Suecia

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- ¿De verdad te vas? - Ártico le pregunto a Interpol, viendo cómo empacaba cosas.

- Tengo que regresar a Suecia con su hermana y asegurarme de que ambas estén bien - cerró la mochila.

- Tan siquiera quédense a desayunar - Atlantico se acercó a Interpol - No te vayas así nada más.

Mi estómago rugía de hambre, así que no me quejaba si me querían dar de comer.
Nos sirvieron paella, era una delicia, me comí todo mi plato en una sentada.

No me había fijado que los océanos cada que cortaban un animal o planta, rezaban. Supongo ellos eran de los creyentes de que si las tierras les dan algo, ellos tenían que agradecer y devolver.

- Nunca te conté de la vez que Interpol me saco de una red - Ártico se sentó en la mesa viéndome.

- No... ¿que pasó? - mi interés se enfocó en él.

- Estaba intentando salvar unas orcas de una red y me quede atorado ahí por accidente - se empezó a reír avergonzado - Al día siguiente llegaron los pescadores y me encontraron, pensaron que era una sirena o algo parecido, cuando intentaron llevarme, Interpol los mato a todos.

- Es muy fuerte - Pacífico susurro - Más de lo que aparenta.

- Chicos por favor, no la asusten - Interpol murmuro.

- Ya asustas con esa cara - Indicó se burló, a lo que él respondió dándole un golpecito en el hombro.

- ¿Y que es de los representantes terrestres? - Pacífico me pregunto - Han de tener historias interesantes.

- Bueno... ahora hay disputas entre nosotros - me sobe los nudillos.

- ¿Cuando no? - Ártico comentó - Estar entre humanos los corrompe.

- Bueno es solo una teoría que tenemos - Pacífico aclaró - Creemos que la raíz del mal son los seres humanos.

- Pero hay gente buena, deberían intentar llevarse con los representantes - le di una cucharada a la paella, acabándomela.

- No gracias chica - Ártico sonrió - No nos interesa, estamos bien.

La puerta de unos de los cuartos de arriba se abrió, lentamente bajando Antártico, que miraba a todos comiendo un poco adormilado.

- Buenos días jefe - Ártico saludo.

Él solo asintió, caminando hacia la cocina a servirse.
Cada que él llegaba, el ambiente se ponía tenso, como si todos tuvieran que cuidar lo que decían cuando estaba presente.

- ¿Entonces si te vas? - Antártico rompió el silencio mirando a Interpol.

Todos nos giramos a él, se veía casi harto por la pregunta.

- Si, tengo que regresar a Suecia a su casa - suspiro.

- Te van a matar - lo interrumpió - No me responsabilizo de eso.

- Eso es lo que voy a evitar - se rasco la cabeza nervioso.

Aventó el plato de lado, haciendo que Interpol se levantara de su asiento como un resorte, mirándolo confundido.
Pero Antártico estaba furioso, daba más miedo aún con el parecido que tenía con un oso polar.

- Eres necio, muy necio - le gruño, casi escupiéndole en la cara con cada siseo - Si te atrapan, si te matan, nadie irá a rescatarte, YO NO IRÉ A SALVARTE.

Representantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora