No quería separarme de su cuerpo, no quería dejar de sentir un poco de su calor, sólo logre apartarme de él cuando uno de los paramédicos me apartó, no era consciente de absolutamente nada de lo que estaba pasando a mi alrededor, la chica estaba desesperada intentado encontrar su pulso, mi corazón se detuvo por un instante cuando después de varios intentos movió la cabeza negando.
―Ya no tiene pulso, lo siento. ―Murmuró la chica.
En ese momento todo lo que ya se encontraba destruido se volvió a destruir una vez más, miré cuando subieron su cuerpo a la camilla, deseé morir en ese instante, sentí que comenzaba a enloquecer, grité, lloré, ya no sabia que más podía hacer.
Deseé ser yo la que estuviera ahí, él no se merecía eso, a él no debía pasarle eso, Evan se merecía todo lo mejor del mundo y sí yo hubiera podido se lo hubiera dado, le hubiera dado todo y más. Todos los momentos que había pasado con él pasaron por mi mente, ojala hubiera podido detener el tiempo en uno de nuestros momentos felices y quedarnos para siempre ahí. Ese no era el final que yo quería para nuestra historia.
Sentí que alguien me abrazo e intento calmarme en vano, quise morir para que todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento desapareciera, nunca antes me habia dolido tanto la vida como en ese momento, ese dolor era tan intenso a un nivel que nunca pensé que podría llegar a sentir.
Me puse de pie de inmediato, miré a mi alrededor Zeus estaba sentado en el pequeño sillón que se encontraba en la habitación.
― ¿Dónde está Evan?
―Fuiste el amor de su vida, fuiste la única a quien amó. Lo siento, pequeña.
Miré su rostro, estaba sufriendo parecia que habia estado llorando y el tono con el cual lo dijo, me rompió el corazón.
― ¿Dónde está?
―Lo siento pero...
Moví la cabeza negando.
―No, no, no. ―Comencé a llorar.
―Creo que tienes que ser fuerte, lo siento pero, ―Guardó silencio por un par de segundos, tragó saliva y dio un suspiro. ―En verdad no sé como decirlo, lo siento pero... El hijo de puta aún se encuentra con vida en verdad te compadezco. ―Dijo y comenzó a reír.
―Hijo de puta. ―Grité.
―Es casi un puto milagro, hasta ganas me da de prender una veladora e ir a la iglesia a rezar, sigo sin entender qué tipo de pacto tiene, tiene más vidas que el diablo.
― ¿Dónde está? quiero ir a verlo.
― ¿quieres volver a vivir esta mierda, Eileen? ―Cuestionó.
―No.
―Aléjate de él.
― ¿Dónde está? ―Cuestioné mientras me ponía de pie.
―Aún está inconsciente, en verdad es un milagro que siga con vida, él es el ejemplo de que cuando eres un hijo de puta ni el diablo te quiere en el infierno.
― ¿Tú que mierda haces aquí? ―Cuestioné.
―Cumpliendo mi promesa.
― ¿Cuál?
―Salvarte. ―Respondió. ―Te salvaré aun cuando tú no quieras que lo haga.
―Tal vez mi vida fuera mejor si me hubiera enamorado de ti. ―Pensé en voz fuerte. ― ¿Por qué te escondiste por mucho tiempo?
El Griego sonrió, tomó mi mano con fuerza y movió la cabeza negando.
―Deja de decir tonterías, ¿quieres? Creo que el golpe si te afecto. Deja y llamo al doctor para que te revise una vez más.
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ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020