Capítulo 8

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Había pasado unos días desde la pequeña discusión con Marina, estaba sentada en el parque comiendo un helado, cuando miré a July caminando junto con Tadeo. Intenté darme la vuelta para que no me mirarán no tenía ganas de hacer nada, afortunadamente caminaron por otro lado. Miré algunos niños correr y me acordé cuando yo jugaba con Sebastián y Olivia. La recordada un poco, recordaba sus ojos verdes y su voz chillona y recordaba sus abrazos, en ese momento recordé el día que me la quitaron.
En ocasiones conservaba la esperanza de volver a encontrarme con ella y la bebé, pero conformé avanzaban los años me di cuenta que probablemente ella no se acordaba de mí y el bebé era obvió que ni siquiera sabía de mí existencia.

—¿Qué tienes? —Escuché a alguien trayéndome de vuelta a la realidad, una realidad dónde no estaba Olivia.

Miré al idiota de Evan que estaba sentado a mi lado.

— ¿Qué te pasa?

No respondí, no tenía motivo para hacerlo.

— Te ves diferente más triste de lo normal, tengo algo para quitar esa tristeza.

— ¿Qué? —Pregunté con curiosidad.

—Un beso, mis besos son antídoto para la tristeza. —Dijo sonriendo

— ¡Maldita sea! No voy a besarte.

—Entonces ten. —Dijo estirando su puño. -Esto también es bueno

Tomé lo que me había dado, no entendía porque me había visto cara de drogadicta. Tenía un gran resentimiento en contra de las drogas, ya que esas habían sido el motivo para que mi madre hiciera todo lo que hizo.
Estaba demasiado ofendida

—Estás loco.  —Dije mientras abría la bolsa y tiraba el polvo.

—No me preocupa tengo más. —Dijo mirándome desafiante.

—¿Quieres un beso mío? —Pregunté, no le creía.

—No, estoy seguro que de esa sexy boca va a salir una condición estúpida y no quiero escucharla.

En ese momento decidí acercarme a Evan para que dejara las drogas, no sabía cómo. Pero lo iba a hacer. Sentí la necesidad de hacerlo, sentí que podía, parecía una buena persona, intenté eliminar esa idea de mi mente, pero fue imposible.

— Acompáñame a una fiesta. -Dijo mientras se paraba.

—No puedo ir contigo, tengo novio.

Arqueó la ceja y sonrió dulcemente.

—Sólo es una fiesta, no quiero que te cases conmigo, puedes seguir siendo su novia después de eso, además te juro que no se va a enterar. 

—No.

Sabía perfectamente que Jeiron se iba a enterar, pero también sabía que estaba rechazando una oportunidad perfecta para estar cerca de él. En ese momento no tenía un ningún interés amoroso hacia él, en ese momento sólo quería una amistad yo sólo quería ayudarlo. Pensé que podía hacerlo, decidí intentarlo un poco y si no daba ningún resultado positivo me alejaría y lo miraría desdé una considerable distancia como se destruía, sentada tranquila y sin preocupaciones por él.
Me sorprendí a mí misma asintiendo con la cabeza.

—De acuerdo. —Dijo sonriendo en señal de satisfacción.

—No yo...

—Cállate linda, paso por ti a las siete.

Se dio la vuelta sin darme tiempo de responder, pensé que sólo había sido una invitación falsa ya que él no sabía dónde vivía.
Cuando miré el vaso de helado me di cuenta que por andar de infiel ya se había derretido. Tiré el líquido con cierta tristeza deposité el vaso en un contenedor y caminé hacía mi casa.

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