Finalmente había conseguido un empleo en una cafetería, di un suspiro cuando miré un rostro conocido entrar, sonreí débilmente y me dedique a cobrarle a las personas que estaba atendiendo.― ¿a qué hora sales? ―Cuestionó.
―Pronto.
―Te voy a esperar, amor, yo siempre te voy a esperar.
― ¿Dónde?
―Recargado en esa esquina. ―Señaló. —Te amo. —Dijo dió un beso en mi mejilla y sonrió. —Eres tan hermosa, me encanta tu hermosa y encantadora sonrisa.
Moví la cabeza aceptando, Evan dejo una barra de chocolate y salió del lugar, creí que sólo lo había dicho de broma, pero cuando lo miré recargarse en la pared y mover la mano saludando, moví la cabeza negando, no podía creer que fuera capaz de perder el tiempo en eso, envió un par de mensajes y tomé un tiempo para responderlo, cuidando de que mi jefe no me mirara. Hice una mueca de desagrado cuando miré a Zeus entrar junto con su amigo.
Zeus levantó la ceja en señal de asombro y el chico se acercó por las bebidas, después de que les diera su orden, Tristán sonrió y miró hacia donde estaba Evan, cuando me entregó el dinero para pagar, hizo un par de preguntas, las cuales no respondí.
―Que mal servicio, ¿Dónde está la dueña de este lugar? ―Preguntó Zeus.
―No lo sé. ―Dije un poco enfadada.
― ¿Tristán, qué te respondió? ―Preguntó Zeus después de dar un trago al café.
―No está interesada, aún está con el psicópata. ―Respondió el chico.
Lo observé molesta.
― Que mal, ni modo amigo suerte para la próxima y si no es contigo será conmigo.
― ¿Qué estás tramando Griego? ―Cuestionó el chico.
―Nada, vámonos a la mierda, antes de que se le meta el Diablo a Daniel y venga hacer un puto escándalo, hoy no tengo ganas de escuchar sus malditos gritos, los únicos gritos que tengo deseos de escuchar son los de ella. ―Dijo y se dirigieron hacia la salida.
— ¿Crees que te van a gustar? —Cuestionó el chico.
—Me van a encantar. —Respondió el Griego. —Estoy seguro que amaré todo lo bueno que esa preciosa boca haga.
Al mirar hacia donde había estado Evan, me di cuenta que ya se había marchado, respondí sus mensajes y él no respondió, hice una mueca de desagrado era obvio que se había molestado una vez más y yo no quería eso.
Ya había vuelto a vivir con él, Sebastián me gritó, Lida me gritó, Sira me maulló obviamente porque no estaban de acuerdo por eso, pero como siempre ignorando los peligros que esa decisión me iba a traer volví con él. Realmente estaba más interesada en el placer que esa decisión me daba, el peligro no me importaba.
Sabía que en algún momento tenía que detenerme, lo había intentado y lo único que había ganado con eso, era terminar siempre buscándolo y terminar entre sus brazos, las dos terapias a las que había ido con un psicólogo no sirvieron de absolutamente nada por el simple hecho de que lo que él decía, sólo permanecía en mi cabeza por algunos minutos y una vez que salía del consultorio lo primero que hacía era pensar en él. Definitivamente algo estaba mal conmigo y también con él.
Lidia había pasado por mí, íbamos ir a una fiesta, le había dicho a Evan que fuera y como era de esperarse su respuesta fue un no, llegamos a la casa, estuve con ella hasta que decidió irse con uno de sus amigos la volví a odiar por eso, si me invitaba a un lugar, tenía que quedarse conmigo y no terminar por abandonarme por irse a la habitación con un tipo. Pero yo también la había abandonado varias veces por irme con Evan así que no tenía que reprocharle nada.
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ABISMO
Randomy me subía al cielo, sólo para dejarme caer al abismo. ABISMO: 16 Primer actualización: 18/03/2020