Bielorrusia

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Me encontraba sentada en la silla de terciopelo del salón, dibujando en mi libreta unas flores que encontré en el jardín.

A mi lado estaba Kazajistán, leyendo un libro de un autor Alemán, me había explicado de que se trataba pero no le había prestado atención en su momento.
Ucrania sostenía una revista de modelos rusas en un sofá apartado de todos, siempre distante, como era de costumbre.
Georgia admiraba la ventana, sentada con las rodillas en su pecho mientras veía los paisajes nevados, suspirando contra la congelada ventana.

Y Rusia estaba parado detrás mío, observando cómo dibujaba, con los ojos pegados al final de la punta donde salía tinta. De vez en cuando miraba arriba, pero él no se percataba, estaba demasiado perdido en sus propios pensamientos.

- Okay suficiente - Ucrania se levantó del suelo - ¿Podemos hablar del elefante en la habitación?.

- No hay un elefante - Kazajistán suspiro contra su libro.

- Wow no me había fijado - Ucrania se cubrió los ojos - URSS dijo que nos quedáramos aquí mientras trabajaba.

- Entonces nos quedamos aquí hasta que termine - Georgia hablo.

- No, idiotas, para URSS trabajar es ponerse muy borracho hasta estar inconsciente - nos gritó - ¿Que hacemos aquí metidos como tontos?, deberíamos de salir y conocer este maldito lugar al que nos trajeron a la fuerza.

- Nos trajeron para protegernos, Ucrania - Kazajistán se cubrió los ojos.

- ¿De que? - reclamó - ¿De la nieve?, Dios fuimos creados para soportarla.

- Yo no - susurre tímidamente.

- Bielorrusia aún no - Georgia me apunto.

- Si pero Bielorrusia es bien débil y se resfría por todo - musitó enojado - Yo no quiero vivir encerrado detrás de cuatro paredes con un hombre que no conozco.

- No le digas débil a Biel - Rusia me defendió - Es una niña.

- Una Niña de 12 con mentalidad de recién nacida - Ucrania siguió habloteando - Solo por que tú seas heredero de este territorio no te hace el líder de nosotros Rusia.

- Deja de hablar - le ordenó.

- Si, saben que, me iré también a realmente vivir - se alejó a la puerta, saliendo de la habitación.

- Suena mil veces más interesante eso a quedarme viendo la ventana - Georgia siguió a Ucrania - ¡Espérame!.

- Maldita sea - Rusia los siguió a ambos enojado - ¡Regresen aquí de una buena vez!.

Kazajistán cerró los ojos, hundiendo su cara en el libro harta.

- Quiero a papá - susurre viendo mi dibujo.

- Todos queremos un papá - Kaza me puso la mano en la cabeza - Solo... URSS no le sabe.

- ¡URSS es mi papá! - la regañe - ¡No lo ofendas hace lo que puede!.

- Tranquila Biel, no es un ataque - Suspiro - Solo es la verdad.

- ¡Déjalo!, yo si lo quiero - me levante enojada, llevándome mi dibujo en la mano.

Abrí la puerta de la oficina de URSS, viéndolo dormido con la cabeza en la mesa, sus brazos rodeando su frente y botellas vacías alrededor. Era difícil pasar sin tumbar una, pero hice lo mejor que podía para acercarme a él silenciosamente.

Cuando ya estaba cerca, puse el dibujo en su mano

- Es para ti papá, por que me gustan las flores aunque no salen muchas por la nieve - susurre - Me recuerdan a ti, por que son bonitas y me hacen sentir segura.

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