Inglaterra {2}

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(Foto- mini Australia)

Parte 3
Dinamarca me vino a rescatar, siempre tan linda la nena.
Es una de mis amigas más cercanas, ha estado ahí para mi desde que la conozco.

Me vino a visitar un tiempo por que quería conocer a Alemania, le conté sobre todos mis problemas y que ni siquiera me miraba.

- Yo puedo ayudarte con eso - Dina se arregló el cabello enfrente de un espejo.

- ¿Enserio? - me burle - Por favor Dina, no seas ilusa.

- ¿No me crees? - se giró levantándome una ceja - ¿Que me das si lo logro?.

- Si logras tener una conversación completa con él te daré una de las joyas de la reina - le toque la nariz con mi dedo.

- Acepto el reto - asintió dándome la espalda y entrando al cuarto.

Alemania estaba sentado en el sillón con un libro en las manos, había abierto una ventana para que entrara el aire mientras leía.

Dina se acercó muy confiadamente, sentándose en la mesa, frente a frente con él.

Ale bajo el libro levantando una ceja, parecía molesto de que viniéramos a interrumpir su paz

- ¿Puedo ayudarla? - vociferó.

- No en realidad vengo a convivir contigo - le respondió con una sonrisita.

- No lo decía enserio - suspiro bajando el libro - Es una manera amable de pedirte que te retires.

- Oh pero sería lamentable que hiciera todo este viaje en vano - hizo una mueca triste, para luego extender su mano con una sonrisita - Soy Dinamarca.

- ¿Entonces no eres una psicóloga en cubierto?.

- Hasta donde yo tengo conocimiento... no.

Se enderezó en el sofá,  tomando su mano delicadamente y dándole un beso en los nudillos

- Princesa, quiero suponer - hizo una pequeña sonrisa - Alemania.

Me quede atónito, en menos de media hora ya había hecho que él sonriera, de verdad que las mujeres tenían un encanto mágico encima de los hombres.

- Ay, cosito - Dina sonrió con las mejillas rojas - Eres divino.

- No, tú eres divina - le respondió frotando su pulgar contra sus nudillos.

Ahora se están ligando, maravilloso.

- Chicos sigo aquí - les hice saber mi presencia por que claramente se habían olvidado de mi - Me da gusto que sepas hablar Alemania, juré que solo te habían enseñado a decir si y no.

- Inglaterra no seas grosero - Dina se levantó acomodándose la falda del vestido - Iremos a cabalgar Alemania, ¿gustas acompañarnos?.

- No gracias - respondió volviendo a sentarse recargando la espalda en el sofá.

- Si cambias de opinión nos puedes alcanzar - Dina me tomo del brazo saliendo - Quiero el collar más brillante de todos.

- Sabia que me dirías eso.

Parte 4
Montar a caballo es una de mis actividades favoritas, más cuando estoy acompañado.

- Eres muy inquieto Ingla - Dina habló desde su caballo blanco.

- ¿A que te refieres niñita?.

- Te desesperas fácilmente cuando algo no te sale - pasamos por encima de un río, yendo al bosque - Tienes que darle tiempo al chico, no puedes esperar que te hable como si fuera tu amigo de toda la vida.

- Yo lo se Dina, pero lleva viviendo en mi castillo por más de tres semanas y sabes que le tengo terror a los nazis - mire a todos lados por si acaso.

- Él no es un nazi - me giró los ojos acariciando el pelo del caballo.

- Podría serlo, no se nada de él, ni siquiera me ha contado qué pasó en ese hotel.

- Oye... ¿confías en mi? - me pregunto juntando las cejas.

- Me cuesta trabajo... pero si.

- Entonces hazme caso, no esfuerces a Alemania a ser abierto, dale tiempo, has cositas que lo hagan entrar en confianza - tomo una flor de un árbol - Detallitos o regalitos.

Asentí mirando las flores, ¿que le podría dar a un hombre como un regalo?.

No se me da eso, y darle un regalo se vería muy extraño.

Regresamos al atardecer, Dina se quedaría a dormir en el castillo por su seguridad pero tenía miedo de que le pasara algo si nos quedábamos más tarde cabalgando,

- Eso fue divertido - Dina se sacudió el pelito de caballo que se le pegó en las piernas - ¿Mañana lo hacemos otra vez?.

- Por supuesto que si - le asegure quitándome el casco.

El sonido de botas en los pasillos nos hicieron voltear atrás de nosotros, viendo a un muy enojado Alemania acercándose a mi.

- Hey Alemania, ¿que sucede? - puse a Dina detrás mío con cautela.

- NO TE HAGAS AL CHISTOSO CONMIGO - me gritó - ¿QUIEN ENTRO A MI CUARTO Y CHECO MIS COSAS?.

- Eh, nadie, les dije a las mucamas que no entraran - Levante una ceja confundido.

- PUES NO SON MUY OBEDIENTES POR QUE ALGUIEN ENTRO Y REVOLVIÓ TODOS MIS PAPELES Y SE LLEVARON MIS LIBRETAS - sus gritos eran tan graves que con cada palabra me hacía más atrás.

Maldita sea, nadie debía de checar sus cosas, estrictamente me pidió que le diéramos privacidad.

Pero conocía a una personita que era muy curiosa.

- Seguro todo esto es un mal entendido - le asegure - Ven, creo que ya tengo a la sospechosa en mente.

Subimos al segundo piso, ala este, cuarto 56, la habitación de mi pequeña Australia.

Mi nena es muy aventurera, le curiosidad la suele meter en problemas a menudo.
Cuando la traje a Inglaterra por primera vez se metió por el conducto de ventilación hasta el cuarto de las joyas de la reina.
Tardamos media hora en encontrarla, hasta que se me prendió el foco.

Abrimos el cuarto, que ella pidió que pintaran de beige y verde, viendo las luces de su casita de campaña estilo oeste prendidas, señalando que estaba leyendo.

Alemania se acercó, moviendo la tela para ver a la nena leyendo sus cartas, con sus diarios abiertos y con una vela en las manos.

En cuanto vio a Alemania se paralizó, se notaba que le tenía terror al hombre.

- Hola chiquita - Ale forzó una sonrisa - Tienes unas cosas que no te pertenecen.

- Lo- Lo siento - cerró los diarios entregándoselos - Es que me parecieron interesantes.

- Australia cuantas veces te he dicho que no tomes cosas que no son tuyas - La regañe - Puedes romperlas.

- De verdad no lo hice con mala intension sólo quería leerlas - se cubrió con una sábana con estampado de coronas.

- Tranquila, lo entiendo - Alemania se levantó checando hoja por hoja que todo estuviera bien - Son solo diarios.

- ¿Y está carta? - Australia levantó una hoja de papel con un símbolo nazi en grabado a la hoja - Se me hizo curiosa.

Mis ojos se alertaron, estaba estrictamente prohibido todo tipo de simbología Nazi.

- Alemania - lo mire de reojo enojado.

- No es nada - le quito la hoja de las manos bruscamente - Me tengo que ir.

Se alejo rápidamente, cerrando la puerta detrás de él.

- ¿Que decía Aus? - Dina se hincó enfrente de ella.

- No entendí mucho por que estaba en Alemán, pero algo así de que habían unos trenes con nazis adentro - se rascó la cabeza - No se que significa eso.

Solté un suspiro amargo, entonces mi teoría era cierta.
Tenía a un potencial espía Nazi en mi castillo.

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