Venezuela (Dalila)

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Mi nombre es Dalila, y soy la secretaría de Iraq desde hace unos años.

Empecé a trabajar con él por necesidad, ya que tenía que mantener a mi familia, de la cual todas somos mujeres. Los del pueblo dicen que Dios nos castigó al quitarnos a apá y a mi hermano en un accidente.

Pero no creo que sea castigo, sino una oportunidad.

Iraq es un buen hombre, paga bien, a veces es regañón y se pone de malas fácil, pero tiene un buen corazón.

Bueno... hasta cierto punto, y con ciertas personas.

- MALDITA SEA VENEZUELA, SI NO SABES USAR LA LAVADORA NO LA USES - mi jefe le gritó a su amigo.

- Ni que se fuera a romper - el chico levantó una espátula para defenderse.

- SI LA ROMPISTE - Iraq tomo un florero y se lo aventó enojado - TE VOY A COBRAR.

Observe toda la escena desde unos pasos, viendo como se aventaban de todo como una pareja de casados.

Zapatos, cojines, tenedores, cuchillos y ollas volaron entre ellos, no me sorprendería si se matan en una de sus peleas.

- ¡VEN AQUÍ! - Mi jefe lo persiguió por toda la casa por romper un pedazo de pared con una olla caliente.

Llame a unos albañiles para que vengan a arreglar la pared.
Se escuchó el golpe de ambos cayendo al suelo mientras se jalaban del cabello y se mordían el brazo.

Esta navidad decidí trabajar horas extras para comprarle un buen carro a mi mamá y que no tenga que ir en taxi a su trabajo.

Pero ahora estaba replanteándome si fue una buena idea.

- SUÉLTAME - Iraq le gritaba al chico que le mordía la mano.

- SUELTAME PRIMERO - el otro chillo mientras le jalaban el cabello.

Desde que ese hombre llegó, Iraq a estado más irritado que de costumbre, pero no lo culpo, si es un poco chillon y suele dar dolores de cabeza con su voz.

- Jefe - susurre temerosa.

Ambos levantaron la vista hacia mi, intimidándome un poco.

- Ya llame a unos albañiles para que reparen la pared.

- Gracias Dalila, eres un encanto - se giró de regreso a él enojado - ¿Ves lo que ocasionas?, ahora tengo que pagar para que arreglen mi pared.

- Como si te faltara dinero chico rico - se levantó del suelo quitándose el polvo de encima.

- Tienes cita con una clienta en el restaurante Oceanair - cheque su calendario.

- Bien entonces me baño - se giró con el chico - No hagas nada estupido mientras no estoy.

- No prometo nada - sonrió, viendo como se metía al baño para arreglarse - Entoncessss... Dalila, ¿cierto?.

Asentí checando el calendario para ver qué faltaba.

- Soy Venezuela - se presentó estirando la mano.

- Un gusto - la sacudí, sintiendo polvo entre sus dedos, algo que me da mucho asco.

- Tu jefe es un gruñón de huevos - se burló.

- Tu sacas lo peor de él - susurre.

Iraq salió con un traje, tomando las llaves y chiflando para avisarme que ya se iba.
En cuanto cerró la puerta a Venezuela se le hizo una sonrisa tenebrosa

- ¿Y si le arruino su Cita? - vociferó macabramente.

- NO - me puse en la puerta para evitar que salga - ES DE TRABAJO, NO TE METAS,

- Ay solo una bromita chiquita - puso sus manos en mi hombro.

Le di un codazo en la costilla, tumbándolo al suelo mientras tosía.

Hombres... nefastos de verdad.

Iraq regreso de su cita horas después, aventando una carpeta a la mesa mientras yo estaba sacando cuentas de gastos generales.

- Regresaste tarde - Venezuela vociferó enojado, con una copa de vino en la mano.

- Pues... si - Iraq se encogió de hombros.

- YA SABÍA QUE ERAS COMO TODOS LOS DEMÁS - le gritó indignado - UN PERRO ASQUEROSO.

Ambos levantamos la mirada atónitos, ¿y a este que le pico?.

- Me cambias por alguien más joven - se limpió una lagrima falsa.

Ambos suspiramos girando los ojos, otra vez estaba haciendo drama falso para divertirse.

- TE ASEGURO QUE NO ENCONTRARÁS A ALGUIEN MEJOR QUE YO - se fue corriendo al cuarto dramáticamente - HOY DUERMES EN EL SOFÁ.

Iraq se giró hacia mi, con cara de "oh por Dios este chico me va a volver loco".  Asentí dándole mis más sinceros pésames.

Y si, durmió en el sofá mientras yo acababa de administrar las inversiones.

- No entiendo Iraq... tú no aguantas nada de nadie y le sigues la corriente a ese chico - me masajee la sien.

- Es complicado.

- Y le compras cosas como si fuera tu sugar baby - me burle.

- No es mi sugar baby - gruño - No hemos cogido.

- Pues no se que amarre te hizo para que lo soportaras - saque una calculadora para sacar cifras más grandes.

- Ni uno... solo... no se - se encogió de hombros - Me recuerda a mi en mi juventud.

- Cuidado que ya llegó el fósil - bromeé.

Me dio un golpecito leve en el hombro

- Esta solo, no tiene a nadie con quien pasar navidad y se supone es una fecha familiar, no se, me recordó a mi en mis ultimas navidades cuando no había conocido a mis amigos militares, sólo no quiero que pase por lo mismo.

- Que generoso - me levante entregándole los papeles - Aquí esta mi trabajo del día.

- Muchas gracias - lo tomo - Ya puedes retirarte el sobre con dinero está en la mesa.

- Gracias señor, buenas noches - me levante, tomando el sobre y abriendo la puerta, dándole un último vistazo a Iraq antes de irme.

Ya no estaba en el sofa, seguro se había regresado al cuarto.

Ay Dios, ¿a quien quiere engañar?.

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