Marvel's Spider-Man

Relaciones Familiares

Sábado 11 A.M, Queens.

Los fuertes rayos del sol y la fuerte brisa, tocaba en la cara de nuestro protagonista. Quien tenía un sueño pesado por haber estado toda la noche en las calles de Nueva York.

Ahora Peter se levantará con tranquilidad...

¡NO!

Las responsabilidades no dejan de caer en los hombros de Peter Parker.

Tiene bastantes cosas que hacer.

1. Investigar quién es el chacal.

2. ¿Qué es lo que quiere hacer?

3. El pasado de sus padres.

Son tres cosas nada más.

Pero aún así son muy importantes para el castaño, y no son fáciles.

Primero que nada, sobre sus padres tiene poca información...un maletín y unos documentos.

Que no eran suficientes para la dicha investigación.

Bueno...ahora mismo, Peter se empezó a levantar con algo de dificultad. Este le echó una mirada a su alarma, y perfectamente vió un 11:03 a.m

Este estrelló levemente su cara contra la almohada.

El sabe lo que se viene.

Peter: Dios...— se rasca los ojos, luego se quita la sábana para así bajarse de la cama.

Este miró una hoja en su mochila, fue y tomó la mochila para así ver qué decía en la hoja.

Peter: Me levanté temprano para esto...— leyó en la pequeña nota, miró una flecha que le marcaba en la misma mochila.

Al joven Parker le pareció extraño este asunto, así que para resolver sus dudas, abre su mochila.

Ahí pudo observar su traje.

Estaba limpio, ayer lo estaba gracias a los mutantes. Pero después de andar por las calles luchando contra muchos criminales.

Obviamente no estará limpio.

Peter: Eres un amor rubia— menciona mientras sonreía.

Peter agarra su computadora para después guardarla en su mochila, abre su closet para así elegir su ropa.

Sale del cuarto para después entrar al baño, por suerte no había nadie.

Se empezó a quitar la ropa así dejando ver su....uff...hagamos un skip.

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El joven más guapo de Queens. Bajó las escaleras con su mochila en el hombro.

Miró a la cocina, no había nadie. Estaba completamente vacía.

Peter: ¿May? ¿Gwen?— entró a la cocina.

Y nada, ellas dos no estaban.

Con los traumas que tiene Peter con el problema de la identidad secreta, ya se imaginaba lo peor.

Peter: Cálmate Peter, no te alteres— se acaricia la puente de su nariz.

Por cuestión de coincidencia, logró observar un papel en la mesa. Estaba a lado de un desayuno, Peter sonrió para después tomar la hoja.

Peter: Te amo tía May.

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