Capítulo 49

653 50 2
                                    

No escuché la alarma y cuando desperté ya era demasiado tarde, había perdido la primera clase, me puse de pie intentando hacer el menor ruido posible para que Evan no se despertara, caminé hacia el espejo y observé el resto de la droga que estaba en la jeringa, coloqué todo eso en el cesto de la basura, mientas recordaba lo que había hecho, eso era algo que nunca iba a olvidar, mi cerebro se iba a encargar de recordármelo, había hecho algo cruel en contra de Evan. Lo observé por el espejo, tal vez lo mejor era alejarme de él, él no era malo para mí, yo era mala para él. Me vestí rápidamente, caminé al baño y lavé mi cara, estaba considerando la idea de colocarme maquillaje para que mis ojeras no se notaran mucho, llevaban días sin disminuir, abandone esa idea, cuando me acordé que no sabía cómo maquillarme, guardé mis cuadernos y observé a Evan una vez más, lo cubrí con una manta para que no sintiera frio.

Terminé de rebanar un poco de melón para que Evan desayunara, afortunadamente conseguí un taxi y no llegue más tarde.

― Vamos a una fiesta.

― ¿Cuál fiesta?

―No sé dónde sea, me invito una prima que va en otra universidad.

Moví la cabeza negando, Atenea una compañera con la que coincidía en algunas clases hizo una expresión de asombro.

―Ven conmigo, mi prima dice que será una buena fiesta.

Realmente no me iba a convencer no me interesaba, yo no quería ir a ninguna fiesta lo único que quería era estar todo el día con Evan. Atenea se recargó en la puerta del aula, mientras hacia una bomba con la goma de mascar.

― ¿Cómo dijiste que se llamaba tu novio? ―Preguntó.

―Evan.

―Yo lo conocí cuando éramos niños decía que de grande quería ser piloto, ahora mi hermano dice que tal vez terminó en las drogas, buscando el amor y la felicidad que perdió.

―Tal vez. ―Dije con un poco de decepción.

—Solía ser una persona maravillosa. —Comentó.

—Lo sigue siendo. —Dije.

—Tú eres la única que piensa eso.

Decidí alejarme de ella y caminar hacia adentro, me senté en el asiento del rincón mientras el aula comenzaba a llenarse, estaba perdiendo la fe en todo, la imagen de yo inyectándole la heroína aparecía en cada instante en mi mente, la idea de que debía de alejarme de él, rodaba por mi mente, lo amaba, pero no se lo demostraba de la manera correcta, escribí una carta de desamor el día de San Valentín, escribí una carta diciendo los motivos por los cuales no debía de quedarme, tenía millones de razones, pero luego mi corazón terminó matando a mi poca razón, se burló de ella. Deje de escribir y me retiré de la clase, terminé llorando en el baño, quería poder regresar el tiempo para poder hacer las cosas de distinta manera, me arrepentí de haber sido tan estúpida y haberme drogado junto con él. Lavé mi cara, sonreí enfrente del espejo y me dirigí a mi siguiente clase.

Pensé en no ir a la florería, pero no podía seguir faltando a mi empleo, sentía que en cualquier momento me iban a despedir por lo irresponsable que era.

―Deberías de ir a mi casa para que me ayudes a arreglarme. ―Dijo Diane.

Ella estaba loca, yo era la persona menos indicada para poder dar consejos respecto a vestimenta y respecto a cualquier aspecto. Así que moví la cabeza negando. Le deseé buena suerte en su cita antes de que ella se separara de mí.

Estaba por llegar, di un suspiro y me recargué en una esquina mientras abría una botella de agua. Aún estaba a tiempo de regresar a casa.

―Los días de San Valentín es cuando más corazones se rompen. ―Dijo.

ABISMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora