Nación Duende: Parte Dos

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El Plano Mental.

Peter: Yo no quería que Otto Octavius supiera que estaba vuelta...que Peter Parker estaba caminando en nuestra psique compartida...así que este de ocultarme dentro de sus recuerdos.

Se observa a María Octavius caminar por la cera con un bebé en brazos. Le daba besitos en la frente y en el cachete en muestra de cariño.

María Octavius: Mi precioso niño. Mi pequeño Otto. Nunca voy a dejarte ir. Nunca jamás.

Peter: Pero fracasó. Ahora tengo que quedar...a vivir su vida entera. Atrapado en una infancia de amor sofocante...y brutal con fuerza implacable.

Torbert: ¿Crees que eres mucho mejor que tu viejo?- abre por completo la palma de su mano, y sin importarle, le da una cachetada.

Los lentes de Otto...Peter Parker, salieron volando junto a un poco de sangre.

Torbert: ¿Te crees tan inteligente? ¡Te voy a enseñar a respetarme!

Peter: Tengo que recordarme a mi mismo. Estos no son mis padres, me crié mejor que esto. No soy Otto Octavius. ¡Yo soy Peter Parker! Sin embargo, las líneas se siguen desdibujando. Somos tan parecidos en muchos aspectos...escapando en la ciencia y los estúpidos. Soportando a los matones en la escuela.

¿?: Piensa rápido, perdedor- lanza un balón de fútbol americano hacía el joven Parker.

La cual se golpea contra la cabeza del pobre niño, quien en realidad era Otto Octavius.

Peter: Las palizas constantes en el hogar...¡No! Eso no está bien.

María Octavius: ¡Otto! ¿Qué estás haciendo?

El joven estaba a punto de darles unas flores a una jovencita, hasta que apareció la sobreprotectora de su mamá.

María Octavius: ¿Chicas? ¿A tu edad? No eres más que un bebé. No quiero hablar de ello.

Peter: La constante asfixia...¡Basta! ¡Eso nunca me sucedió a mí! No importa qué. Si yo voy a sobrevivir aquí. Tengo que aferrarme a un único pensamiento! ¡No soy Otto Octavius! ¡Soy Peter Parker!

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Bahía de Manhattan.

¿?: El se acerca. Todos arrodíllense ante el Rey Duende.

La cantidad de duendes que estaban cerca del lugar destruido.

Se arrodillaron al ver que el Duende Verde se acercaba con una sonrisa en su rostro.

Duende: Aww. Mis soldados perfectos. Todos en una fila. Cuán preciosos- con orgullo camina por alrededor de los duendes- Buen trabajo hoy, muñecos. Estrellas doradas por todas partes. Dime...¿Algún cabo suelto? ¿Hilos colgando? Y con esto quiero decir...

Se acerca a un duende. Quien tenía sus ojos amarillos por la cantidad de fuego que salía de ahí. Garras gruesas y músculos grandes.

Este agachó la mirada con algo de miedo.

Duende:...el rondador de redes, ¿Dónde está? Habla.

¿?: Él...sé escapó. Se ha ido por los suelos- Norman rió de forma baja.

Duende: Por supuesto que lo hizo. No tiene importancia.

Después camina entre los duendes, quienes se iban levantando cuando Norman pasaba cerca de ellos.

El monstruo llevaba una gran sonrisa de oreja a oreja.

Duende: Conozco todas sus debilidades, todas las formas de hacerlo salir. Vayan, mi nación duende, ustedes tienen sus objetivos. Dejen que la araña sepa que hasta que no vea su pequeña cabeza de red, nadie está a salvo.

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