Llevaba manejando de regreso a mi territorio por carretera por horas. La tormenta de nieve era intensa pero no lo suficiente para estorbarme la vista.
Me había dejado muy triste la platica con URSS, se me olvidaba lo directo y frío que podía llegar a ser, a pesar de que es... bueno... no es... pero fue mi papá en su momento.
Siempre quise recordar buenas cosas de mi infancia con él para no tener ningún resentimiento, pero se esmeraba para que lo odiara.
Era como su don, no podía mantener a nadie cerca sin lastimarlo.Me daba lástima, ojalá pudiera ayudarlo. Pero no se dejaría, su orgullo es demasiado grande para admitir que necesita terapia.
Se que no la pasó bien en su infancia tampoco, pero no le cuesta nada intentar mejorar tan siquiera un poquito.Levante mi teléfono, llamándole a Ucrania para avisarle que iba de regreso.
- Hola, soy Ucrania, no estoy disponible por el momento o solo no quiero hablar contigo así que te mande a buzón, deje su mensaje después del sonido y si me interesa te llamo - el buzón de voz me respondió.
- Hey Ucra, escucha, ya hablé con URSS... me mando por un tubo, como me dijiste que iba a pasar, y ya estoy yendo de regreso - prendí mis luces por que ya estaba oscureciendo - La nieve esta densa, si se pone peor me quedare a dormir en un motel, pero creo llegar mañana a las doce, bueno... bye.
Me subí a la montaña para rodear y llegar más rápido, era un atajo que tomaban los camiones para evitar el tráfico.
Mire mi teléfono de nuevo, pensando a quien llamarle, después de mucho rato, le pique al primer número en mi teléfono.
- ¿Bueno? - Rusia murmullo.
- Hola hermano - sonreí.
- Hey Biel, ¿que sucede?.
- Nada... Hable con URSS sobre su irresponsabilidad afectiva pero, no me gusto lo que me dijo - susurre triste.
- Biel... sabes cómo es él, ¿por que te gusta insistir tanto? - me regañó.
- No es insistir es solo que... está vivo... podríamos intentar formar mejores lazos familiares con él, ser una familia nuevamente - puse el teléfono en el porta vasos.
- Vives en una fantasía - me dijo, rompiendo el ultimo pedazo de mi corazón.
- Pero... pero podría hacerse realidad - mire el teléfono.
- Biel por favor, sólo te vas a seguir lastimando, tu familia de en sueños no es más que, un recuerdo, ¿okay?.
- Pero fue un lindo recuerdo - murmullé.
- Mira... sabes que México te quiere como una hija, si tan triste estás... puedes venir con nosotros un rato, digo, vivimos en una casa rodante pero funciona, solo te haces bolita en una esquina.
- No quiero molestarlos - mire a otro lado apenada - Se que México y tu no están en los mejores términos ahora.
- Se le pasará, todavía está débil por lo de Sofi - bufó - Pobre, no la deja salir más de un metro fuera de la casa rodante y tiene un chip rastreador en la pierna.
- ¿Y... estás de acuerdo con eso?.
- No - su voz se hizo más grave - Le dije mil veces que no es un animal, pero sus traumas no dejan ver más allá, así que lo dejaré hasta que se calme.
- ¿Y Esparta como se encuentra? - di vuelta en una curva - Wow la nieve se puso muy densa, intentaré bajar la montaña lo antes posible.
- Se porta bien, es un buen integrante, aunque no me agrade la idea, a México si le gusta, ya sabes... instinto paternal.
- Mmh... ojalá URSS lo tuviera.
- Supéralo, Biel, será más fácil seguir tu vida así - me dijo fríamente.
- Deja de actuar como él - gruñí viendo el teléfono.
- No actuó como él - me gritó ofendido.
- Oye no gri - mire de nuevo el camino, viendo a un camión venir a toda velocidad a mi dirección.
