- Antes -
Una fría y triste noche, una de millones, pero esta era distinta.
Mi madre, Alexandra, había contraído neumonía, una enfermedad incurable, por culpa de su viaje en carruaje a un pueblo para darle suministros a la gente.Siendo humana, siempre tuve en cuenta que su muerte llegaría tarde o temprano, pero no así, no de esta forma.
- Uvrich - me llamo mi madre desde su cama.
Así me decía de cariño, a pesar de no ser humano ella me lo puso, para conectarme más con mi gente.
- Aquí estoy, no me iré a ningún lado - me acerqué tomándole la mano.
- Uvrich, mi amor - me tocó la mejilla con las manos heladas - Ya es momento.
- No es cierto, no digas eso no es cierto - le tome las manos para calentárselas - Solo tienes frío pero ya se te pasará.
- Mi osito - me susurro con una sonrisa débil - mi bebe, ya es hora de despedirnos.
Cerré los ojos por unos segundos, solo para darme un momento de aceptarlo.
- Madre - tartamudee - ¿Por que tienes que irte tan pronto?.
- Lo siento, pero se muy dentro de mi, que tu serás algo extraordinario, espero Dios me de una segunda vida, en realidad - soltó una risita - No se cuántas vidas me faltan, pero espero que en cada una de ellas... espero volver a ser tu madre.
Y quitando toda las formalidades, me tire encima de ella, como cuando era un niño miedoso a las tormentas de nieve.
- Hagas lo que hagas, no seas como tú padre - me dijo con su último aliento - Promételo.
- Te lo prometo.
Me aparte, viendo la luz de sus ojos apagarse.
Fue un momento silencioso, lleno de incertidumbre, ¿será que está a lado mío ahora?, ¿donde estará ahora?.
Salí del cuarto, yendo a ver a mi padre que estaba en la cocina sirviéndose vodka
- Ya no está con nosotros - le anuncie.
- Bien, gracias por decirme - se lo tomo de golpe.
- ¿No vas a decirle adiós? - pregunte enfurecido.
- Hijo... son mujeres - me sonrió como si fuera un incrédulo - Ya era hora de que muriera, ya necesito una nueva reina, una mujer joven y hermosa que me satisfaga.
- ¿Te estás escuchando?.
- Muy claro.
Le dio un trago más al vaso, saliendo de la cocina, al igual que el clima, el era frío, cruel y despiadado.
Ahora que mi madre no está, puedo asesinarlo como se lo merece.
-Ahora-
Ese sentimiento de no tener un hogar permanecía conmigo siempre. Digo, tenía el precioso castillo donde me criaron, pero nada en él se sentía como un lugar seguro.
Mi rutina consistía en cinco pasos, despertar, tomar café, bañarme, tomar vodka y dormir.
No, no era del todo sano, pero verdaderamente me da igual si me estoy muriendo o no. Estar solo me afectaba más de lo que quería admitir.
"Llámala" mi cerebro me decía, pero mi orgullo me lo impedía.
Así que me quedaba viendo la chimenea como si fuera un televisor a color, cada minuto pasando en el gran reloj de la entrada.
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Representantes
AdventureDespués de todo lo sucedido en los primeros tres libros, este tomará lugar en diferentes momentos y lugares, contando las historias de los países desde su punto de vista.