Venezuela (1)

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20 de noviembre, 1995.

Mis planes para Diciembre eran simples, iría a casa de Ecuador para pasar navidad y no estar solo.

Aunque siempre he sido muy alegre, siempre he estado muy solo. No soporto vivir en mi departamento frío y oscuro, viendo novelas en la televisión cable y comiendo papitas,

Los diciembres son los únicos meses en los que tengo una excusa para pedirle a alguien que me quedara en su casa.

Hace unos años me quede con Colombia, luego con México, luego con Paraguay, en algún punto me quede con Canadá por que se ofreció.
Siempre soy muy feliz cuando estoy con ellos, hasta parezco una persona completamente distinta.

Pero este año, fue un año muy distinto.
Fui a sacar nuevamente mi pasaporte que se venció, y de camino a casa, me secuestraron.

Me tomaron desprevenido, amarrándome las manos y piernas a una mesa para cirugías y poniéndome anestesia local para dormirme.
Poco a poco desperté, viendo una cicatriz enorme en mi estómago, quise levantarme pero hombres me volvieron a acostar gruñéndome.

- Si te mueves bruscamente, la bolsa con las drogas de romperá y te dará una sobredosis - un hombre me advirtió.

- ¿Que diablos? - mire de nuevo la cicatriz - ¿Que me hicieron?.

- Escucha bien - me colocaron un calcetín en la boca para que me callara - A ti no te pasan en rayos x en el aeropuerto privado, nos vas a llevar estas drogas a Iraq.

Me negué con la cabeza, intentando respirar sin ahogarme.

- Luego te puedes ir a donde quieras... recuerda que de esto vives Venezuela - me dieron un sobre con dinero.

Y si, este era mi trabajo de medio tiempo, hacer tráfico ilegal de drogas. No lo hago por gusto, sino por necesidad.
El gobierno dejó de pagarme, me recortaron de los gastos como si fuera un empleado más, tuve que recurrir a este humillante trabajo.

Entre al aeropuerto, documenté mis maletas y me subí al avión sin pensarlo demasiado, solo un trabajo antes de navidad, quizás podría comprarle un regalo bonito a Ecuador por agradecimiento.

El avión despegó, sabía que iba a ser muy tardado el vuelo así que me acomodé para dormirme.
Las azafatas me sirvieron café, el mejor café que había tomado en meses, y unos panes con mermelada.
Les di un mordisco y le tome al café como si fuera agua.

Me quede completamente dormido, hasta soñé que montaba una ballena al fondo Del Mar.

En mi momento de sueño, me empecé a sentir muy mareado y me desperté para vomitar en el suelo del avión. Me levante rápidamente vomitando el restante en el baño. No podía dejar de jadear, sentía todo frío, y sudaba por todos lados mientras me agarraba del inodoro como si mi vida dependiera de eso.

Cheque mi herida viéndola roja, eso no había pasado antes; me levante para buscar a una azafata que me ayudara, hasta que me di cuenta de que no estábamos volando, ya habíamos aterrizado, la puerta del avión estaba abierta y estaba lloviendo afuera.

Sentía que todavía seguía en el sueño, me di un pellizco para ver si despertaba pero desafortunadamente ya esto no era mi imaginación haciéndome una pasada.

Me baje del avión tambaleante, buscando al piloto y las azafatas, pero ni siquiera estábamos en la pista de aterrizaje, estábamos en el desierto, en medio de la nada.
Suspiré intentando no entrar en pánico, seguro se les había acabado la gasolina o tuvieron un aterrizaje de emergencia y regresarían por mi pronto.

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