Por reflejo quise irme hacia el otro carril, sin antes checar si pasaba coches.
Lamentablemente, otro camión pasó, rozando con mi coche y sacándolo fuera del carril hacia el precipicio.Por momentos, el coche colgó de el barandal, dejándome colgada en mi asiento.
- ¿Biel? - Rusia hablo - ¿Biel que sucede?.
- Choque... estoy colgando de la montaña - tartamudee viendo hacia abajo.
- ¿COMO? - gritó - ¿DONDE TE ENCUENTRAS?.
No podía recordar nombres, ver ese oscuro abismo de nieve me bloqueaba por completo
- La montaña, donde, solíamos ir - tartamudee de nuevo, tragando saliva.
- Biel, voy a llamar a emergencias, quédate ahí, no te muevas, o él coche caerá - me advirtió.
Vi mis manos, cristales incrustados en mis manos, y un cristal enorme clavado en mi brazo, sangrando a chorros.
Mire de reojo el espejo de enfrente, viendo mi rostro lleno de cortadas pequeñas.El coche empezó a tambalearse de adelante hacia atrás, solté un grito de angustia
- ¿QUE PASA? - Rusia me gritó.
- Voy a caer, voy a caer al precipicio y el coche me aplastara y me romperá el craneo y voy a morir - tartamudee con los ojos llenos de lágrimas.
- Biel respira.
Mire la ventana que tenía a lado completamente quebrada, quería ver si quizás pasaba algún camión y me veía pero no parecía que iba a pasar alguien en horas.
El coche se seguía tambaleando, de vez en cuando se escuchaba rocas caer, y el suelo que sostenía el coche se deslizaba hacia abajo.
- Rusia si quedó en vertical ya no abra nada que hacer, estoy a dos te lo juro - susurre, intentando no moverme ni lo más mínimo para que el coche no cayera.
- Eso no pasará - me consoló - México esta aquí conmigo llamándole a URSS para que vaya a buscarte.
- ¿Ahora si se hará cargo? - grite triste - ¿¡Ahora ya no soy una carga para él?!.
- Biel no hagas ningún movimiento brusco - Rusia me advirtió.
- Eso me dijo él, que él no quería cuidarnos que prefería que muriera de frío en mi territorio completamente huérfana a cuidarme - sollocé.
Se escuchó el sonido de piedras caer, luego el coche empezó a deslizarse por el acantilado, poniéndose en vertical para caer recto.
- ¡RUSIA! - grite en llanto como una niña pequeña - ¡RUSIA!.
Cerré los ojos para no ver cómo caía a mi muerte, hasta que sentí una mano tomar mi brazo desde afuera, cortar el cinturón de seguridad y jalarme fuera del carro, esté cayendo junto con el resto de tierra y nieve al vacío.
Mi salvador se tiro de espaldas, conmigo en brazos, respirando agitadamente.
Yo empecé a llorar del susto, cubriendo mis brazos cortados por los cristales de la ventana.- URSS... URSS... - llore desconsoladamente.
El hombre se sentó lentamente, tomándome el brazo con el cristal incrustado y mi cadera, que también tenía un cristal ahí.
- No hables, pierdes sangre - el hombre hablo.
No tenía el acento de URSS, ni en lo más mínimo, pero tenía el mismo físico, excepto por una cosa,
Él tenía un tatuaje de corona en su brazo.Mire hacia arriba, topándome con ojos dorados, cabello largo hasta los hombros, bigote largo y barba y cejas juntas como si estuviera enojado.
- Tranquila, ya estás bien - el hombre hablo siseado.
Sentía como la sangre salía de mis heridas, y no pude contenerme mas, quedándome dormida en los brazos de un extraño en medio de una tormenta de nieve.
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Representantes
AdventureDespués de todo lo sucedido en los primeros tres libros, este tomará lugar en diferentes momentos y lugares, contando las historias de los países desde su punto de vista.