Interpol

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Fui creado por Estados Unidos, junto con FBI y CIA.

Los tres crecimos a la par, fuimos entrenados para nuestras áreas específicas, además de que convivíamos todo el tiempo.

Éramos el trío de oro, yo siendo el más grande sentía que eran mis hermanitos, los quería como tal.

Llegó un punto en el que nos separaron, FBI se fue a entrenar a Texas, a un campo especializado en entrenamientos que te llevaban al límite; mientras que CIA se fue a Washington a ser entrenada con los militares que trabajaban en la Casa Blanca.

Yo me quede con Estados Unidos, trabajando con él en Nueva York.

Lo acompañaba a sus laboratorios como su guardaespaldas, le tenía cierto aprecio al pequeño rubio que se creía científico. Al mismo tiempo siempre estaba a su lado en los eventos junto a las estrellas de Hollywood.
Todavía tengo una foto con Angelina Jolie que conservo en mi bolsillo.

Sus experimentos eran raros, pero en su mayor parte inofensivos.
Una tostadora que utilizaba paneles solares, botones que con el mínimo contacto salía una bolsa de aire, chalecos antibalas que hacían rebotar las balas hacia los enemigos.
Era divertido probar todo eso, y el chico le brillaban los ojos con cada experimento que funcionaba.

Hasta que FBI llegó con una computadora.
Estados Unidos lo había mandado a una misión durante la guerra fría, trayéndole el artefacto.

FBI no quizo que viéramos el video y que sólo nos quedáramos con la descripción.
Pero el morbo y la curiosidad de Estados Unidos era imparable.

Vimos el video, llevándonos una asquerosa, desagradable y algo predecible video hecho por el enfermizo gobierno de URSS.

Lavados de cerebros, no se como más explicarlo; tomaron a un chico, no recuerdo su edad pero se veía joven, le calculé catorce o quince años, la abrieron el craneo, tomando un pedazo de cerebro que se supone controla y manda señales a tu cuerpo para moverse, colocándole un líquido blanco en este, para luego costurarlo y dejarlo reposar.

A los treinta minutos de este, el chico se movía repentinamente, sacudiendo sus extremidades sin ningún orden. Un militar le ordenaba cosas, y este obedecía de una manera sobrenatural.
Se veía... muy mal.

Pero Estados Unidos estaba fascinado, no con el muy sangriento proceso, sino con el elixir.
Lo imito, pero este no salió blanco, salió azul brillante.

Y lo pusimos aprueba... conmigo.

Por minutos sentía mis extremidades dormice, luego los ojos me pesaban, hasta que al final no tenía control de nada.
Fue una experiencia fuera de lo que yo consideraba cómodo. Pero mi opinión no importaba, Estados Unidos estaba contento con que eso funcionó.

"Tendré militares que no desobedecerán mis órdenes, serán soldados perfectos" me dijo en mi transe.

Si podía escucharlo, pero no podía hablar sin que el me lo permitiera. Lo único que hizo que poco a poco recuperara la autoridad en mi cuerpo es que no me quito el pedazo de cerebro.

Cuando por fin recupere todos mis sentidos, me entró el miedo de que quizás se volviera loco e hiciera soldados como los que hizo la URSS.

Así que en un intento desesperado por evitarlo, robe la computadora, huyendo para dejársela a la única persona en la que podía confiar.

- ¡Dinamarca! - corrí en la lluvia alcanzándolo antes de que llegara a su casa.

- Interpol, que sorpresa - Dina me sonrió de lado, hasta que me vio agitado y me tomo de los brazos.

Le conté todo, hasta el mínimo detalle, entregándole la computadora.

- Pero... ¿que hago con esto? - sacudió la cabeza - ¿Que te pasará a ti?.

- Guárdala, escóndela, si sientes que sospechan de ti dásela a otra persona, pero no permitas que Estado Unidos la tenga - tartamudee - Yo estaré bien.

- ¿Estás seguro? - puso la computadora a un lado, tomándome los hombros.

- Dinamarca no estoy seguro - le tome las mejillas - Prométeme, por favor prométeme que no permitirás que nadie la tenga, se que puedo confiar en ti.

- Tu prométeme que volverás - me tomo las mejillas igual.

- Lo haré, lo haré te lo prometo - le di un beso en la frente, abrazándola lo más fuerte que pude, quizás así jamás sentiría que la deje ir.

Regrese corriendo a la base, viendo helicópteros rodearla, militares armados saliendo y entrando de esta con las alarmas sonando como si fuera alarma sísmica.

En cuanto me vieron, todos gritaron, corriendo para alcanzarme.

Yo fui más veloz, huyendo y esquivándolos como si estuviéramos jugando a atraparnos.
Pero al final de cuentas, uno no puede huir por mucho.

Me atraparon, llevándome en lancha a un lugar apartado de la ciudad.
Me encadenaron como si fuera un animal, colgándome de cabeza arriba de la lancha como cerdo recién cortado en una carnicería.

- ¿Donde está la computadora? - Estados Unidos me pregunto - Se que la tienes.

- No se de que me hablas - le vocifere.

- Mentiroso, si sabes de lo que hablo, confiesa dónde está - me insistió.

- NO - le grite.

Se quedó en silencio, cerrando los ojos y suspirando.
Miro a FBI y a CIA, ambos parados viéndome con expresiones de dolor.

- Te voy a dar una oportunidad más para decirme dónde está, todo puede volver a la normalidad - Me insistió tartamudeando.

- No... no permitiré que hagas lo mismo - sacudí la cabeza.

- Entonces... - miro abajo, pensándolo un poco, hasta que por fin gritó - Tírenlo.

- NO - CIA gritó estirando su mano hacia mi.

Pero no pudo atraparme, la cadena me dejó caer, el peso de estas hundiéndome hasta el fondo Del Mar.
Aguante la respiración lo más que pude, dando mi mayor esfuerzo para subir a superficie y respirar.

Mis esfuerzos fueron en vano, sólo permití que la corriente me lleve, poco a poco tocando fondo, mis pulmones llenándose de agua y mis ojos dejando de ver claramente.

- Oye chico - una voz me levantó, sacudiendo mis hombros, era Ártico que me encontró al fondo en uno de sus paseos - Despierta vamos, no te mueras.

- No se vaya a atragantar cuando escupa - Indicó hablo asustada.

Fui rescatado por ellos, llevándome a ver a Antártico, que me acepto sin preguntarse dos veces.
Solo le conté mi historia y fue suficiente para creerme.

Hasta el día de hoy siento que les debo la vida, les debo el que me dieran una segunda oportunidad de poder hacer el trabajo para lo que fui creado.

Salvar gente y atrapar criminales.

Hemos hecho un increíble trabajo deshaciéndonos de cazadores de ballenas y focas, limpiando mares y ayudando al mar desde las sombras.

Ahora con Suecia aquí, sentía que quizás podría devolverle el favor a Dinamarca por ayudarme, jamás escuché que la información saliera, así que hizo un buen trabajo.

- No intentes ser un héroe otra vez - Antártico me susurró viéndome acostado en el sofá - la última vez que lo fuiste, Ártico te salvo de vivir ahogado para siempre.

Y si, tomar el riesgo significaría que Estados Unidos crea que estoy vivo y vuelva a intentar matarme.

¿Pero que más podía perder?.

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