26 de mayo, un año de estar juntos y el primero de todo el resto de mi vida, Evan había llegado y con su encantadora sonrisa, sus miradas amorosas, me había devuelto le creencia del amor, pero un amor diferente al cual yo noestaba acostumbrada, tenía que aceptar que tal vez era el primero que me amaba de verdad, el primero que me llamaba mi amor, el primero que me abrazaba después de tener una pesadilla, el primero que me dedicaba demasiadas canciones, el primero que creía en mi aun cuando yo ya había dejado de creer en todo y también era el primero que me hacía llorar tanto, pero lo amaba con todo mi ser. De verdad lo amaba, pero en ocasiones él lo ignoraba.
Estaba recostada con los pies apoyados en la pared mientras esperaba a que me llegara una mueva idea al cerebro porque la reciente ya la había olvidado, estaba comenzando a olvidar las cosas, hice un gesto de desagrado al imaginar que cuando fuera anciana mi problema de mala memoria iba a ser terriblemente malo, miré su regalo una vez más, sólo esperaba que Saely no me hubiera mentido por haberla llamado puta la primera vez que la vi, desde ese día supe que no tenía que llamarle puta a todas las chicas que estuvieran junto de Evan, ya había aprendido, el problema era que eso probablemente se me iba a olvidar por el enfado. Cuando escuché sus silbidos en la sala, coloqué una camisa encima de su regalo y salí a su encuentro.
―Hola cariño. ―Dijo mientras me daba un ramo de buganvilia blanca con lavanda.
Realmente se miraba hermoso.
―Hola, ¿Por qué vienes molesto?
―Por nada. ―Dijo dándome un abrazo. ― ¿Me amas?
―Si. ―Respondí de inmediato.
―Deja de hacerlo. ―Respondió.
―Eso es lo que quiero, pero cuando estoy cerca de ti te amo más.
― ¿de verdad quieres dejar de amarme? ―Preguntó.
Realmente él era difícil de entender.
― ¿Tú lo quieres?
―No, pero eso es lo mejor para ti, cariño. ―Dijo un poco triste.
Ignoré su comentario y me dio un abrazo que duro cerca de un minuto, sujetándome demasiado fuerte.
―Me encanta tu aroma. ―Murmuró.
―A mí también me encanta el tuyo.
―Pero si ni me he bañado, el amor aparte de ser sordo también carece del sentido del olfato. ―Dijo y sonrió un poco.
―Me encanta tu maldita sonrisa. ―Murmuré mientras me ponía de puntillas para darle un beso.
Me levantó y me sentó encima de la mesa.
―Evan la mesa es para comer. ―Dije.
―Eso es lo que voy hacer, voy a comer lo más delicioso que he probado en mi vida. ―Murmuró mientras se quitaba la camisa.
―Me moje, Evan me moje. ―Grité minutos después mientras intentaba apartarlo.
―Eso ya lo sé, cariño.
―Se cayó el maldito vaso con agua. ―Grité mientras comenzaba a reír.
Me levanto entre sus brazos y me llevo a la cama, realmente el agua si estaba demasiado fría que incluso hizo que mi calentura disminuyera un poco, pero sólo fue por algunos segundos.
Estaba encima de su cuerpo, di un par de besos en sus mejillas y lo miré a los ojos, jugué con su cabello y di un par de besos en el lunar que tenía en su cuello, de cualquier forma él me encantaba.
―Ya te había dicho que tus gemidos son música para mis oídos. ―Comentó después de morder fuertemente mi pecho.
―Ahora si te excediste cariño, por un momento sentí que en lugar de venirme me iba a ir. ―Dije mientras miraba mi imagen en el espejo. ―Por poco me matas.
ESTÁS LEYENDO
ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020