Antartico/Interpol

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Con mis poderes, utilice el agua para impulsar a Sofi y a Interpol, dejándolos en tierra firme, seguido de ellos subí yo y los demás océanos.

- Bien solo necesito una manera de salir de aquí - miro a todos lados,

- O podrían irse en ese helicóptero justa y convenientemente estacionado ahí - Ártico apuntó a eso - Wow de verdad que eso fue... demasiado conveniente.

- Si... - Interpol se giró conmigo, soltando un suspiro - Regresaré, sólo dejaré a la chica, nadie me verá.

- Más te vale - gruñí.

Los océanos se volvieron a despedir de Interpol y deseándole suerte a Sofía.

Uno a uno regresando al mar, excepto Atlántico que se quedó esperándome

- ¿No vienes?.

- Si... dame un momento... algo me susurra al oído que me quede - me metí las manos en los bolsillos.

- Okay... te espero en las piedras - se aventó al agua, escuchando el agua salpicar.

Cerré los ojos para escuchar mejor los susurros
"Él está aquí", me murmullaban.

Me giré a ver el palacio que estaba detrás mío, viendo a un hombre ensangrentando salir de ahí, cubriéndose las heridas con las manos.

"Mátalo" escuchaba la voz susurrar.

- Interpol-

- Vamos niña antes de que tus padres les de un ataque al corazón - corrí al helicóptero.

- Si, deben de estar preocupados - me gritó.

Sentí una punzada en mi hombro, deteniéndome adolorido. Me giré viendo una navaja clavada en mi hombro.

Voltee a ver quien me lo había clavado con mi pistola en alto, viendo a Dinamarca con los ojos llorosos, sollozando en shock mientras nos veíamos.

- Dina - susurre quitándome la navaja.

- Tú - se acercó a mi.

- Lo siento, de verdad quería decirte que era yo pero - tartamudee, pero ella me detuvo dándome un beso.

Le tome las mejillas sonriendo en el beso.

- Oigan... - Australia nos habló - Algo esta pasando ahí atrás, voy a checar.

- Si.. si - Dinamarca le dio el avión.

- Te prometí volver - le di un beso en la frente.

- Pensé que te había perdido otra vez - se limpió las lágrimas.

- No hay manera... no me iría sin despedirme.

- NO TE VAS A VOLVER A IR - me regaño.

- Si... perdón - susurre.

- ADEMAS ME DIJISTE PLANA - me gritó intentando enojarse pero soltó una carcajada.

- Lo se... me gustabas más así - le di un beso.

- Oigan... sigo aquí - Sofía se alejo - Sigan romanceando me voy al helicóptero.

- Si si - le di el avión.

- Antártico-

Me acerqué lentamente, sin quitar las manos de mis bolsillos.

- Tu... tu debes de ser Antártico - el hombre vociferó con una sonrisa macabra.

- Y tu deberías de estar muerto - me amarre el cabello en una coleta.

- Dime... ¿que se siente ser el favorito de Madre? - sus ojos rojos por la sangre me miraban como un búho - ¿Que se siente haber vivido en mis tiempos... en los de todos... sin morir?.

- Basta de preguntas - levante una mano para llamar el agua.

- O quizás... no eres el de madre... sino el de padre - soltó una carcajada - Por supuesto... las estrellas buenas siempre regresan al universo... los malos se quedan aquí.

- No me impresionan tus palabras vacías - estaba tardando un poco en llegar el agua.

- Deberían... yo una vez fui tocado por madre... yo era su favorito... sentía sus besos mientras dormía y mi imperio crecía, SOY UN DIOS - gritó con una sonrisa - TÉMEME.

- No... tú deberías temerme a mi - gruñí, lanzando agua hacia él.

El agua le rodeó el cuerpo, formando cadenas en sus brazos y piernas, con un movimiento hacia arriba las cadenas empezaron a jalar sus extremidades hacia extremos opuestos.
Gruño, queriendo zafarse, pero congele el agua para que fuera difícil de romper,

- Para ser un Dios... eres muy patético - Jale más las cadenas, escuchando el crujido del tejido de su piel desgarrándose.

Gritó de dolor, pero yo no me iba a detener hasta dejarlo sin extremidades.

- NO - escuché una voz gritándome.

Tome agua, rodeando con cadenas congeladas a la persona que me gritó.

Lo vi caer al suelo de reojo, moviéndose como una oruga intentando levantarse.

Mire de regreso a Romano, acercándolo hacia mi

- ¿Prefieres morir sin extremidades o ahogado? - mis ojos se tornaron blancos.

- Eres una estrella de Padre - gruño del dolor - Tu y yo somos iguales, estábamos en la gloria... ahora sufrimos en las tinieblas.

- Bien... entonces ambos - Levante los brazos.

Los músculos tronaron, escuchándose desgarros y gritos de terror. Cubrí su cabeza con agua, ahogándolo mientras le quitaba las extremidades una por una.

Cuando se quedó sin nada más que un cuerpo, lo aventé al agua, hundiéndolo al fondo Del Mar a que un tiburón se comiera el restante.

Me giré al chico tirado en el suelo encadenado, acercándome lentamente mientras él se alejaba aterrado.

- NO NO NO ME MATES - tartamudeo - NO VENIA CON ÉL.

Me le quede viendo, apretando las cadenas a su cuerpo para asfixiarlo.

Lo mire de nuevo, sus ojos llorosos implorándome piedad.
Pero sus ojos... sus ojos me dejaron cautivado.
Quite las cadenas inmediatamente, alejándome de él mientras se levantaba con las manos en alto.

- No se quien eres oh gran Dios del agua pero yo... Australia... prometo ser una mejor persona - tartamudeo colocando la mano en su corazón.

Lo mire desconcertado, debe de ser un representante .

- ¿Quieres una ofrenda? - Australia se hincó enfrente mío.

- ¿Disculpa? - tartamudeé confundido - No no- levántate- basta.

- Pero... pero eres... eres Poseidon - puso las manos en sus piernas mientras se hincaba.

- ¿Poseidon? No Chico no - me cubrí la cara avergonzado - Solo levántate.

Se levantó tambaleante, lo volví a ver para lanzarle una advertencia, viendo sus ojos dorados.
De nuevo sentí que le ardía la cara, me tire agua fría por si acaso me incendiaba.

- Me voy - gruñí  alejándome de él.

- ESPERA TENGO MUCHAS PREGUNTAS - gritó siguiéndome.

- Vete con Interpol - le ordene - O te matare como lo mate a él.

- Oh - susurró - Aunque sería bastante legendario.

- ¡QUE TE VAYAS YA! - le grite harto.

- Si si si - tartamudeo, corriendo al helicóptero.

Lo seguí con la mirada, viéndolo tropezarse una y otra vez. Solté una risita, cubriéndome la boca y tirándome al agua.

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