuento infantil y que Evan se hubiera burlado porque había cometido el error de decirle que la primera vez que lo haya leído había terminado llorando. Me quedé sentada mientras él seguía dibujando en su libreta.

― ¿ya terminaste? ―Pregunté impaciente.

―Ya casi, no me molestes.

―Date prisa. ―Comenté.

Estaba ansiosa por mirar mi dibujo, Evan había prometido que iba a dibujar una sirena para mí, pero cuando me acercaba para mirar cómo iba, él no me dejaba que lo hiciera.

―Te exijo que me dejes verlo.

―Tú no me exiges nada, ¿Quién crees que eres?

―Tú sabes perfectamente quien soy.

―Eres un marciano. ―Comentó.

Cruce los brazos molesta, me mantuve observando mi celular por unos segundos y sonreí al mirar un mensaje de Lidia.

―Cuando estés conmigo, no estés con el puto celular, dámelo. ―Dijo estirando su mano

―No.

―Apágalo.

―No.

― ¡maldita sea! Tienes que hacer lo que te diga.

Volví a negar, él hizo un gesto enfadado y se puso de pie caminando hacia mi dirección.

― ¿Por qué te gusta desobedecerme? ―Susurró.

―No lo sé, no tengo que obedecerte

―Claro que sí, vives conmigo y mientras vivas conmigo tienes que hacer lo que yo diga. ―Susurró en mi oído.

Me puse de pie y coloqué mis manos atrás de su cuello, lo miré a los ojos y sonrió.

― ¿quieres un banco? ―Preguntó.

Le encantaba burlarse de mí, al parecer era su pasatiempo favorito.

―malvado, ¿Qué vamos hacer?

―Algo bien por nosotros. ―Respondió.

Y comenzó a besarme, lo besaba desesperadamente como si besarlo fuera mi único deber en el mundo, caminamos hacia la cama, se posiciono encima de mí y comenzó a besar mi pecho fue bajando hasta llegar a mi vientre minutos después se apartó.

—Sabes delicioso cariño. —Susurró mientras llevaba sus dedos hacia su boca. —Colócate de rodillas. —Dijo mientras se deshacía de su cinturón.

— ¿Vamos a rezar? —Pregunté.

Él me miró intensamente y movió la cabeza negando.

—Algo mejor que eso, vamos a coger y eso es más placentero que rezar. —Respondió mientras acariciaba mi vientre. —Me encantas nena ¡Mierda! Me encantas.

ABISMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora