Venezuela

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- Oye, oye, OYEEEE - sentí un dedo picándome la cara.

Agite mi mano medio dormido, mirando a todos lados como si estuviera en un campo de guerra.

Vi a mi lado a Irán viéndome con su pijama y el cabello explotado

- Tengo hambre, hazme de desayunar.

Toque donde debería de estar Iraq, sin sentir su brazo, quería quejarme sobre sus hermanitos mamá huevo pero ni eso podía hacer, ya se había ido a trabajar.

- Carajamadre - me cubrí la cara.

- ¿Entonces me haces de desayunar? - Irán siguió de insistente.

Bueno, tenía que hacer algo para caerles bien

- ¿Te gustan las arepas? - me senté en el borde de la cama frotándome los ojos.

- No se que es eso pero si házmelo muero de hambre - se alejó hacia la puerta para ir a la cocina.

Saque el aceite para esparcirlo en la sartén, luego puse agua y una pizca de sal en un tazón, agregando harina y revolviendo.

Mientras esperaba a que la masa tome forma, Líbano salió de su cuarto, poniéndose detrás de mi junto con Irán que me veía preparar la comida

- ¿Que hace? - Líbano le pregunto a Irán como si no pudiera preguntarme a mi.

- Algo llamado aperas - Irán susurro.

- Son arepas - lo corregí.

- Ni idea pero quiero veinte - siguió mi mano como
Un perro que quiere un premio.

Amasé la mezcla y forme esferas de masa en mi mano y luego las aplaste, colocándolas en la sartén una por una.

Syria salió de su cuarto como si lo hubiera atropellado tres camiones industriales.

- AY UN MONSTRUO QUE FEO QUE HORRIBLE - Irán le gritó - Ah espera olvídenlo solo es el simio mal evolucionado de Syria.

- ¿Por que hablas español tarado? - Syria gruño.

- Para ver si te funciona el cacahuate - le lanzó una bola de papel a la cara - Si estas muy degenerado mental eh.

- Ya cállate - se alejó a servirse un bowl de cereal, que bueno que tenía en mente que no le haría de comer.

- No entiendo uga uga - Irán siguió molestando.

Tan siquiera no me molestaba a mi.

- Buenos días muchachos - Saudi nos saludo yendo por una taza de café - ¿Que van a desayunar?.

- Estoy haciendo una comida tradicional mía, ¿quieres un poco? - acerqué mi sartén con huevo, cebolla y tomate frito.

- Huele muy bien Vene, si por favor si eres tan amable - Saudi me sonrió, mientras Líbano acercaba la cara a la sartén para olerlo.

- ¿Y yo que? - Syria reclamo.

- Los perros no comen - Irán le lanzó otra bola de papel - Sigue tragando tus croquetas.

- ¡YA! - le gritó.

- CÁLLATE ANIMAL EL AMO AQUÍ SOY YO - le siguió lanzando bolas de papel - Te pondré un bozal a ver si hace te comportas.

- Ya chicos por favor es temprano - Saudi los calmó.

Líbano me tomo de los hombros, haciendo que me enderece de los nervios

- Apúrate con eso muero de hambre - me apretó más los hombros - Y no quieres verme enojado por hambre, se me está acabando lo poco de paciencia que tengo por culpa de esos dos idiotas.

- Ya casi está tranquilo - sonreí nervioso, orando que llegará Iraq a rescatarme de su familia rara.

Le serví primero a Líbano, que comió en el momento que asenté la arepa en el plato. Luego a Irán, después a Saudí y aunque no quisiera y me diera codera, igual a Syria.

Los cuatro comieron como si jamás en sus vidas hubieran comido. Chupándose los dedos y casi casi lamiendo el plato.

- Muy Bueno - Líbano miró la sartén - ¿Hay más?, quiero más.

- No seas glotón Líbano - Saudi lo regaño.

- Tengo hambre mujer no interrumpas mi tiempo sagrado con tus reclamos y regaños - le hablo como si estuviera leyendo un párrafo de un libro.

- Si mujer no estes molestando - Irán le siguió - Tienes suerte de no tener burka y que puedas expresarte utilízalo con sabiduría.

- No te pases de idiota - Líbano le dio un zape bien dado a Irán que le tumbó la arepa de la mano y él se la quito, comiéndola - No te la mereces.

Syria se levantó para ir a su cuarto, Saudí lo siguió preocupada.

- ¿Qué pasa? - le susurre a Líbano confundido con lo que acababa de ver.

- Syria tiene deudas... muchas deudas... y no las puede pagar - Irán se acercó a mi - Por idiota nada más.

- ¿Que hizo o que?.

- Salirse de la militar - Líbano suspiro - Todos lo hicimos pero nosotros si pudimos pagar el costo de no servir a tu país.

La puerta se abrió, Iraq entrando lentamente, dejando su maletín en la entrada.

- Ya llegó don jefe de la casa - Irán aplaudió - Te perdiste del festín.

Se giró hacia nosotros, su nariz y oídos sangrando.

Irán se hizo hacia atrás sorprendido y horrorizado, Líbano se levantó corriendo, sosteniendo a su hermano mientras colapsaba en sus brazos

- ¡¿SAUDI!? - Líbano le gritó - ¡SAUDI VEN AQUÍ!.

Me acerqué, viendo a Iraq pálido y cansado, jamás lo había visto así.

Saudí llegó corriendo, tomando a Iraq en sus brazos temerosa

- ¿Iraq me escuchas? - le tomo las mejillas.

No hizo reacción solo miro el techo y luego hacia mi, juntando las cejas adolorido.

Líbano gritó algo en arabe, haciendo que Syria salga del cuarto corriendo y tirandose al suelo para cargar a Iraq mientras Saudí tomaba su bolsa para salir.

- Vamos al hospital, ¿te quedas o vienes? - Líbano nos miró a Irán y a mi.

Irán negó con la cabeza asustado, evitando ver a Iraq.
Yo tomé unas sandalias, siguiéndolos corriendo mientras bajaban al estacionamiento a tomar un coche hacia el hospital más cercano.

Nos quedamos en la sala de espera después de dejar a Iraq en urgencias. Todos estábamos estresados, nerviosos y al borde del colapso, o quizás sólo yo estaba así.

Un doctor se acercó a Saudí, ella se levantó hablando con él en arabe. Me ponía de nervios no entenderlos, me sentía inútil.

Nos pasaron a su cuarto, mostrándonos una imagen de rayos x de su cabeza.

- Habla en español doctor, por que el chico no entiende arabe - Saudi me tomo de los hombros.

- Bueno - levantó una pluma apuntando a la imagen - ¿Ven esta cosa aquí?.

Era un cilindro pequeño en el cerebro de Iraq.
Todos asentimos confundidos.

- Es una bala que no lograron sacar cuando pasó la balacera, el cerebro se reconstruyó por su habilidad pero la bala ahí estorba, haciendo que no se pueda regenerar del todo y por eso sigue sangrando y teniendo secuelas - el doctor se giró a nosotros - Vamos a necesitar cirugía para sacarla.

- Hágalo doctor, ya no quiero que sufra - Saudi susurro viendo a Iraq en la camilla viendo a la nada.

- Es muy curioso esta situación, pero haremos lo mejor que podemos - el doctor asintió.

Salimos del cuarto, Syria se adelantó enojado, Saudi y Líbano se quedaron detrás de mi hablando

- Maldita guerra, maldita guerra - Syria gruño.

Si... maldita guerra. Por fin estaba de acuerdo con él.

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